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Todo lo que es negativo, todo lo que mortifica la dignidad del hombre, todo lo que obstaculiza la venida del Reino de Dios se opone a la construcción de ese Reino. Se opone al Reino, la violencia, el hambre, la muerte, la guerra, la pobreza que oprime, la opresión política y social, etc.
En la sociedad de hoy existen muchas opresiones que impiden la extensión del Reino de Dios. Buscar el Reino de Dios significa luchar contra estas situaciones negativas. Jesús dice: “Buscad el Reino de Dios y su justicia…”. Dios parece que está ausente y que se ha olvidado de la humanidad sufriente. Está callado. La respuesta del profeta es clara: aunque la madre se olvide de su hijo, Dios nunca se olvida de los suyos. Jesús nos propone que echemos un vistazo a los pájaros y a los lirios del campo. Muchas veces nos interrogamos cómo Dios puede permitir las catástrofes naturales y el mal que existe en el mundo. A pesar de todo, nuestra vida tiene sentido. Tenemos un padre que está en los cielos. Hoy las lecturas no pretenden responder a estos interrogantes. Nos invitan a confiar en Dios. Cristo nos ofrece unos criterios de conducta. Jesús nos enseña a buscar el Reino de Dios y a relativizar los bienes materiales. Buscar un equilibrio sereno es la meta de todo cristiano.