Materiales Evangelización

Catequesis del Papa sobre el Discernimiento

Desde el miércoles 31 de agosto de 2022 hasta el miércoles 04 de enero de 2023, el Papa Francisco ha ido obsequiándonos, en la audiencia general, con una serie de catequesis sobre el discernimiento.

Han sido un total de 14 catequesis en las que se han abordado los siguientes temas:

  1. ¿Qué significa discernir?

Es muy importante aprender a discernir, porque cada acción que realizamos, especialmente en los momentos cruciales de nuestra vida, tienen consecuencias trascendentes para uno mismo, para los otros y para el mundo. Así aprendemos a conocernos, y a conocer y amar lo que es bueno en cada momento. Dios quiere que ejercitemos la libertad que Él mismo nos ha dado, construyendo nuestra vida con cada decisión, lo que se convierte en una tarea exigente. Él nos sostiene en este camino, y quiere ser amado desde la libertad, y no imponiendo su voluntad.

  1. Un ejemplo: Ignacio de Loyola

Ignacio fue descubriendo que en su interior había una alternancia de pensamientos. Cuando pensaba en las cosas del mundo se sentía fascinado, pero después todo eso lo dejaba vacío. En cambio, cuando pensaba en las cosas de Dios, aunque al principio le suscitaba cierta resistencia, finalmente experimentaba una profunda paz y alegría. Por eso, san Ignacio recomendaba leer las vidas de los santos, porque nos ayudan a ver cómo actúa Dios en nuestra propia existencia y en nuestra historia concreta.

  1. Los elementos del discernimiento. La familiaridad con el Señor

En esta catequesis sobre el discernimiento reflexionamos acerca de uno de sus elementos constitutivos, que es la oración. La oración es indispensable para el discernimiento espiritual, porque nos permite entrar en intimidad con el Señor, ser sus amigos, y así poder reconocer lo que a Él le agrada. Esta relación íntima o familiar con Dios también nos ayuda a alejar los miedos y las dudas que pueden turbar nuestro corazón cuando nos disponemos a cumplir su voluntad.

  1. Los elementos del discernimiento. Conocerse a sí mismo

Para discernir es importante, además de rezar, que nos conozcamos a nosotros mismos. Conocerse a sí mismo —nuestra personalidad, nuestros deseos más profundos— puede resultar fatigoso. Pero, aunque cueste, el hecho de detenernos y profundizar en lo que hacemos, sentimos y pensamos nos ayuda a caer en la cuenta de todo aquello que nos condiciona y que limita nuestra libertad para dar la vida por Cristo y ser así verdaderamente felices.

  1. Los elementos del discernimiento. El deseo

Hoy nos centraremos en el deseo, que no debemos entender como algo coyuntural y pasajero, sino como algo que dura en el tiempo y guía nuestra vida. A diferencia de una emoción efímera, el deseo no desaparece ante las dificultades, y nos exige renuncias a otras cosas para conseguirlo. Esto significa que se centra en algo que, aunque todavía no poseemos, lo conocemos y sabemos que nos falta. En definitiva, es el anhelo de perfección que nunca tendrá cumplimiento en esta tierra.

  1. Los elementos del discernimiento. El libro de la propia vida

Podemos decir que nuestra vida es como un libro que vamos escribiendo cada día, y cuando nos detenemos a “releer” el camino que hemos recorrido —tanto los momentos de “consolación” como de “desolación”— descubrimos la acción de Dios, que obra discreta y silenciosamente en nuestra propia existencia.

  1. La materia del discernimiento. La desolación

Todo lo que hacemos tiene una connotación afectiva, y es necesario reconocer —o sea, discernir— lo que “se mueve” en nuestro interior, porque Dios habla al corazón. Cuando los movimientos interiores se caracterizan por la turbación, la tristeza y las tentaciones; cuando sentimos que perdemos la esperanza y nos alejamos de Dios, estamos experimentando la desolación.

  1. ¿Por qué estamos desolados?

La desolación es también una llamada a la gratuidad, a no buscar jamás la gratificación emotiva. Esta es la base de una relación auténtica y madura con Dios y con los demás; nos lleva a aceptar al otro por sí mismo y no por lo que me aporta o por interés.

  1. La consolación

La consolación espiritual es un don del Espíritu Santo que nos hace experimentar la presencia de Dios en nuestro interior, nos da alegría y paz, y refuerza en nosotros la fe, la esperanza y el deseo de hacer el bien. También nos da fortaleza en los momentos de prueba y nos impulsa a buscar a Dios sobre todas las cosas.

  1. La consolación verdadera

El enemigo actúa de manera engañosa y solapada, por eso es importante examinar el origen y la verdad de nuestros pensamientos, confrontarlos y aprender de las experiencias para no repetir los mismos errores en el futuro. Darnos cuenta de lo que nos pasa es un indicio de que la gracia de Dios está trabajando en nosotros y nos ayuda a crecer en libertad interior. La consolación verdadera nos confirma en el camino que Dios quiere para nosotros, dándonos alegría y paz.

  1. La confirmación de la buena decisión

Cuando tomamos una decisión, hay algunos signos que nos permiten ver si Dios confirma que vamos por el buen camino. Uno de los signos es la paz, una paz que dura con el paso del tiempo y nos da armonía y nos da fervor, aun en la cruz. Otro signo es la gratitud que experimentamos por los bienes recibidos de Dios, lo que nos lleva a vivir con más generosidad la relación con Él. También es importante cuando sentimos que hemos encontrado nuestro lugar en la vida, y eso nos permite afrontar con fortaleza los momentos difíciles que lleguen.

  1. La vigilancia

Una actitud esencial para que el proceso de discernimiento llegue a buen término es la vigilancia, saber lo que pasa dentro de nosotros. Jesús insiste mucho en que los discípulos permanezcan vigilantes, que no se duerman ni estén demasiado seguros de sí mismos, sino que estén atentos, porque el mal espíritu siempre aprovecha las ocasiones para “entrar en nuestra casa”, para meterse dentro del corazón y alejarnos del Señor.

  1. Ayudas que facilitan el discernimiento

Reflexionamos sobre algunos elementos concretos e indispensables que nos ayudan en el ejercicio del discernimiento. El primer elemento es confrontarse con la Palabra de Dios y la doctrina de la Iglesia. La Palabra de Dios no se impone, es discreta, nos pacifica; de ese modo, nos ayuda a entrar en nosotros mismos y a reconocer los deseos auténticos que el Señor ha puesto en nuestro corazón, distinguiéndolos de otras voces que pueden confundirnos y alejarnos de Él. Otro elemento importante que ayuda al discernimiento es vivir una relación afectiva con Jesús. La amistad con Dios nos hace experimentar su amor, su compasión y su ternura; y esto nos va transformando el corazón y nos mueve a imitarlo. Y, por último, recordemos que otro gran auxilio para la vida espiritual es el don del Espíritu Santo que habita en nosotros. Su presencia vivificante nos guía y nos instruye, nos ilumina en los momentos de oscuridad y nos anima a seguir adelante sin miedo, sostenidos por su amor.

  1. El Acompañamiento espiritual

Dejarnos acompañar, es decir, confrontar nuestra vida con otra persona que tenga experiencia en este ámbito, estando abiertos —tanto el acompañado como el acompañante— a la acción del Espíritu Santo, es de gran ayuda para conocernos a nosotros mismos y poder así desenmascarar engaños, confusiones o dudas que impidan nuestro seguimiento del Señor.

 

👉 Puedes descargar el pdf con las catequesis del Papa Francisco:
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– El Discernimiento

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DOMUND 2022: «Seréis mis Testigos»

La Jornada Mundial de las Misiones se llama en España Domund. Es el día en el que la Iglesia reza especialmente por la evangelización en el mundo, y nos recuerda que todos estamos llamados a participar activamente en la misión.

Este año el Domund cumple 200 años al servicio de la misión con el lema: «Seréis mis Testigos».

La Jornada del Domund es una llamada a todas nuestras comunidades, a cada uno de nosotros, a seguir tomando conciencia de nuestra necesidad de ser testigos, en el mandato e invitación de Jesús a anunciar la Buena Noticia.

«Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra» (Hch 1,8).

Jesús, antes de su Ascensión al cielo, envió a sus discípulos a anunciar el Evangelio. Ellos dieron testimonio, incluso con su vida, e iniciaron una cadena de testigos que ha permitido que la Buena Noticia se haya extendido a lo largo del tiempo y del espacio.

El papa Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones  nos invita a profundizar y vivir nuestra dimensión misionera, porque cada uno de nosotros como cristianos estamos llamados a ser misioneros y testigos de Cristo:

La esencia de la misión es dar testimonio de Cristo, es decir, de su vida, pasión, muerte y resurrección, por amor al Padre y a la humanidad. Nosotros, por nuestro bautismo, somos testigos de la resurrección hasta los confines de la tierra, que nos debe impulsar a ir siempre más allá de los lugares habituales para dar testimonio de Él”.

El Santo Padre recuerda que “la relación de Jesús con sus discípulos, su humanidad que se nos revela en el misterio de la encarnación, en su Evangelio y en su Pascua nos hacen ver hasta qué punto Dios ama nuestra humanidad y hace suyos nuestros gozos y sufrimientos, nuestros deseos y nuestras angustias”.

“Todo en Cristo nos recuerda que el mundo en el que vivimos y su necesidad de redención no le es ajena y nos convoca también a sentirnos parte activa de esta misión: `Salgan al cruce de los caminos e inviten a todos los que encuentren’. Nadie es ajeno, nadie puede sentirse extraño o lejano a este amor de compasión”.

«Queridos hermanos y hermanas, sigo soñando con una Iglesia totalmente misionera y una nueva estación de la acción misionera en las comunidades cristianas. Y repito el deseo de Moisés para el pueblo de Dios en camino: «¡Ojalá todo el pueblo de Dios profetizara!» (Nm 11,29). Sí, ojalá todos nosotros fuéramos en la Iglesia lo que ya somos en virtud del bautismo: profetas, testigos y misioneros del Señor. Con la fuerza del Espíritu Santo y hasta los confines de la tierra. María, Reina de las misiones, ruega por nosotros.» (Papa Francisco»)

Hoy Jesús sigue enviándonos a dar testimonio.
El Domund es la gran oportunidad para participar activamente en la misión universal de la Iglesia.

Os invitamos a leer el mensaje del papa Francisco 👉  MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2022

Mas información y testimonios de misioneros puedes encontrar aquí 👇👇👇

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Asamblea Parroquial

El sábado 15 pudimos disfrutar de nuestra ‘Asamblea parroquial’; es decir, un encuentro de inicio de curso, en el que pudimos compartir como comunidad parroquial momentos lúdicos y momentos de oración, formación, planificación; de diálogo y escucha…

El centro de la asamblea fue la Palabra de Dios, iluminándonos el texto bíblico Isaías 50 y desde este tuvimos una mirada a lo que será el lema parroquial que nos acompañará a lo largo del curso 2022/2023:

«UNIDOS Y ENVIADOS CON ALEGRÍA».

Os preguntaréis por qué este lema, muy sencillo, deseamos caminar desde las invitaciones que tanto a nivel eclesial como a nivel diocesano nos hacen el Papa Francisco y el Cardenal Carlos Osoro.

El Papa Francisco con la exhortación apostólica ‘Evangelii Gaudium’ (La alegría del Evangelio), sobre el anuncio del evangelio en el mundo actual, y nuestro arzobispo Carlos Osoro con la carta pastoral ‘A la misión: retornar a la alegría del Evangelio’ nos invitan a renovar nuestro encuentro personal con Jesucristo, el primer y más grande evangelizador y desde aquí ser evangelizadores con Espíritu.

Llegó el momento de planificar y para ello, como párroco, propuse realizar el «Itinerario de Evangelización» al que nos invita el Papa Francisco, este es un itinerario cíclico que consta de cinco etapas. Para poder planificar lo primero es preguntarnos como individuos y como grupo ¿DESDE DÓNDE HACEMOS LO QUE HACEMOS? (una interesante pregunta que nos ayuda a conocernos mejor como grupo y a realizar un discernimiento evangélico).

Os contamos algunas pinceladas del itinerario parroquial; recordando que, todo sea reflejo de Dios a quien alabamos, la persona concreta a la que servimos y la iglesia que deseamos:

  1. PRIMEREAR: La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor (cf. 1 Jn 4, 10); y, por eso, ella vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva. ¡Atrevámonos un poco más a primerear!

⇒ Tras buscar un texto bíblico que nos inspire como grupo, ¿Cómo salir y evangelizar para brindar misericordia desde nuestra propia experiencia y la experiencia del grupo?

  1. INVOLUCRARSE: La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz.

⇒ ¿Qué acciones concretas (gestos, actividades, actitudes) nos proponemos para ser evangelizadores con olor a ovejas?

  1. ACOMPAÑAR: la comunidad evangelizadora acompaña a la humanidad en todos sus procesos, por más duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites.

⇒ ¿Qué actitudes con necesarias para acompañar a los de nuestro grupo? ¿quiénes son los más necesitados de nuestro grupo? De las personas a las que servimos ¿quiénes necesitan más acompañamiento?

  1. FRUCTIFICAR: La comunidad evangelizadora siempre está atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña.

⇒ ¿Nos damos a los demás poniendo nuestro énfasis, no tanto en lo que hacemos, sino en las actitudes (frutos del Espíritu): amor, gozo, paz, paciencia, modestia, …?

  1. FESTEJAR: la comunidad evangelizadora gozosa siempre sabe «festejar». Celebra y festeja cada pequeña victoria, cada paso adelante en la evangelización. La evangelización gozosa se vuelve belleza en la liturgia en medio de la exigencia diaria de extender el bien.

⇒ ¿Cómo lo vamos a celebrar? (celebraciones comunitarias y propias del grupo)       

Para responder a la pregunta inicial, ¿desde dónde hacemos los que hacemos? entre todos, y guiados por el Espíritu Santo, hemos elegido palabras claves que nos iluminen en nuestro itinerario:

También hemos respondido a ¿qué Dios?, ¿qué iglesia?, ¿qué persona?

P. Luis Murillo

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Carta Pastoral de D. Carlos Osoro «A la misión: retornar a la alegría del Evangelio”

“Se trata de que todos entremos con palabras, obras y gestos en la vida de quienes tenemos que evangelizar”, así nos invita nuestro arzobispo Carlos Osoro en la Carta Pastoral 2022 – 2023 donde marca las líneas de actuación, como comunidad cristiana, para este curso que acabamos de comenzar.

En esta ocasión, don Carlos Osoro alude a la parábola del Hijo Pródigo – o padre misericordioso, como él prefiere enfocarlo-, para hablarnos de la capacidad y la necesidad de acoger, de evangelizar con obras de Amor a quienes se hayan marchado, a quienes nunca han entrado o a quienes están.

El cardenal nos invita a reflexionar sobre cómo vive cada uno la vida y cómo se acerca y acompaña a los hombres distanciados de Dios y de la Iglesia en las circunstancias concretas de su vida.

«¿Cómo hacer posible que todos entiendan que nadie queda excluido de la alegría regalada por el Señor?».

Hay una respuesta: seguir el ejemplo del padre de la parábola, que dio libertad a sus hijos, pero se mantuvo muy cerca de ellos en vida y corazón.

La Iglesia «no puede dejar a nadie de lado y tiene que acercarse a todos».

Con las palabras del cardenal estamos invitados a sumarnos como discípulos de Jesús, a evangelizar con nuestras palabras y acciones y a acoger como el padre misericordioso, sin “dejar a nadie de lado”.

«No tengamos miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, a todas las periferias existenciales».

Os invitamos a leer la carta pastoral de arzobispo Carlos Osoro ➡️ Carta Pastoral 2022 – 2023

 

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Sí a la familia y sí a la vida

Representantes de la Iglesia en todo el mundo se unirán en el Vaticano, del 22 al 26 de junio, en el X Encuentro Mundial de las Familias (EMF) que se celebra con el lema, “El amor familiar: vocación y camino de santidad”.

Con este Encuentro se cierra el Año “Familia Amoris Laetitia” que se abrió el 19 de marzo de 2021, con motivo del 5º aniversario de la publicación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia (más información de Conferencia Episcopal Española  ➡ Año «Familia Amoris Laetitia»)

Con este motivo compartimos una Nota de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida:

«Del 22 al 26 de junio se celebra en Roma el X Encuentro Mundial de las Familias; un encuentro que ha tenido que aplazarse un año por los efectos de la pandemia y que ahora no sólo tiene lugar en Roma, sino que, según lo establecido por el Papa Francisco, es «multicéntrico y generalizado».

El Santo Padre manifestó en su mensaje del 2 de julio de 2021 que, en las convocatorias anteriores, “se percibía el Encuentro como una realidad lejana, a lo sumo seguida por televisión, o desconocida para la mayoría de las familias”. Esta vez se seguirá una modalidad inédita, y “será una oportunidad de la Providencia para realizar un evento mundial capaz de involucrar a todas las familias que quieran sentirse parte de la comunidad eclesial”.

El tema del encuentro es ‘El amor familiar: vocación y camino de santidad’, y busca mostrar la belleza y la felicidad del amor en la familia. En medio de las crisis culturales y sociales actuales, el anuncio de la familia sigue siendo una alegría y una esperanza para todos pues, como afirma el Papa, “nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorece a la sociedad. Ocurre lo contrario: perjudica la madurez de las personas, el cultivo de los valores comunitarios y el desarrollo ético de las ciudades y pueblos”. Y luego recuerda que “el matrimonio va más allá de cualquier moda pasajera y persiste. Su esencia está arraigada en la naturaleza misma de la persona humana y de su carácter social”. Formar una familia significa “ser parte del sueño de Dios, uniéndose a Él en la construcción de un mundo donde nadie se sienta solo” .

El Papa Francisco ha insistido reiteradas veces sobre el genuino valor del matrimonio y la familia cristiana; valor aún hoy más necesario, cuando constatamos que se va instaurando una cultura de la muerte. La familia es la célula de la cultura de la vida y de la civilización del amor. Por ello, invitamos a todos a participar en las diferentes celebraciones y actos proponiendo la maravilla de la familia cristiana y el respeto a la vida de todo ser humano desde su comienzo hasta su final.

Son muchas las actividades programadas por la diferentes diócesis y movimientos eclesiales para mostrar este sí a la familia que es también sí a la vida, ya que la propuesta de la familia cristiana va unida a la transmisión y defensa de la vida. Animamos a todos a promover el sí a la vida y expresamos nuestro apoyo en favor de quienes tienen derecho a nacer y a ser acogidos por sus padres con amor; en favor de las madres, que tienen derecho a recibir el apoyo social y estatal necesario para evitar convertirse en víctimas del aborto; en favor de la libertad de los padres y de las escuelas que colaboran con ellos para dar a sus hijos una formación integral, que otorgue la necesaria importancia hoy a la educación afectiva y sexual, de acuerdo con unas convicciones morales que los preparen de verdad para ser padres y acoger el don de la vida; en favor de los cuidados paliativos y de la libertad de conciencia; denunciando las situaciones en las que se ve amenazada, como se sigue constatando en diversas formas de esclavitud, en la trata de personas o en las condiciones laborales abusivas.

En definitiva, alentamos a todos los católicos a promover la defensa de la vida, denunciando los proyectos legislativos que atentan contra ella y confunden la injusticia con el derecho. Animamos así, con todos los cauces que permite una sociedad democrática, a movilizarse en favor de la vida y a buscar con creatividad nuevos modos de instaurar esta necesaria cultura del cuidado que la promueva y proteja.»

Más información se puede encontrar en el siguiente enlace:  X Encuentro Mundial de las Familias

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Día de Caridad Cáritas

Desde la familia de Cáritas Diocesana de Madrid, preparamos con ilusión nuestro ‘día grande’, el Día de la Caridad, que no es otra cosa que celebrar la presencia de Cristo en nuestras vidas y hacerla presente en forma de Amor.

Ese día los cristianos rememoramos el amor infinito y apasionado de Dios por la humanidad y por cada hombre y cada mujer en concreto. Nuestra labor como obra social de la Iglesia es, como dice nuestro lema del Día de Caridad, estar «Cerca de las personas» para acompañarlas, para que sus vidas sean justas y dignas, para que se sientan queridas y valoradas.

La ‘cercanía’ es una de las notas más entrañables de nuestro Dios. Se aproximó tanto a nosotros que, en Jesús, se hizo literalmente prójimo. Era el mejor modo de revelarnos en plenitud el rostro del Padre. Con los discípulos de Emaús, sigue caminando a nuestro lado y compartiendo con nosotros presencia y cercanía reales en el banquete del Cuerpo entregado y la Sangre derramada.

Por eso el próximo 18 de junio, los voluntarios de Cáritas saldremos a las calles de Villalba para acercarnos a las personas que más nos necesitan, para que sepan que estamos aquí y en qué podemos ayudarles. Ahí les informaremos acerca de los recursos y servicios que ofrecemos a las familias, que van mucho más allá de la ayuda asistencial, pasan por el acompañamiento integral y el apoyo a la formación, la búsqueda de empleo o vivienda.

Queremos mostrar la cercanía de Dios y la de su Iglesia ante el dolor y la precariedad. Somos muchísimo más que una bolsa de comida o una cantidad de dinero. Nos preocupan las personas con sus necesidades: las más evidentes y las ocultas que solo descubrimos cuando nos acercamos a ellos de corazón a corazón.

La esencia de Cáritas no son las ‘cosas’ que damos, sino los encuentros preciosos que generamos, los valores que tratamos de inyectar a nuestra sociedad y, sobre todo, el Evangelio que queremos contagiar.

También estaremos presentes para mover la solidaridad, invitando a quienes lo deseen a solidarizarse y colaborar con Cáritas, ya sea en la cuestación con su aportación económica, o sumándose a la acción socio caritativa de la Iglesia.

Nuestras puertas están abiertas a la fraternidad y a la solidaridad. Tenemos la misión y la obligación de contagiar la alegría del Evangelio. Y tenemos la dicha, y también la responsabilidad, de compartir nuestra manera de Amar al otro.

 

«Seamos ejemplo de compasión y ternura practicando cada día con gestos concretos el amor, la justicia y la fraternidad que inauguró Jesús». Papa Francisco

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Cierre de la fase Diocesana del Sínodo 2021 – 2023

“Id, amigos y hermanos. El Señor os envía como sembradores de la buena semilla del Reino. Ahondad en vuestra participación en el Misterio, para que la Comunión se afiance y ensanche y la Misión se adentre en la espesura de la historia, hasta que Él vuelva”. Con estas palabras del secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Mons. Luis Argüello, se ha concluido  la fase diocesana del Sínodo 2021-2023, “Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación y Misión”.

La Iglesia en España ha celebrado el sábado 11 de junio la Asamblea final del Sínodo en la Fundación Pablo VI, con la que se cierra la fase diocesana del Sínodo 2021-2023, “Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación y Misión”.

Han sido testigos de este gran acontecimiento de la Iglesia en España alrededor de 600 personas de todos los ámbitos eclesiales. Han estado presentes 58 obispos; el nuncio apostólico en España; 80 sacerdotes; 360 laicos; así como más de 100 representantes de la vida consagrada: religiosas y religiosos, monjas de clausura, miembros de Institutos seculares, vírgenes consagradas; y miembros de otras confesiones religiosas.

Ellos han representado hoy a los casi 220.000 implicados en este recorrido sinodal que comenzó a caminar el 17 de octubre de 2021.

El momento central del encuentro ha sido cuando se ha dado a conocer la síntesis final. Isaac Martín, laico de la diócesis de Toledo; Dolores García, presidenta del Foro de Laicos; y Olalla Rodríguez, laica de la Renovación carismática católica han sido las voces del equipo sinodal, que ha redactado este documento a la luz de todas las aportaciones que se han recibido desde las 70 diócesis, de la vida consagrada, movimientos, asociaciones y todos aquellos colectivos o personas individuales que han querido sumarse a esta invitación del papa Francisco.

Aquí dejamos el documento para información y reflexión ➡➡➡ SÍNTESIS SOBRE LA FASE DIOCESANA DEL SÍNODO SOBRE LA SINODALIDAD DE LA IGLESIA QUE PEREGRINA EN ESPAÑA Asamblea Final

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María Consuelo de Migrantes

Estamos terminando Mayo, el mes de María.  Seguimos rezando y reflexionando con letanías dedicadas a María, Nuestra Madre.

Hoy queremos compartir una reflexión sobre María, Consuelo de Migrantes.

María, consuelo de migrantes

Mater solacium migrantium, Madre, consuelo de migrantes, es una de las tres letanías lauretanas que el papa Francisco regaló a la Iglesia en 2020, rezada justo después de María como refugio de los pecadores.

Siguiendo la línea de su pontificado, marcado por reflexiones y compromisos eclesiales desde la misericordia, Francisco no se olvida de actualizar a María como camino hacia Jesús; ante la realidad y la llamada urgente hacia la humanización de todo lo que nos rodea, María como consuelo de migrantes es un toque de atención hacia aquello que forma parte de la esencia del cristiano: el ponerse en marcha.

La palabra latina “migrare”, de la cual deriva el latinismo “migrar” significa “moverse”, “trasladarse desde el lugar en el que se habita a otro diferente”.

María sabe bien lo que implica ese movimiento. Ella es la que se mueve en su vida para poner su realidad de joven embarazada en las manos de Dios, diciendo sí a lo que Él disponga; corre para ayudar a su prima Isabel, también embarazada; se desplaza y da a luz a su hijo en los márgenes de la sociedad; las palabras que dicen sobre Jesús se agolpan en su corazón; huye a Egipto, junto con José, para salvar al hijo que es perseguido por Herodes; marcha a Nazaret para vivir con su familia en la realidad cotidiana.

María se mueve en la fiesta y la alegría de la vida y se da cuenta de la necesidad de los invitados a una boda, y la Iglesia quiere ver a la madre dolorosa que acompaña a Jesús en su camino hacia la cruz y espera, con el corazón movido por la esperanza del Sábado Santo, la visita silenciosa del Resucitado a su madre.

María sabe mucho de movimiento interno, el de la mujer que pone su vida en manos de Dios sin saber qué va a ocurrir con ella y el de la madre que escucha sorprendida los elogios sobre su recién nacido, y de movimiento externo, el de la que está atenta en el servicio a los demás desde lo cotidiano y el de la madre que quiere lo mejor para su hijo y no duda en dejarlo todo para empezar de nuevo en otra región.

Seguramente, este movimiento externo es el que primero nos llega a la mente cuando nos acercamos a la Madre como consuelo de migrantes. El papa Francisco es especialmente sensible a la realidad de los que han tenido que desplazarse para comenzar una vida mejor fuera de su país, y con frecuencia recuerda que la presencia de estas personas, más débiles y vulnerables, con un aviso de Dios ante una vida acomodada e insensible a las necesidades ajenas. Estos migrantes son una llamada urgente a la caridad, la misericordia, a no excluir a ninguno de los hermanos en Jesús y a poner primero a aquellos que, quizá, no siempre pueden dan las gracias.

Pero María sabe también de consuelo en cada movimiento suyo que encontramos en los evangelios: el ángel que le reconforta cuando ella, joven y embarazada, no sabe qué va a ser de su vida, la ayuda que brinda a su prima Isabel, el refugio con la familia hasta que viajar a Galilea, el alivio al solucionar el problema del vino de los invitados a la boda, la compañía a su hijo en el dolor de la Pasión, la presencia y testimonio entre la primera comunidad cristiana,…

 

Tiene cabida, por tanto, actualizar la figura de María como alegría, alivio y consuelo en los
movimientos cotidianos de nuestra vida o en los que se deban realizar en situaciones
extremas. Porque ella, como madre del Dios que se encarna, lo vivió junto a Jesús; María, como consuelo de los migrantes es camino que nos acerca a un Señor siempre en movimiento.

 

 

Cada semana de mayo hemos compartido reflexiones de los feligreses de nuestra parroquia. Les damos gracias por este regalo de oración dedicada a nuestra Madre, que sostiene nuestra fe y anima nuestros corazones a abrirse al Espíritu.

 

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María Salud de los Enfermos

Seguimos rezando y reflexionando con letanías dedicadas a María, Nuestra Madre.

Hoy compartimos una reflexión de Virginia Conde Higuera, feligresa de nuestra parroquia, sobre María, salud de los Enfermos.

María Madre, salud de los enfermos

María sobre todo madre, modelo de cuidadora. Dios todopoderoso se deja gestar por ella, amamantar, acunar, asear…

¿No somos nosotros infinitamente más pequeños que Dios? ¿Cuántas veces arrastramos nuestras debilidades, heridas, nuestras dolencias físicas y mentales, nuestras incapacidades y discapacidades? Sufrimos en la soledad autosuficiente y no somos capaces de pedir ayuda, de dirigir nuestra súplica al auténtico consuelo.

La OMS define salud, no como la ausencia de enfermedad, sino como un estado completo de bienestar físico, mental y social. ¿Cuántas veces no estamos sanos a lo largo de nuestra vida? La pérdida de la salud o la ausencia de salud íntegra es inherente a la vida, nos acompaña en nuestra aventura vital. El ser humano necesitado de cuidados y agente, a su vez de cuidados.

María, madre atenta y solicita a las necesidades de Jesús, niño pequeño y vulnerable. También es capaz de seguir a Jesús adulto en un plano silente. Nunca desentendida de su maternidad. Su presencia, como pilar “discreto en la vida pública de Jesús”; seguramente sin entender lo que hacía su hijo, pero atenta y vigilante. Cuantas veces estaría preocupada por la “mala vida” que llevaba Jesús, las largas caminatas, malcomiendo o maldurmiendo; acercándose a enfermos impuros, tullidos y leprosos. Cuantas veces lo vería, con preocupación, subirse a las barcas en el mar de Tiberíades. Y ni que decir tiene de los insultos y las amenazas que recibía, incluso de muerte.

El dolor de madre no la paralizó, tampoco camino del calvario, con el corazón roto, crucificada ella también. Soportando lo insoportable, la tortura del hijo de sus entrañas. Pudo haberse derrumbado, pero se mantuvo firme a los pies de la cruz.

Todavía sacó fuerzas para recoger, también, en silencio obediente, la encomienda de maternidad universal: “Cuando Jesús vio a su madre y junto a ella al discípulo a quién él quería mucho, dijo a su madre: Mujer ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Desde entonces, aquel discípulo la recibió en su casa”. (Jn 19,26-27). Todos tenemos en mente, pues la iconografía que es muy rica, en imágenes de la Piedad. El cuerpo maltratado e inerte de Jesús en brazos de la Madre.

No seamos desagradecidos y “hombres de poca fe”. Acojamos la vida como regalo, aparentemente tan imperfecto, con enfermedades, algunas tremendas, difíciles de entender y sobrellevar.

Agradezcamos la vida.
Agradezcamos el amor que Dios nos tiene.
Agradezcamos la humanidad de Jesús.
Agradezcamos y confiemos en los cuidados maternales que el Señor nos proporciona de manos de María.
Agradezcamos y confiemos en la intercesión de María por nuestra salud y la de todos los enfermos.

No nos olvidemos nunca de su presencia discreta y eficaz, como en las bodas de Caná: “En esto se acabó el vino, y la madre de Jesús le dijo: Ya no tienen vino. Jesús le contestó: Mujer, ¿por qué me lo dices a mí? Mi hora aún no ha llegado. Dijo ella a los que estaban sirviendo: Haced lo que Él os diga». (Jn 2, 3-5)

Hagamos lo que Él nos diga. 

 

Agradecemos a Virginia Conde Higuera por haber compartido con nosotros sus palabras dedicadas a la Madre de Dios, María Salud de los Enfermos.

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María Reina de la Paz

Seguimos rezando y reflexionando con letanías dedicadas a María, Nuestra Madre.

Hoy queremos compartir una reflexión de nuestra Raquel Gil, sobre María, Reina de la Paz.

María, Reina de la Paz

Llevamos muchos días viviendo momentos tristes cuando nos informan sobre el conflicto de Rusia con Ucrania y vemos las consecuencias de la guerra en los fallecidos, familias separadas por desplazamientos, la destrucción material de las ciudades,… pero en el mundo hay otros conflictos que casi nadie recuerda como Afganistán, Etiopía o Yemen. En todas las guerras que estallan no hay ganadores y perdedores, unos pierden más que otros, pero todos pierden.

Y todas las guerras tienen el mismo origen: el endurecimiento del corazón del hombre, que se aleja de Dios; el hombre quiere ser como Él y decidir que está bien y que está mal sin tenerle en cuenta, y la soberbia te hace pensar que los demás son inferiores y por lo tanto vencibles te impide ver que los demás son como tú.

Todos podemos tener la tentación de iniciar una guerra a pequeña escala (familiar, de amistad, parroquial, laboral) que empieza por creer o querer tener la razón y que, a veces, duran tanto que nadie se acuerda como empezaron y se convierten en guerras muy difíciles de finalizar.

Invocar a María, Reina de la Paz, nos debe llevar a tener la capacidad de mirar a los demás como hermanos, como iguales, y favorecer el dialogo antes que el enfrentamiento. Un sacerdote amigo siempre nos decía que es mejor amar que tener razón.

En el rezo del Rosario a María la invocamos, de entre otras muchas formas, como Reina de la Paz porque su corazón estaba lleno de la paz del Señor: recordamos a María en La Anunciación que se turba pero no pierde la paz de su corazón, y escucha las palabras del Ángel y las acoge dentro de sí.

En las apariciones de Fátima en 1917, la Virgen pidió a los pastorcitos que rezaran todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra. Esa petición sigue vigente y cada día tenemos que rezar para que la paz se alcance en todas las naciones, en todos los gobernantes, en todas las familias…

Todos deseamos vivir en un mundo donde haya paz, donde las noticias no sean violencia y maltrato sino gestos de ayuda y hermanamiento.

En este mes de mayo miremos a María, como Reina de la Paz, para que ella nos ayude a que nuestro corazón y nuestros actos favorezcan siempre la paz. Como dijo Santa Teresa de Calcuta: “no necesitamos pistolas y bombas para traer la paz, necesitamos amor y compasión.”
Virgen María, te pedimos: ¡que reine la paz!

 

Muchas gracias Raquel por haber compartido tus palabras con nuestra comunidad parroquial.

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