El 25 de enero celebramos la fiesta de la conversión de san Pablo y nos gustaría compartir unas pinceladas sobre la conversión, por si nos ilumina para que cada uno de nosotros también vivamos un proceso de conversión que nos acerque más a Jesús, el Señor, y nos predisponga para la evangelización en aquellos lugares donde Dios nos habla.

Tal vez pensemos, si nos comparamos con san Pablo que nuestra historia de conversión no es extraordinaria, ni impactante; no obstante, lo cierto es que la conversión empieza por nuestros pensamientos.

La palabra conversión tiene que ver con el cambio de mentalidad. Conversión es el giro que uno da cuando ve que se ha equivocado, pero proviene del cambio de la mente.

Generalmente, cuando uno quiere convertirse o quiere cambiar algo, uno procura cambiar las acciones, como por ejemplo no voy a mentir, no voy a robar, o voy a ser grosero,… es decir, ‘no voy a…’, el problema es que esto se vuelve cuesta arriba, porque el problema no es la acción que cometo, sino que el problema es el pensamiento que sostiene esa acción.

Dependiendo de cómo piense, así siento, y dependiendo de cómo sienta, así actúo; para cambiar mi forma de actuar debo empezar por cambiar mi forma de pensar. El cambio que se nos pide es cambiar la mentalidad, pensar como Jesús, para sentir como Jesús y actuar como Él.

Todos tenemos una manera de pensar, muchas veces decimos ‘a mí nadie me cambia mi manera de pensar’; sin embargo, tenemos una invitación a cambiar nuestra mentalidad:

  • Cambiar nuestra mentalidad a veces miedosa que no nos permite impulsarnos.
  • Cambiar nuestra mentalidad a veces retorcida que me incita a la crítica
  • Cambiar nuestra mentalidad a veces complicada que complica la vida de los demás
  • Cambiar nuestra mentalidad a veces rígida que se vuelve inmisericorde
  • Cambiar nuestra mentalidad a veces cerrada que se niega a aceptar y acoger lo nuevo

Pidamos al Señor que a través de nuestra conversión pueda haber esos renuevos de paz, de justicia, de… que vivamos el amor que Dios nos tiene y lo proclamemos.