Después de un tiempo de parón hemos estado el fin de semana del 2 y 3 de abril los grupos de catequesis Postcomunión de convivencia.
Hicimos un tranquilo viaje en autobús hasta Los Molinos y allí iniciamos la aventura de descubrir todo el significado de la Semana Santa.
Jesús necesitaba una borriquilla para entrar en Jerusalén y nos pidió ayuda para conseguirla.
En el lavatorio de los pies observamos toda una galería de buenas actitudes (galería del servicio), cada uno elegimos las que se nos dan bien y también aquellas que necesitamos mejorar. Lo expresamos cada grupo en un muñeco rellenándole con todos nuestros dones, talentos y cualidades. Todo esto nos llevo a hacer un compromiso que nos ayude a compartir lo que somos con los demás.
Jesús celebró la última cena con sus discípulos, nosotros preparamos el pan para compartir la cena y darnos cuenta que hay más alegría en dar que en recibir.
Por la tarde nos ayudó mucho realizar cada uno nuestra Cruz y ver que Jesús se entregó por Amor. Con su entrega entramos en un momento de silencio, meditación y tranquilidad. Compartimos con el grupo todo lo que para cada uno de nosotros es creer en Jesucristo y dar testimonio a los demás.
Después de jugar un buen rato descubrimos la mirada de la virgen María: cómo nos mira, cómo puede transformar la mira da triste en alegría. Acompañamos a María en su soledad.
Y así llegamos a la gran noche de pascua, la vigilia más importante para todos los cristianos. A través de la Luz, la Palabra, el agua bendita y el canto saltamos de alegría porque ¡Cristo Vive y nos quiere Vivos!
Al despertar el domingo nos encontramos con los discípulos de Emaús quienes nos contaron la gran alegría de saber que Dios está vivo en cada uno.
Después de pasar un fin de semana de convivencia tan extraordinario de hemos dado gracias a Dios por todo lo vivido en la celebración de la Eucaristía con la comunidad que reza por todos nosotros y nos invita a vivir la Semana Santa A Tope.
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