La Iglesia celebra el 19 de marzo, solemnidad de San José, el Día del Seminario, con el lema «Padre, envíanos pastores». En las comunidades autónomas en las que no es festivo, se celebra el domingo más cercano. Este año, el 17 de marzo.

En el corazón de la Iglesia, resonando como un eco en cada rincón de la fe, se alza el clamor: «Padre, envíanos pastores». El lema, tejido con hilos de súplica y esperanza, no es solo un anhelo de vocaciones, sino un llamado profundo a seguir los pasos del Buen Pastor, Jesucristo.

¿Quiénes son esos pastores a los que imploramos? Son aquellos que han sido llamados a ver y compadecerse, a emular el ejemplo de Cristo, cuya compasión trasciende lo humano para abrazar la ternura divina. Son aquellos que, al mirar al prójimo, no pueden permanecer indiferentes ante su sufrimiento, sino que se sienten conmovidos a actuar, a enseñar la Palabra de Dios y nutrir con el pan de la verdad a aquellos que tienen hambre y sed de justicia.

Jesucristo, el Buen Pastor, nos enseña con su vida el verdadero significado del amor y la entrega. Él no solo ve y se compadece, sino que da la vida por sus ovejas. En su sacrificio redentor, trasciende la distancia entre Dios y el hombre, llevando consigo la realidad del sufrimiento humano y ofreciendo la promesa de la vida eterna.

Los seminaristas, llamados a seguir los pasos de este Buen Pastor, son llamados a testimoniar el Evangelio con sus vidas. Son llamados a renunciar a sus propios deseos y seguir la voluntad de Jesús, dejándose guiar por su amor y su verdad. En su testimonio, encuentran la fuerza para guiar a otros hacia la luz de la fe, mostrando con sus acciones el camino hacia la resurrección.

En el don del testimonio, se revela el poder del amor. Es a través del amor que se reconoce al verdadero testigo de Cristo, aquel que ha renacido a la vida en Él y pertenece a la verdad. Antes que hacer algo, el testigo debe ser, sí, debe ser un amigo de Jesús, para transmitir la Palabra de Dios con autenticidad y convicción.

En el día del Seminario, elevamos nuestra plegaria al cielo, confiando en que el Padre escuchará nuestro clamor y enviará pastores según su corazón. Que aquellos que respondan a este llamado lo hagan con valentía y generosidad, sabiendo que en su entrega encuentran la plenitud de la vida en Cristo, el Buen Pastor que da su vida por sus ovejas.

Os compartimos el video del Seminario Conciliar de Madrid, titulado ‘el sí es más bien el principio

y también algunos materiales: