El domingo 21 de abril tuvimos una catequesis especial con los jóvenes de confirmación, era la entrega del símbolo, un símbolo que nos compromete a seguir adelante con nuestra formación y crecimiento en la Fe. Unos símbolos que nos anuncian la Buena Noticia del evangelio, que son una invitación a la oración, a llamar a Dios Padre, un Padre bueno que nos ama infinitamente y que nos dio a su hijo Jesús, que, con su muerte en la Cruz, fue el mayor acto de entrega y amor, sabemos que nos ayuda a cargar con nuestras cruces.
Cada grupo comenzó su entrega en su catequesis:
- El grupo de primero hizo un símil de la entrega del Padre Nuestro con un viaje a un planeta desconocido, puede ser difícil, incluso a veces tenemos miedo, pero, ese viaje a Dios nos hace plenamente felices. El Padre Nuestro es la oración que Jesús nos enseñó para ponernos en presencia de nuestro Padre, Dios. Si nosotros queremos seguir a Dios, sus planes, sus caminos y vivir con él y en él, qué mejor que seguir el ejemplo de Jesús y rezar lo que él nos dijo que hiciéramos. Recordando la entrega de la llave, al principio de curso, ya que, si yo quiero ir a Dios, primero tengo que dejar que Él entre en mí.
- El grupo de segundo tuvo una catequesis acerca de la vivencia del Evangelio. Para que entiendan la manera en la que el Evangelio puede estar vivo en nuestras vidas, escucharon los testimonios de personas de la parroquia que contaron cómo viven el Evangelio en su día a día. Tomaron conciencia de “Que tu Palabra nos cambie el corazón ”. Llevar a nuestra vida las enseñanzas del evangelio es nuestro compromiso de aquí en adelante. Recordando también como a lo largo del curso han sido “luz” para los demás, con la vela entregada al comienzo.
- Por último, el grupo de tercero se reunió en el oratorio, partiendo del símbolo de comienzo de curso que era una arcilla que representaba nuestros cimientos en la Fe y después de escuchar una historia llena de mensaje, se les preguntó ¿cómo quiere Dios que lleve la cruz que me ha dado? ¿Cómo Jesús? En la vida, no todo es maravilloso, sino que también hay momentos de desconsuelo. La cruz, es reflejo de lo que nos duele, aquello que nos quita la alegría y no deja que seamos felices. Pero tenemos la gran alegría de ser salvados por Dios que gracias a su hijo Jesús y como dice la canción: “Desde entonces lo he visto caminar a mi lado, a ese Dios que se humilla y muere por mí, en la barca en mi playa, el ruido del silencio. Que se acerca a su hijo y me abraza feliz. Y si ahora yo acepto esa cruz, fue por esa persona, ese Dios. Fue por Cristo Jesús.”. La Cruz de Jesús deja de ser la peor condena para transformarla en un acto de amor hacia la humanidad. Jesús nos quiere tal cual somos, con nuestras cosas buenas y nuestros fallos. Y nos pide que vayamos con él, así sin cambios. “Toma tu cruz y sígueme”.
Y para finalizar esta catequesis tan especial, nuestro párroco, el Padre Luis, nos dedicó unas palabras en la homilía de la eucaristía donde nos pidió ser fuertes y valientes con el compromiso que acabábamos de tener. Y nuestros catequistas nos hicieron entrega del Padre Nuestro, del Evangelio y de la Cruz, respectivamente. Con la bendición de nuestros sacerdotes y el apoyo y sostén de la oración de nuestra comunidad parroquial de la Santísima Trinidad.
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