En el Sábado Santo, entre la espera y la esperanza, reflexionamos sobre el misterio de la muerte y resurrección de Cristo. Nos unimos en Laudes, preparando nuestros corazones para la Vigilia Pascual. Es un momento de renovación y fe, donde el silencio nos conecta con lo trascendental. La Vigilia nos invita a celebrar la luz que vence a las tinieblas. Participar en estas celebraciones nos sumerge en la profundidad de nuestra fe, recordándonos que, incluso en la oscuridad, la luz siempre prevalece.