El 19 de junio se publicó Sublimitas et miseria hominis’ (‘Grandeza y miseria del hombre’), Carta Apostólica que el Papa Francisco dedica a la obra del filósofo y teólogo francés Blaise Pascal, en el cuarto centenario de su nacimiento.

El Papa define a B. Pascal como ‘el compañero de camino que acompaña nuestra búsqueda de la verdadera felicidad’ y que hizo saber a todos que ‘Dios y la verdad son inseparables’.

‘Un enamorado de Cristo que habla a todos’, ‘un hombre de inteligencia prodigiosa’, ‘una mente científica excepcional’, ‘un filósofo impulsado por un proyecto teológico’, ‘cristiano que quiere hablar de Jesucristo’, son algunas de las definiciones del filósofo y teólogo francés Blaise Pascal que el Papa Francisco ofrece en esta Carta Apostólica.

En la misma, el Papa analiza la experiencia mística de la «Noche de fuego» del 23 de noviembre de 1654, tan intensa y decisiva que Pascal la anotó en un pedazo de papel, el «Memorial», que había cosido en el forro de su abrigo, y que fue descubierto después de su muerte. Define su encuentro por analogía con lo experimentado por Moisés ante la zarza ardiente.

El Papa nos recuerda a Juan Pablo II en su encíclica sobre la relación entre fe y razón, en la que escribe que filósofos como Blaise Pascal se distinguieron por su rechazo a toda presunción, así como por su elección de una postura hecha de humildad y de valentía. Experimentaron que «la fe libera la razón de la presunción».

El Papa Francisco cita también a Benedicto XVI, quien recordó cómo «la tradición católica, desde el inicio, ha rechazado el llamado fideísmo, que es la voluntad de creer contra la razón», y Pascal está profundamente apegado a la «razonabilidad de la fe en Dios». “Pero si la fe es razonable, también es un don de Dios y no puede imponerse”.

Aunque la fe sea de un orden superior a la razón, aclara a continuación el Papa, «esto no significa ciertamente que se oponga a ella, sino que la supera infinitamente».

Tras analizar la relación de Pascal con el jansenismo, la justa crítica al pelagianismo y sobre el deseo de Pascal de morir en compañía de los pobres, el Papa finaliza su Carta Apostólica, orando que la obra luminosa y los ejemplos de vida de Pascal, tan profundamente sumergida en Jesucristo, nos puedan ayudar a seguir hasta el final el camino de la verdad, la conversión y la caridad. Porque la vida de un hombre es muy breve: «Eternamente gozoso por un día de sufrimiento en la tierra»

‘Grandeza y miseria del hombre’ se divide en los siguientes apartados:

  • Un enamorado de Cristo que habla a todos
  • Fe, amor y libertad
  • Una mente científica excepcional
  • Los filósofos
  • La condición humana
  • Conversión: la visita del Señor
  • El orden del corazón y sus razones para creer
  • Pascal, la controversia y la caridad

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