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La incredulidad de Tomás. (Jn 20, 19-31)
👉 Junto con la reflexión que puedes encontrar en el pdf de la Hoja Dominical, os compartimos esta reflexión que el P. Alejandro ha orado y preparado para iluminarnos en este día:
En este segundo Domingo de Pascua el evangelio nos pone delante de la incredulidad de uno de los íntimos de Jesús, Tomás.
Acabamos de acompañar a Jesús en su Pasión donde Judas le traicionó, Pedro le negó, y el resto de los apóstoles se mostraron desconfiados y le abandonaron. Pero ahora con Cristo Resucitado, con la promesa cumplida, Tomás va mucho más allá, y se cierra completamente porque no se fía. Todo lo vivido con Jesús, incluso la tumba vacía, no le han convencido y ante la prueba, DUDA. No confía en nada ni en nadie y tampoco le convence todo lo que le han narrado los discípulos de Emaús. Tomás se ha encorvado sobre si y solo se mira a sí mismo y eso le hace no ver, no escuchar, y tener una mirada mundana y ver todo desde su propia perspectiva mundanizada, una perspectiva pobre y cerrada por la debilidad.
Pero no está todo perdido, porque dudar puede ser la puerta para creer, para buscar y caer arrodillado ante la verdad. En lo más profundo del corazón de Tomás late un deseo muy fuerte de creer, de ver. Pero en ese deseo de creer, quiere buscar el camino más corto un camino equivocado, un camino marcado por la incredulidad. Y ante sus hermanos, los íntimos, con quienes había compartida los años de vida pública de Jesús, no escucha y a pesar que le aseguran que ellos han visto, quiere ir más allá: no sólo tocar, sino sondear la identidad del crucificado metiendo sus dedos, sus manos en las mismas llagas.
Tomás amaba a Jesús, pero era testarudo, duro de corazón. No solo quería pruebas, si no que exigía que fueran las que él quería. Y Jesús accede ante ese obstinado deseo de pedir pruebas y se presta a las exigencias de Tomas. Y pasado 8 días Jesús se presenta otra vez delante de todos, pero se dirige directamente a Tomás:” Trae tu dedo, aquí tiene tienes mis manos, trae tu mano y métela en mi costado y no seas incrédulo, sino creyente”.
Tomas desafió a Jesús pidiéndole algo imposible y tubo que caer arrodillado ante la VERDAD, Cristo Resucitado. Muchas veces nos puede pasar a nosotros que pidamos pruebas, cosas imposibles creyendo que si se cumplen, nuestra fe aumentará y no es así. Lo que hizo a Tomás salir de su incredulidad fue el tiempo que estuvo con Jesús, el trato diario. Nuestra fe no pasa por pedir pruebas o milagros, nuestra fe pasa por el encuentro diario con Aquel que dio la vida por nosotros y que vive y con el que me puedo relacionar y amar cada día más.
👉 Por otro lado, no queremos que te pierdas nuestras pinceladas para vivir el evangelio desde la fe, la esperanza y la caridad, también te lo compartimos:
La narrativa de la incredulidad de Tomás frente a la resurrección de Jesús resalta la interacción entre la fe y la duda en nuestro caminar espiritual. Este relato desafía a examinar nuestras propias incertidumbres con un enfoque de humildad, reconociendo que la duda puede ser una parte natural del viaje de la fe. La historia de Tomás nos invita a fortalecer nuestra relación con Dios al enfrentar nuestras propias preguntas con sinceridad y apertura. La misericordia redentora de Jesús se revela de manera especial en este episodio, donde, en lugar de rechazar a Tomás por su incredulidad, le ofrece sus llagas como prueba tangible de la verdad resucitada. Así, la fe se presenta no como un proceso exento de dudas, sino como un camino que permite que la misericordia divina transforme nuestras incertidumbres en una fe más profunda y robusta.
Desde la Fe: La historia de Tomás nos desafía a examinar nuestras propias dudas y a buscar la verdad con humildad. ¿Cómo puedes fortalecer tu fe, reconociendo que la duda puede ser parte del proceso y permitiendo que la misericordia de Jesús transforme cualquier incredulidad en una fe más sólida?
Desde la Esperanza: La resurrección de Jesús es fuente de esperanza, incluso en medio de la duda. ¿Cómo puedes cultivar la esperanza, recordando la victoria sobre la muerte y confiando en la promesa de vida eterna que la resurrección ofrece, incluso cuando enfrentas momentos de incertidumbre?
Desde la Caridad: Jesús no rechaza a Tomás por su incredulidad, sino que lo invita a tocar sus llagas. ¿Cómo puedes vivir la caridad, mostrando compasión y paciencia hacia aquellos que luchan con la fe, y compartiendo el amor redentor de Jesús de manera tangible en tu comunidad?