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III DOMINGO DE CUARESMA
LA SAMARITANA
El relato de la Samaritana es un texto, que nos habla de la sed de aquella mujer, buscaba agua en el pozo. En el dialogo con Jesús, habla del pozo de la tradición, de lo que siempre ha saciado su sed, recordando el pozo de su padre Jacob, como diciendo a Jesús: ¿acaso tú tienes un pozo mejor?
En la vida a veces buscamos en los pozos de siempre, de lo que nos han contado, en los pozos de la catequesis de hace muchos años, de aquello que leímos o de aquello que aprendimos. Son pozos que, aunque todavía tienen agua, quizás no es de la misma calidad que la que ofrece Jesús. Su agua es novedad, Él es manantial, no un simple pozo. Él es el agua Viva, y por eso le dice a la samaritana: “yo te daré agua viva”.
La sed que tenemos, muchas veces tratamos de saciarla con cosas, bienes, posesiones, compras, búsquedas desmesuradas de afecto. Poco a poco nos damos cuenta de que no solo no nos saciamos, sino que buscamos algo más. A veces pensamos que algo fuera de nosotros va a colmar esa paz y esa sed que sentimos. En realidad tenemos sed de paz, de tranquilidad, de unidad, de dignidad.
👉 Desde la Fe:
No desesperar, siempre que nos acerquemos al pozo de Jesús, nuestra sed será saciada. Jesús es fuente, y si nos acercamos, dentro de nosotros brotarán ríos de agua viva”.
👉 Desde la Esperanza:
Saciar nuestra sed, no solo depende de mi búsqueda, sino del encuentro con Jesús, de encontrar esa fuente interior donde mora el Espíritu dentro de mí.
👉 Desde el Amor:
Teresa de Calcuta escuchó la voz del pobre que gritaba en las calles “Tengo sed”, y esa fue su conversión. Que nosotros podamos escuchar y saciar la sed de tantas personas que nos necesitan.
P. Luis Murillo