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Domingo III de Pascua
(Lucas 24, 35-48)
La narrativa del evangelio de hoy, posibilita una mirada profunda sobre la relación entre la fe y la duda en el contexto colectivo de la comunidad de discípulos. La experiencia compartida de incredulidad ante la presencia resucitada de Jesús desafía a la comunidad a examinar sus propias dudas con humildad y apertura.
Este relato sugiere que la fe no es una realidad exenta de preguntas, sino un viaje compartido que permite que la presencia transformadora de Jesús influya en las incertidumbres individuales y colectivas. En este contexto, fortalecer la fe como comunidad implica abordar las dudas colectivamente, permitiendo que la presencia de Jesús transforme la incredulidad en una fe sólida y compartida. La historia de Lucas nos anima a enfrentar nuestras inquietudes como comunidad de fe, confiando en que la presencia redentora de Jesús puede convertir la incredulidad en una fe más profunda y sólida como comunidad de creyentes.
👉 Desde la Fe:
La experiencia colectiva de incredulidad en Lucas nos insta a fortalecer nuestra fe como comunidad. ¿Cómo podemos, en conjunto, abordar las dudas con humildad y permitir que la presencia de Jesús transforme nuestras incertidumbres en una fe más sólida y compartida?
👉 Desde la Esperanza:
La presencia de Jesús resucitado genera esperanza en medio de la incredulidad compartida. ¿Cómo podemos cultivar la esperanza como comunidad, recordando la victoria sobre la muerte y confiando en la promesa de vida eterna que la resurrección nos ofrece?
👉 Desde la Caridad:
Así como Jesús mostró paciencia y compasión hacia los discípulos incrédulos, ¿cómo podemos vivir la caridad como comunidad, siendo instrumentos de amor redentor y apoyo mutuo en los momentos de duda y asombro?