Al servicio de la paz
Para que el lenguaje del corazón y del diálogo prevalezca siempre sobre el lenguaje de las
armas.
Paz. Tres letras que algunos usan como lo más normal y que otros hace años que no viven. Porque en muchos lugares del mundo no es una realidad: es sólo un deseo para miles de personas que sufren por su ausencia. Pensemos más que en esas tres letras , en lo que significan. Recemos y trabajemos para conseguir la verdadera paz.
“Todos queremos la paz. Y, más que nadie, los que sufren por su ausencia. Recordemos que Jesús también vivió en tiempos de violencia. Y Él nos enseñó que la verdadera paz está en el corazón humano. Podemos hablar con palabras espléndidas, hacer una gran conferencia, pero si en nuestro corazón no hay paz, no la habrá en el mundo. Practiquemos esta paz en lo pequeño, con el diálogo guiando las relaciones personales y sociales. Con cero violencia y 100 por ciento ternura, construyamos la paz evangélica que no excluye a nadie, sino que integra a todos, especialmente a los jóvenes y los niños. Recemos juntos para que el lenguaje del corazón y del diálogo prevalezca siempre sobre el lenguaje de las armas.”
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