La misión de los consagrados
Para que los consagrados y las consagradas despierten su fervor misionero y estén presentes entre los pobres, los marginados y con los que no tienen voz
La alegría con la que los consagrados y consagradas cumplen su misión es una bendición para todos. Apoyémoslos para que encuentren su camino acompañando a los más desfavorecidos.
“Los consagrados con su oración, pobreza y paciencia son esenciales para la misión de la Iglesia. Tanto religiosos, monjes, monjas como los laicos consagrados, gracias a su encuentro personal con Jesucristo, ofrecen sus vidas por el Evangelio. Estoy agradecido por sus vidas, tan cercanas a las familias, los refugiados, los ancianos, los pobres… Más que nunca, con los desafíos del mundo de hoy, necesitamos su entrega total al anuncio del Evangelio en todos los rincones del mundo. ¡No nos dejemos robar el entusiasmo misionero! Recemos para que los consagrados y las consagradas despierten su fervor misionero y estén presentes entre los pobres, los marginados y con los que no tienen voz”.
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