Discípulos misioneros
Recemos para que cada bautizado participe en la evangelización y esté disponible para la misión, a través de un testimonio de vida que tenga el sabor del Evangelio.
En tu trabajo, en tu familia, con tus amigos, en un encuentro casual… cualquier momento es bueno para ser discípulo misionero. “Si te mueve Cristo, si haces las cosas porque Cristo te guía”, es tu testimonio de vida lo que hace que los demás se pregunten: “¿De dónde le viene a esta persona el amor con que trata a todos, la amabilidad, el buen humor?”. Así, lejos de cualquier forma de proselitismo, todos podemos estar dispuestos para la misión que se basa, como dice Francisco, en un encuentro entre personas, en el testimonio de vida de hombres y mujeres.
“Jesús nos pide a todos, y a ti también, ser discípulos misioneros. ¿Estás preparado? Basta con estar disponibles a su llamada y vivir unidos al Señor en las cosas más cotidianas, el trabajo, los encuentros, las ocupaciones de cada día, las casualidades de cada día, dejándonos guiar siempre por el Espíritu Santo. Si te mueve Cristo, si haces las cosas porque Cristo te guía, los demás se dan cuenta fácilmente. Y tu testimonio de vida provoca admiración, y la admiración hace que otros se pregunten: “¿Cómo es posible que esto sea así?” o “¿De dónde le viene a esta persona el amor con que trata a todos, la amabilidad, el buen humor?” Recordemos que la misión no es proselitismo, sino que la misión se basa en un encuentro entre personas, en el testimonio de hombres y mujeres que dicen: “Yo conozco a Jesús, me gustaría que tú también lo conocieras”.
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