Hoy, primer domingo del mes de julio, celebramos la Jornada de Responsabilidad en el tráfico y lo hacemos con un lema muy bonito: “Encomienda tu camino al Señor y él actuará”; es decir, encontrar unos momentos para rezar y cómo comenzar: “Una forma sencilla de orar es hacer la señal de la cruz”. Un gesto “sencillo, pero de un gran significado de fe”.
San Juan Crisóstomo nos dice que en nuestras idas y venidas, en nuestros desplazamientos, que no nos olvidemos de elevar la mente a Dios, que quiere decir, rezar.
¿Qué le pedimos a Dios? Sencillamente el don de la prudencia, es una virtud, el don de la responsabilidad es una ganancia para nuestra propia vida, y no somos egoístas, porque lo que pedimos es la prudencia con nosotros para ser prudentes con los demás y no dañar a nadie. Pedimos al Señor que nos ayude a tener un buen viaje, a gozar del viaje, y sabemos que si encomendamos nuestro camino al Señor, Él no nos fallará.
Los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad humana destacan en su mensaje que cada vez más conductores tengan presentes la oración del conductor, la del Cristo de la Carretera, la de la Virgen de la Prudencia o san Cristóbal. Los obispos y el departamento de Pastoral de la carretera precisan «que no se trata de convertir nuestro vehículo en una capilla» pero “nos complace saber” que en muchos vehículos y camiones van colgados signos religiosos o llevan imágenes de algún santo de la devoción del conductor.
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