En el llamado himno de la caridad escrito por san Pablo, vemos algunas características del amor verdadero:
«El amor es paciente, es servicial; el amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (1 Co 13, 4-7).
Esto se vive y se cultiva en medio de la vida que comparten todos los días los esposos, entre sí y con sus hijos. Por eso, sabiendo que la familia es sagrada por el sello que lleva de Dios cada miembro de ella, es valioso detenerse a precisar el sentido de las expresiones de este texto, para intentar una aplicación a la existencia concreta de cada familia.
En el documento la Alegría del Amor, el papa Francisco nos propone los puntos de este himno que nos ayudan para que la convivencia familiar sea fluida, queremos destacar tres de ellos:
- Dar gracias: la gratitud es una actitud de vida. Todo es don y es gracia. Vivir todo en actitud de agradecimiento.
- Pedir permiso: se entra en el corazón del otro con respeto ante su diversidad y su sensibilidad.
- Pedir perdón y perdonar: se trata de dejar ir aquello que nos hiere, es una invitación a liberarnos de aquello que nos intoxica. Hay que perdonar siempre.
Todo esto no podemos hacerlo solos, sino de la mano de Dios, en la oración.
Os compartimos el siguiente video, con una reflexión y oración sobre estos puntos, que nos ha preparado nuestro párroco para este día de la sagrada familia 👇 👇 👇