Un catequista de nuestra parroquia nos ofrece esta reflexión sobre los Reyes Magos de Oriente:
Muchos cuentos de Navidad mencionan a los tres reyes que siguen una estrella para adorar al niño Jesús en Belén. En la Biblia, no los denominan reyes ni especifica cuántos son, sino que solo se dice que son «sabios de Oriente».
Según el Evangelio de Mateo, una brillante estrella guió a los magos desde Oriente hasta detenerse «sobre el lugar donde se encontraba el niño» y «al entrar a la casa, vieron al niño con María, su madre».
Los magos se arrodillaron ante el niño Jesús y «le ofrecieron presentes de oro, incienso y mirra». Es posible que sus regalos sean una alusión a la visión de Isaías de las naciones que rendían tributo a Jerusalén.
El rey Herodes había oído rumores del nacimiento de un nuevo «rey» y, celoso, buscó al bebé. En el Evangelio de Mateo, los tres magos se detuvieron en el palacio de Herodes de camino a Belén y el rey les pidió que le hicieran saber dónde estaba este niño recién nacido, para «poder ir a adorarlo». Pero, en un sueño, se advirtió a los Reyes Magos de que no regresaran con Herodes, de forma que «se volvieron a su tierra por otro camino» y nunca más se volvió a hablar de ellos.
Las narraciones posteriores de la historia identificaron los nombres de los magos, así como sus tierras de origen: Melchor de Persia, Gaspar la India y Baltasar de Arabia. Sus presentes también tenían significados simbólicos especiales: el oro representaba la condición de Jesús de «rey de los judíos»; el incienso, la divinidad del niño y su identidad como Hijo de Dios; y la mirra se refería a la mortalidad de Jesús.
Las representaciones populares de la Navidad parecen comprimir la historia de la Natividad para hacer que parezca que los tres Reyes Magos se presentaron en Belén en Navidad, pero las celebraciones tradicionales sitúan su visita 12 días después de Navidad. La conmemoración oficial de la llegada de los Magos, denominada Epifanía, es una de las festividades cristianas más antiguas. Los católicos celebran la Epifanía el 6 de enero
En estas fechas, os invito a imitar a los Reyes Magos. No discuten, sino que caminan; no se quedan a mirar, sino que entran en la casa de Jesús; no se ponen en el centro, sino que se inclinan ante Él, que es el centro; no se fijan en sus propios planes, sino que están dispuestos a tomar otros caminos.
«Y como esos magos, abramos nuestro cofre del corazón, y ofrezcámosle al Rey de Reyes, lo bello, bueno y verdadero que llevamos dentro de nosotros». Solo abrimos nuestro corazón a quien sabemos nos ama tal como somos»