Palabras de nuestro Párroco para vivir este tiempo de Cuaresma:

Queridos hermanos, hoy iniciamos un tiempo muy bello en nuestro seguimiento de Jesús, es tiempo de cuaresma. No es el tiempo para mirar nuestros desaciertos o pecados delante de Dios, sino para mirar el amor de Dios hacia nosotros. No es un tiempo triste, sino de gozo y alegría porque la Pascua está en el horizonte.

Hoy iniciamos el día con ceniza, pero terminaremos con fuego el Sábado Santo. Así es el camino de la fe, ir encendiendo la llama del amor y de la Vida, ir dando vida por donde pasemos y estemos.

Os invito a que caminemos juntos como comunidad parroquial, no solo en los actos litúrgicos que nos unen como familia, sino también en la oración personal, en los gestos de solidaridad y testimonio de que Cristo Vive.

Cada año, se nos invita en este tiempo a la oración, el ayuno y la solidaridad. Son tres actitudes de la vida.

  • Orar es intimar con el Padre, detener la mente y escuchar al Espíritu que nos habita a cada uno de nosotros. Es tiempo para detenernos del frenesí de la vida, y pedir al Espíritu que nos ayude a direccionar mejor nuestras vidas.
  • Es tiempo de ayuno, más que un cambio de menú los viernes, a lo que se nos invita es que éstas prácticas externas sean fiel reflejo del ayuno que agrada al Señor, el cual no es otra cosa que la justicia y el derecho hacia el desvalido y tengamos misericordia con nuestros hermanos.
  • Por último se nos invita a la solidaridad, es tiempo de compartir, de ablandar nuestro corazón con el que sufre, no podemos acercarnos al Señor siendo indiferentes con nuestros hermanos que sufre. Este tiempo que tus manos se abran para compartir, porque como dice el profeta, en la despensa del que comparte “La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se acabará.

Vivamos con gozo estos días de cuaresma, con rostro alegre, sintiendo que Cristo vive entre nosotros, demos testimonio de nuestra fe, y seamos fermento de Reino de Dios en este mundo.

P. Luis Murillo