Comenzamos el Adviento, ese tiempo especial en el que nos preparamos para la llegada de Jesús, y lo hacemos con la invitación a Orar. La oración nos ayuda a detenernos en medio del ruido y a abrir el corazón a Dios, quien viene a nuestro encuentro como luz en la oscuridad. Orar en Adviento es un acto de espera confiada, de quien sabe que Dios cumple sus promesas.
Orar nos abre a la esperanza. Cada palabra, cada silencio compartido con Dios, nos lleva a mirar hacia adelante, confiando en que este camino de Adviento nos acerca a la luz del pesebre. Jesús viene a nosotros como el Salvador, y en la oración encontramos fuerzas para seguir esperando con paciencia, incluso en los momentos difíciles.
Orar transforma nuestra mirada. En la oración, dejamos de centrarnos en nuestras limitaciones y comenzamos a ver el mundo con los ojos de Dios. Este tiempo nos invita a orar no solo por nosotros, sino también por un mundo más justo, por quienes sufren, por la paz que tanto anhelamos.
Orar nos hace caminar con María, quien esperó con fe y humildad el nacimiento de su Hijo. Con ella, aprendemos a confiar en que las promesas de Dios se cumplirán en nuestra vida.
En este Adviento, seamos conscientes de que la oración no es solo un acto de palabras, sino un espacio de encuentro que nos fortalece y transforma. Que nuestra oración nos ayude a caminar hacia la Navidad con esperanza, vigilantes y llenos de fe en la venida de nuestro Salvador.
Invitación de nuestro párroco ORAR:
Iniciamos el adviento, tiempo de Espera. Pongamos en manos de Dios todas nuestras esperas de la vida, esperas personales y familiares. Las esperas del mundo, esperamos la paz, la concordia, la unidad mundial. Con María, madre de la esperanza, confiamos en que el niño Jesús cumplirá en nosotros su promesa.