Continuamos con la entrega nº 8: ‘Orar con la naturaleza’. En esta ocasión dos miembros de cáritas han escrito en esta entrada, uno de ellos ha compartido qué es orar con la naturaleza y otro ha compartido su experiencia de oración.

Entrega nº 8. ¿Qué es orar con la Naturaleza?

¿Qué tienen que ver las hojas, los pájaros, los ríos, las montañas, las flores, el cielo, el fuego, la lluvia, etc… con la oración? Aparentemente nada.

Sin embargo, nosotros, seres orantes, estamos inmersos en esa Naturaleza; la importancia de la Naturaleza para nuestra vida es total y absoluta, y además formamos parte de ella.

La Naturaleza en término bíblico es sinónimo de Creación. En el capítulo 1 del Génesis fuimos creados, al final, al igual que fue creada la Naturaleza (Gen 1, 1-31 …. Y vio Dios que era bueno) y ese es el vínculo que puede llevarnos a hacer oración con la Naturaleza, el descubrir que en ella y en todos sus elementos nos hace ver la grandeza, las acciones, las palabras, el sentir y el amor de Dios.

La oración con la Naturaleza incluso es posible en aquellos lugares donde estamos rodeados de asfalto y cemento, pero te invito a realizarla un poco más allá, donde estés rodeado de la propia Naturaleza pues eso nos brinda un ambiente más propicio para la meditación, la tranquilidad y la oración, favoreciendo que al orar con la Naturaleza tengamos una mejor concentración y conexión espiritual con Dios.

Utiliza los elementos de la Naturaleza como símbolos de tu comunicación, deja que ella te inspire y te guie en tu diálogo íntimo y personal con el Creador utilizando su belleza y armonía como medio para elevar tu espíritu. A la vez esto hará que nos sintamos invitados a preservarla, cuidarla y respetarla protegiéndola para las generaciones futuras.

Encuentro que la oración con la Naturaleza conlleva 4 modos de realizarla, como son:

  • Alabanza, la oración diaria, semanal o esporádica puede ser una respuesta de lo que ves; puedes usar palabras de la escritura que conecten tu mente, tu corazón y tus emociones con lo que ves; ejemplos: Salmo 19, 1 “los cielos proclaman la Gloria de Dios y…” y Jn 8, 12 “Yo soy la luz del mundo…”
  • Gratitud, la oración responde a lo que sientes que has recibido de Dios simplemente por ser hijo suyo; ejemplo: Mt 6, 25-34 “ved los lirios del campo como se visten……”
  • Contemplación, la oración nos conecta con la belleza de lo creado y la sabiduría de Dios, su creador; ejemplo: Gen 1, 1-31 “…. y vio Dios que era bueno”.
  • Esperanza, Dios nunca se rinde, eso lo sabemos, por eso nuestra esperanza no es vana y de nuevo en la escritura encontramos referencias cuyos lugares son de nuevo la Naturaleza; ejemplo: Jn 7, 37-38 “si alguno tiene sed, venga a mí y beba…”.

Te invito a que practiques la oración con la Naturaleza; seguro que tú en esta apasionante aventura encuentras más modos de conectarte a/con Dios.

¡Feliz aventura!

Desde Cáritas parroquial nos ofrecen una experiencia sobre orar con la naturaleza:

San Bernardo decía que hay más sabiduría en la naturaleza que en los libros, y creo que es real si somos capaces de mirarla con los ojos del corazón. Cuando estoy en contacto directo con la naturaleza y en soledad, contemplo emocionada todas y cada una de las criaturas creadas por Él, de las que yo formo parte. Me siento muy afortunada de estar incluida en este plan tan maravilloso de Dios.

Reflexiono sobre el cuidado del medio ambiente y tomo conciencia de la gran responsabilidad que Dios nos ha dado. Para Él, toda la creación es importante. Fuimos creados con pasión, junto con toda la naturaleza. Aunque a veces me siento insignificante, sé que para Él no lo soy.

Admiro y envidio a las personas que tienen una conexión tan íntima con Dios, que saben expresar lo que sienten. Yo me he atrevido a escribir estas líneas porque creo que puedo hablar de una relación más íntima con la naturaleza gracias a mi padre, un buen hombre de campo que amaba la naturaleza y todo lo que ella representaba. Él me enseñó a cuidar, respetar y apreciar todas las maravillas que la naturaleza encierra, y quizás también, aunque él no fuera consciente de ello, me enseñó a orar.

Gracias, Señor, por la naturaleza que nos has dado y que debemos aprender a conservar. Cuando camino por el bosque, siento tu presencia en el susurro de las hojas y en el canto de los pájaros. Me arrodillo ante la grandeza de tus montañas y me siento pequeña, pero a la vez infinitamente amada. Cada flor, cada árbol y cada río es una manifestación de tu amor y tu grandeza.

En mis paseos solitarios, hablo contigo, Señor, y te doy gracias por cada nueva maravilla que descubro. El sol que calienta mi piel, el viento que acaricia mi rostro, el aroma de las flores silvestres… todo me habla de tu infinita bondad y misericordia. Me siento renovada y fortalecida al saber que tú estás en cada rincón de la creación, que me acompañas y me guías.

Te pido, Señor, que me ayudes a ser una buena guardiana de este hermoso mundo que nos has confiado. Que cada día sea una oportunidad para cuidar y proteger la naturaleza, para honrar tu creación con mis acciones. Enséñame a ver con los ojos del corazón y a escuchar con el alma, para que pueda encontrar en la naturaleza una fuente inagotable de tu sabiduría y amor.

Gracias, Señor, por esta creación sagrada de la naturaleza. Que pueda seguir encontrando en ella inspiración y paz.

 

 

Nota: Todas las entregas las podrás ir encontrando en el siguiente enlace: Año de la oración