Caminando juntos… en la fe, con esperanza, desde el amor… como comunidad parroquial
Los martes del curso 2025-2026, continuando con el proyecto que iniciamos el curso pasado, publicaremos una entrada que podría fomentar la reflexión y el crecimiento de nuestra vida espiritual, ayudando a mantenerla viva en el día a día. Hoy nos toca la entrada nº 47
Perdonar libera: la paz que empieza dentro
Cuando pensamos en el perdón no lo hacemos desde una teoría, lo hacemos desde la vida. Todos sabemos lo que es quedar heridos por algo que nos dijeron o nos hicieron, y todos sabemos lo difícil que resulta a veces dar el paso de reconciliarnos. Nos encontramos con esa lucha interior entre lo que sentimos y lo que deseamos, y ahí es donde la fe nos recuerda que el perdón abre un horizonte nuevo. Jesús nos lo enseñó con su palabra y con su ejemplo, y nos dejó muy claro que la paz verdadera brota de un corazón que sabe perdonar: “Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia” (Mt 5,7).
El perdón que cura lo profundo
No basta con intentar olvidar. Cuando algo nos duele, lo llevamos dentro y termina saliendo de una manera u otra. En cambio, cuando dejamos que Dios entre en esa herida, empieza un proceso distinto. El perdón cura lo profundo porque cambia la forma en que recordamos. Ya no vemos el hecho desde el resentimiento, lo vemos desde la gracia. Y eso no significa que el pasado desaparezca, significa que la misericordia lo envuelve y nos permite seguir adelante sin quedarnos atados al dolor.
El perdón que regala ligereza
El resentimiento es una carga que se nota incluso en la manera de hablar y de mirar. Nos pesa más de lo que creemos. Al dar el paso del perdón, sentimos que el corazón recupera ligereza y libertad. Es como si pudiéramos soltar una mochila que llevábamos demasiado tiempo encima. De repente respiramos con calma, nos sentimos capaces de confiar otra vez, y descubrimos que la vida puede vivirse de un modo distinto. Esa libertad no se explica fácilmente, se experimenta cuando dejamos que el Espíritu Santo nos ayude a soltar lo que nos aprisionaba.
El perdón que hace comunidad
Lo que empieza dentro siempre termina llegando fuera. El perdón se convierte en comunión cuando cambia nuestra forma de relacionarnos. En casa, en la parroquia, en el trabajo, el perdón abre caminos nuevos. La convivencia se hace más serena, la paciencia aumenta, la acogida se nota. Una comunidad que vive el perdón es un signo claro del Evangelio, porque demuestra que la misericordia no es una palabra bonita, sino una realidad que transforma. Y cada pequeño gesto de reconciliación es ya un anuncio del Reino de Dios en medio del mundo.
Perdonar libera. Libera la memoria, libera el corazón, libera también nuestras relaciones. Nos abre a la paz que Jesús nos regala y que empieza dentro, en lo más escondido, para después extenderse a quienes comparten nuestro camino. Que podamos pedir esta semana la gracia de perdonar y de dejarnos perdonar, para que nuestra vida sea un testimonio sencillo y luminoso de la paz del Señor.
