Peregrinación de la Cofradía de Santiago Apóstol a tierras aragonesas el 2 y 3 de abril
A las 7 de la mañana comenzábamos nuestro camino rumbo a tierras aragonesas encomendándonos a la Virgen (a quien íbamos a visitar) y a nuestro Apóstol Santiago.
Ya durante el viaje, gracias a nuestro acompañante espiritual Apolinar, pudimos aprender un montón de cosas sobre Torreciudad, nuestro primer destino.
Un paraje en el que solo hay que abrir los ojos para ver la grandeza del Señor. Pudimos comprobar, como con materiales sencillos se pueden hacer unas construcciones hermosas.
Y al entrar en el santuario pudimos maravillarnos con su espectacular retablo de alabastro con escenas de la vida de la Virgen María. Y en el que también hay una imagen de Santiago Apóstol. Pudimos rezar a la Virgen de Torreciudad o al Cristo vivo dorado en sus correspondientes capillas. Los más rezagados, tuvieron el privilegio de poder ver el video-mapping “Pasión, muerte y resurrección de Cristo”.
De allí partimos hacia Barbastro, que ya eran las 15:00 y había ganas de comer. Estuvimos alojados en el hotel Mi casa, del que salimos todos encantados, la comida, la limpieza, pero sin duda el premio se lo lleva la amabilidad y atención de la familia que lo lleva. Nada más comer, subimos las maletas en un pis-pas y nos echamos a andar para recorrer las calles de Barbastro.
Un regalo fue la visita al Museo claretiano dedicado a los misioneros claretianos fusilados, la amabilidad y atención de los padres fue maravillosa. Ya íbamos con la lección aprendida porque D. Apolinar nos había puesto la película en el autobús, pero las ganas de saber más de los cofrades hizo que aprovecháramos la ocasión que la cercanía de estos hermanos nos brindaba y no paramos de preguntar. Hasta una valiente se atrevió a tocar la “milagrosa campana”, ya veremos que pasará.
Además, celebramos allí la eucaristía, y pudimos contemplar el sagrario con forma de cesta en recuerdo a la que utilizaron en su día para llevarles a los misioneros el cuerpo de Cristo oculto entre la comida y así pudieran comulgar.
Quedaba algo de tiempo libre en el que unos para un sitio, otros para otros, se pudo ver la catedral, los escolapios, la iglesia de San Francisco, …
Tras la cena y retirarnos a dormir, el día de nuevo amaneció soleado. A las 8 ya nos dirigíamos hacia Zaragoza a ver a la Pilarica. Tras bandear algunos obstáculos motivados por la maratón que se celebraba, Yolanda, nuestra guía, nos fue explicando la historia de la ciudad y los sitios que visitamos: la SEO, la aljafería y la basílica del Pilar.
Después tuvimos el privilegio de tener la eucaristía en el altar mayor, solo para nuestro grupo y presidida por D. Apolinar.
En la que agradecimos con un ramo a la Virgen del Pilar, su compañía y nuestra cofrade Carmen le cantó su himno a Santiago.
Al salir, comimos allí cerca y cogimos de nuevo el autocar para volver a casa. Tuvimos un estupendo viaje, con sol y algo de fresquito; aunque nuestro conductor, Alberto, tuvo que “luchar contra el viento” en algunos momentos.
Alguna opinión de los cofrades:
“Mi opinión sobre lo vivido en éstas dos intensas jornadas: Creo que éramos unas treinta y cinco personas y al menos a seis u ocho no las conocía de nada. En estas circunstancias tengo que decir que es increíble el ambiente humano en el que se ha desarrollado este viaje-peregrinación. Ha sido todo de una armonía y colaboración que rara vez se da en estos eventos. Sin duda hemos contado con la protección, primero de Ntra Sra de Torreciudad para finalizar con nuestra Reina y Patrona la Virgen del Pilar, pasando por los beatos mártires Claretianos de Barbastro.
Una vez más doy las gracias a los organizadores que han estado tan pendiente de todo, especialmente a las nuevas y valiosas incorporaciones de Miriam y Manrique. Que Dios os bendiga.” Sole Piriz
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