Mañana celebraremos en nuestra Parroquia el sacramento de la Unción de Enfermos, relacionándolo con esta celebración comunitaria, deseamos acercaros, en este sábado mariano, a María como salud de los enfermos
María, cerca del cuidado de la vida
La Virgen María, conocida como la madre de Jesús, es venerada por muchos creyentes como una intercesora y protectora. Si bien no existe una mención específica en los textos bíblicos sobre la Virgen María como patrona de la salud de los enfermos, hay una larga tradición de devoción mariana en la que se le atribuyen intercesiones y milagros en relación con la salud.
En el Nuevo Testamento la figura de María aparece siempre muy cercana al cuidado de la vida. De hecho, la vinculación de María con la salud de los enfermos y, más en general, con el mundo del sufrimiento y de la enfermedad, hunde sus raíces en el mismo Evangelio. María siempre aparece compartiendo los gozos y las esperanzas, las alegrías y las tristezas de los hombres.
En la sociedad actual, una sociedad secularizada y tecnificada, María, como mujer creyente y como madre de Jesús, encarna unas actitudes, que cobran una gran relevancia, actitudes como:
- Capacidad de acompañar
- Presencia discreta
- Sensibilidad hacia cuanto acontece en quien sufre
- Intuición para comunicar
- La ternura
- …
Sed de salud, sed de salvación
La relación de María con la salud sigue siendo directa y estrecha; no sólo con la salud de los enfermos, sino también con la de los sanos. María representa de forma ejemplar un estilo de vida saludable, como persona, como mujer, como creyente. Fue la «llena de gracia» y también de humanidad; «felicitada por todas las generaciones», pero al mismo tiempo aceptó su condición de criatura, de «humilde sierva»; se relacionó sanamente con Dios con una fe liberadora y enriquecedora; estuvo expuesta, como todos, a condicionamientos, pero fue libre, con una gran libertad interior; sufrió, pero se sintió dichosa, estuvo entera al pie de la Cruz, y supo esperar contra toda esperanza; vivió en una humilde aldea, pero desde allí mostró un modelo de nuevas relaciones familiares y fraternas. María realizó plenamente su condición de mujer y de creyente. Y ¿Qué otra cosa sino esto es vivir en salud?
En nuestra sociedad se rinde culto al cuerpo y hay una cierta obsesión por la salud, ahora parece que todo es belleza exterior. Al mismo tiempo se vive insanamente. Se desea una mejor calidad de vida, pero no siempre acompañada de valores.
Detrás de la sed de salud apunta la sed de salvación. María, la Madre del Salvador, sigue señalando el camino. Sólo Dios puede colmar nuestra sed. De Él solo viene la salvación. Haced lo que Él os diga. Es el camino para que surja en nosotros algo nuevo y mejor, para no vivir como «viejas criaturas», para «nacer de nuevo», cambiar de vida; para sanar la libertad y el corazón, para ser fuertes en la debilidad; para romper las cadenas que nos atan por dentro, dar vista a los ojos del corazón, retirar las muletas del cerebro… de hecho, ¿No era ésta la salud que ofreció su Hijo?
María, salud de los enfermos
«Madre de la Salud» significará también siempre mujer sensible al sufrimiento de los demás, y seguirá evocando su amor intercesor en favor de sus hijos. Y la invocaremos como «Salud de los enfermos».
Pero, «Madre de la Salud» quiere decir, ante todo, Madre aliada de la vida, capaz de darla y de alimentarla, a semejanza de su Hijo que vino para que tengamos vida y vida en abundancia (Jn 10).
Por tanto, su misión no consiste de suyo en curar a los enfermos, ni a todos los enfermos, y menos aún en eliminar enfermedades. Ella nos dará, en cambio, fortaleza en la debilidad, aguante activo en el sufrimiento, esperanza en la espera ansiosa, un poco de luz en la noche oscura; nos ayudará a reconciliarnos con los límites, incluida la muerte; nos ofrecerá nuevos motivos para seguir viviendo y esperando; nos abrirá a los horizontes infinitos de la esperanza, es decir, los brazos del Padre. ¿Y qué «otra» vida puede haber al margen de esto?
La «Madre de la Salud» nos enseña que el servicio a los enfermos es un modo estupendo de seguir a su Hijo, de ser discípulos suyos. De hecho, el mundo de la salud y de la enfermedad es tierra de Evangelio: Tierra necesitada de amor y de competencia, de sensibilidad humana y de finura moral. Ella, la Madre, encarna la moral de la responsabilidad del cuidado, es decir, la que se caracteriza por una estrecha proximidad a la realidad cotidiana, unas relaciones más afectivas, un lenguaje concreto («No tienen vino»), una cercanía intuitiva y práctica. Una moral que va más allá de estatutos y reglamentos, que siente debilidad por los débiles, que apuesta siempre por la vida, fuerte y débil como el amor, creativa…
Nuestra Señora de la Salud
En general, la Virgen de la Salud es considerada como la patrona de la salud y se le atribuye la capacidad de interceder por la curación de enfermedades y el bienestar físico y espiritual de las personas. Muchas iglesias y capillas en todo el país tienen imágenes o estatuas de Nuestra Señora de la Salud para que los fieles acudan a rezar y pedir su ayuda.
Nuestra Señora de la Salud es una advocación mariana muy venerada en España. Sin embargo, es importante tener en cuenta que hay varias advocaciones marianas en diferentes regiones de España, y Nuestra Señora de la Salud no se asocia específicamente a una ubicación geográfica determinada. No hay una ubicación específica asociada con este título en el país, ya que hay muchas iglesias, ermitas y santuarios dedicados a Nuestra Señora de la Salud en diferentes regiones de España.
Por ejemplo, en Córdoba, Andalucía, se encuentra la Basílica de Nuestra Señora de la Salud, que es un importante lugar de peregrinación y devoción mariana. En este santuario se encuentra una imagen de Nuestra Señora de la Salud que se venera y se celebra una festividad en su honor cada año.
Además, existen otras localidades en España donde se encuentra esta advocación mariana, y es posible encontrar iglesias o ermitas bajo el nombre de Nuestra Señora de la Salud en diferentes contextos regionales o locales.