En el amanecer del mes de mayo, celebramos el Día del Trabajador y honramos a San José Obrero, patrono de los trabajadores, así como damos inicio al mes consagrado a la Virgen María, madre y ejemplo de laboriosidad y entrega.
En este momento de reflexión, reconocemos que el trabajo es una parte esencial de nuestra existencia, un regalo que nos permite colaborar en la creación de un mundo más justo y próspero. En nuestras manos se encuentra la capacidad de transformar la realidad que nos rodea, de poner nuestro granito de arena para construir un futuro mejor para todos.
En nuestra condición de hijos de Dios, comprendemos que el trabajo no es simplemente un medio para ganar el sustento diario, sino una vocación que nos dignifica como personas. Cada tarea realizada con amor y dedicación es una oportunidad para reflejar la imagen del Creador, para manifestar nuestra capacidad de crear y transformar.
San José, el humilde carpintero de Nazaret, nos enseña con su ejemplo la importancia de trabajar con honradez y rectitud, de poner nuestros dones al servicio de los demás sin esperar reconocimiento. En su taller, donde con esmero modelaba la madera, encontramos el eco de nuestro propio quehacer diario, recordándonos que cada labor, por pequeña que parezca, tiene un valor intrínseco y una trascendencia que va más allá de lo material.
En nuestras vidas cotidianas, en medio de las rutinas y las responsabilidades, recordamos que cada jornada laboral es una oportunidad para glorificar a Dios con nuestro esfuerzo y dedicación. Ya sea en la oficina, en el campo, en el hogar o en cualquier otro lugar donde nos encontremos, podemos encontrar sentido y trascendencia en nuestras labores diarias, sabiendo que, al trabajar con amor y rectitud, estamos contribuyendo a la construcción del Reino de Dios en la tierra.
Que, en este día, en el que celebramos la laboriosidad y la entrega al trabajo, podamos renovar nuestro compromiso de ser fieles colaboradores en la obra de Dios, poniendo siempre nuestras capacidades al servicio de los demás y trabajando con alegría y esperanza por un mundo más justo y fraterno, y pedimos hoy por tantas personas que no encuentran trabajo, o por aquellos quienes su trabajo no es pagado dignamente, para que haya justicia e igualdad de oportunidades para todos.
Equipo de comunicación.