Iniciamos un tiempo litúrgico muy bello, el Adviento. Tiempo de preparación del corazón para celebrar la Natividad. Es entrañable ver las decoraciones navideñas que nos remiten a la infancia. Aunque en algunos corazones a veces anida la tristeza por los seres queridos que no están, es necesario levantar nuestros corazones con la esperanza y alegría que nos trae la navidad.
Un tiempo de esperanza. Al igual que en una familia el nacimiento de un niño se convierte en alegría y esperanza familiar, porque la vida de un nuevo miembro de la familia trae muchas promesas y alegrías. De igual forma los cristianos, como familia, nos alegramos por este Niño, que trae la Esperanza, la Alegría, el Consuelo, y la Unidad; no solo en ésta época navideña que se acerca sino durante todo el año.
Si le abrimos la puerta de la vida, todo adquiere una nueva luz y la familia, el trabajo, el dolor, la salud, la amistad, se convierten en otras tantas ocasiones para descubrir su presencia consoladora, la presencia de Jesús en nuestra vida, la presencia del Emmanuel, del Dios que viene, que significa “Dios con nosotros”, y para dar testimonio de su presencia a los demás. Así que preparémonos, abriendo nuestro corazón a la Navidad”.
En nuestra parroquia hemos elegido una palabra timón para cada semana del adviento, de acuerdo a las lecturas de los Evangelios de cada domingo:1º “Despiértate” (Mt 24, 37-44)
2º “Conviértete” (Mt 3, 1-12)
3º “Alégrate” (Mt 11, 2-11)
4º “Acoge” (Mt 1, 18-24)
Cada lunes de adviento, nuestro párroco comparte una reflexión sobre cada palabra… ¡no te lo pierdas!