El Vía Crucis o Camino a la Cruz es una de las más antiguas devociones practicadas por los Católicos en todo el mundo.

En Jerusalén es donde Jesús vivió su pasión y donde murió en la cruz, dando su vida para salvamos. Poco tiempo después, los primeros cristianos empezaron a peregrinar para rezar en el lugar donde Jesús había muerto y resucitado, y para recorrer el camino que había hecho antes de ser crucificado. De vuelta a su casa, quisieron conservar el recuerdo de ese camino, rezando y meditando sobre la pasión de Jesús. En el siglo XIV, los franciscanos propusieron representar el camino en las iglesias para todos aquellos que no podían ir a Jerusalén. Por esta razón hoy hay un Vía Crucis en cada iglesia.

Rezar el viacrucis en tiempo de Cuaresma es unirnos a toda la Iglesia y seguir descubriendo como el Señor se ha entregado por nosotros y nos acompaña en el camino de cada día.

Los grupos de Postcomunión hemos rezado el vía crucis en nuestro día de catequesis para iniciar juntos la Cuaresma.

Oh, Jesús, haz de nosotros testigos de tu amor.

¡Que la luz de tu resurrección ilumine nuestro corazón,

que brille en nuestros ojos,

que tu luz brille en todo lo que hacemos, en todo lo que decimos!

 

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