En nuestra Parroquia Santísima Trinidad de Collado Villalba, nos preparamos para vivir del 18 al 25 de mayo de 2025 las II Jornadas del Voluntariado y Puertas Abiertas de Cáritas Parroquial, una semana para abrir el corazón y los ojos a la riqueza de la entrega, el encuentro y el compromiso con quienes más lo necesitan. Bajo el lema “Voluntariamente, DÓNATE”, queremos poner rostro, voz y dignidad a tantas historias reales que nos interpelan, nos despiertan y nos llaman a vivir la fe desde lo concreto. Este año, entre los distintos encuentros, miramos con especial atención a un grupo que merece ser escuchado con ternura y justicia: las mujeres inmigrantes.
Mujeres que migran… y resisten
Muchas de las mujeres que llegan a nuestra comunidad lo hacen dejando atrás su tierra, su familia, sus raíces… buscando una vida mejor para ellas y para los suyos. Detrás de cada rostro hay un camino de valentía, dolor y esperanza. No migran por gusto, sino por necesidad. Algunas han huido de la violencia, otras del hambre, muchas del olvido. En Cáritas, nos encontramos con ellas cada día: en las acogidas, en los cursos de formación, en las bolsas de empleo, en el C.O.F. Y nos conmueve su fuerza, su capacidad de reconstruirse, de cuidar de otros incluso en medio de sus propias carencias.
Por eso, dentro de las Jornadas, hemos querido dedicar un espacio especial a sus voces. El viernes 23, a las 18h, tendrá lugar la ponencia “Mujer inmigrante”, a cargo de D. Fernando Torres, del Departamento de Sensibilización de Cáritas Diocesana. A continuación, a las 19:45h, una mesa redonda recogerá experiencias de vida compartidas por mujeres inmigrantes vinculadas a diversas entidades sociales. Un coloquio posterior permitirá dialogar desde el respeto, la empatía y la verdad.
Acoger, compartir, levantar
Tres palabras clave guían nuestra misión parroquial y se encarnan de forma especial en la experiencia del voluntariado con mujeres inmigrantes. Acoger, porque nadie debería sentirse extranjero cuando llama a nuestra puerta; compartir, porque la vida es más digna cuando se construye en común; levantar, porque la esperanza se enciende cuando una mano amiga ayuda a ponerse de pie.
Estas jornadas no son solo un evento. Son una oportunidad para despertar conciencias, para abrir el alma al sufrimiento silencioso de tantas mujeres, y también para dejarnos evangelizar por su resiliencia y su fe. Nos gustaría que muchas personas se sumaran, como voluntarias, como colaboradoras, o simplemente como testigos activos de una Iglesia que no teme mancharse las manos para estar cerca de quien sufre.
Porque cuando una mujer inmigrante encuentra un espacio donde es valorada, escuchada y acompañada, no solo se transforma su vida: también se transforma la nuestra. Voluntariamente… donarnos es lo más humano y evangélico que podemos hacer.

