Compartimos la oración de nuestro párroco: ‘Orar con la Palabra’
Leer Más »Cuaresma: Camino de amor y esperanza
Comenzamos este nuevo tiempo con un gesto sencillo pero cargado de significado: la ceniza sobre nuestra frente. Nos dice que somos frágiles, sí, pero también profundamente amados por Dios. La Cuaresma es un camino de transformación, una oportunidad para volver al corazón del Evangelio y renovarnos en el Amor.
En este Año Jubilar de la Esperanza, cada semana nos ofrece una nueva pista para caminar con sentido, para descubrir que la Cuaresma no se trata de nosotros y nuestros esfuerzos, sino de Dios, quien nos sostiene y nos espera siempre con los brazos abiertos.
Amar: El desierto como escuela del corazón
Jesús, en el desierto (Lc 4, 1-13), nos enseña que amar es elegir. Las tentaciones no son solo pruebas externas, sino preguntas profundas: ¿en qué confío?, ¿dónde pongo mi vida? Amar a Dios es apostar por lo que dura, es soltar lo que pesa y abrazar la libertad de los hijos. Esta Cuaresma es una invitación a revisar el rumbo, a dejar lo superficial y quedarnos con lo que da Vida.
Dejarse amar: La luz de la Transfiguración
En la montaña, Pedro, Santiago y Juan contemplan la gloria de Jesús (Lc 9, 28b-36), y quieren quedarse ahí, aferrarse a la experiencia; pero, Jesús los llama a bajar, a vivir esa luz en lo cotidiano. Nos cuesta dejarnos amar porque preferimos lo inmediato, lo visible, lo fácil; sin embargo, el amor de Dios nos pide tiempo, nos transforma poco a poco, si nos dejamos hacer.
La grandeza del perdón: Dar otra oportunidad
La parábola de la higuera estéril (Lc 13, 1-9) nos habla de la paciencia de Dios, que no corta ni descarta, sino que espera y cuida. Nosotros solemos ser más rápidos en señalar lo que no funciona, en cansarnos de los demás o incluso de nosotros mismos. Sin embargo, Dios cree en cada uno y nos da siempre otra oportunidad. ¿Podemos hacer lo mismo con los demás?
Peregrinos del amor y la misericordia
El hijo pródigo vuelve a casa, esperando reproches, pero encuentra un abrazo (Lc 15, 1-3.11-32). ¿Somos conscientes de que Dios nos espera así? La Cuaresma es un camino de regreso al Padre, desde la confianza. Como Iglesia, estamos llamados a ser un hogar para todos, un lugar donde cada persona pueda volver y ser recibida con amor.
Sembradores de esperanza
Cuando llevan a la mujer adúltera ante Jesús (Jn 8, 1-11), esperan una condena, sin embargo, encuentran misericordia. La mirada de Dios no destruye, sino que levanta. No hemos sido enviados a señalar, sino a sanar, a sembrar esperanza en un mundo que muchas veces la pierde. ¿Cómo podemos, en esta Cuaresma, convertirnos en signos vivos de la ternura de Dios?
Cómo vivir la Cuaresma en lo cotidiano
- Oración: Menos ruido, más escucha. Dios nos habla en lo sencillo, en lo pequeño.
- Ayuno: No solo privarse de alimentos, sino de todo lo que nos aparta del amor: la indiferencia, la prisa, la autosuficiencia.
- Limosna: Un corazón que se abre no solo para dar cosas, sino para hacerse don: con tiempo, con gestos, con escucha, con ternura.
La Cuaresma es un fuego que purifica, una invitación a reavivar lo que somos y a dejarnos renovar por el Espíritu. No la vivamos como una obligación, sino como una oportunidad para amar mejor, para dejarnos amar sin miedo y para ser testigos de que Dios nunca se cansa de nosotros.
Que cuando llegue la Pascua, nos encuentre con un corazón más grande y unas manos más abiertas.
Leer Más »
La música y el arte: caminos hacia Dios
Caminando juntos… en la fe, con esperanza, desde el amor… como comunidad parroquial
Los martes del curso 2024-2025, publicaremos una entrada que podría fomentar la reflexión y el crecimiento de nuestra vida espiritual, ayudando a mantenerla viva en el día a día: (más…)
Leer Más »Orar con la Palabra – Lc 6, 39-45
Parroquia en Misión
En ocasiones pensamos en la Iglesia como un lugar al que acudir los domingos, un espacio de oración y encuentro con Dios al que entramos con respeto y silencio, y, sin embargo, aunque es todo eso, la Iglesia no es solo un edificio, ni un horario, ni un rito, sino que la Iglesia es familia, es comunidad, es presencia viva de Cristo que camina con nosotros y que nos llama a ser testigos de su amor en medio del mundo.
No podemos quedarnos quietos, no podemos quedarnos dentro: somos enviados, tenemos que ‘salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio’ (Evangelii Gaudium, 20) Y como toda familia, no se queda esperando, sino que sale al encuentro, busca, llama a la puerta con ternura, porque sabe que el amor de Dios no se impone, sino que se ofrece con la suavidad de quien ama de verdad.
Este año, en nuestra parroquia queremos dar un paso más en ese salir al encuentro. Queremos acercar el amor, la ternura y la compasión de Dios a los hogares, a las familias, a cada persona que lo desee. Con motivo del Año Jubilar «Peregrinos de la Esperanza», hemos organizado la Misión Parroquial, una visita especial en la que queremos compartir un tiempo de gracia en cada hogar que nos abra sus puertas. Porque Dios se hace presente en lo cotidiano, en la mesa de nuestra casa, en la conversación sencilla, en el silencio compartido, en la oración que nos une.
UNA VISITA QUE TRANSFORMA
Esta visita es un encuentro con Dios. Cuando permitimos que su Palabra entre en nuestra casa, cuando nos reunimos para orar juntos, cuando escuchamos lo que Él quiere decirnos, algo cambia. A veces sentimos que nos falta paz, que nos cuesta encontrar sentido, que la vida nos sobrepasa. Pero cuando dejamos que el Señor entre, todo cobra una luz distinta. Nos sentimos acompañados, comprendidos, fortalecidos. Nos damos cuenta de que no estamos solos, que hay un amor incondicional que nos abraza y que nos sostiene.
Y no solo es un encuentro personal, sino también comunitario. La fe crece cuando se comparte, y juntos nos sostenemos en la esperanza. Como nos dice el Señor: «Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». (Mateo 18, 20). Por eso, esta misión no es solo para quienes reciben la visita, sino para toda la parroquia, llamada a caminar junta y a abrir caminos de encuentro con Cristo en los demás.
La misión es para todos. No importa cuánto tiempo hace que no pisamos la parroquia, ni si tenemos dudas, ni si nuestra fe es frágil. Dios no busca perfección, busca corazones abiertos. Solo hace falta un «sí», una disposición a recibir su visita, a permitirnos la experiencia de compartir la fe con quienes queremos. Podemos invitar a nuestra familia, a nuestros amigos, a nuestros vecinos. Juntos leeremos la Palabra, compartiremos lo que nos dice, oraremos por nuestras necesidades y un sacerdote bendecirá nuestro hogar. Porque Dios es una presencia real que transforma nuestra vida cuando le damos espacio.
UN JUBILEO QUE SE HACE VIDA
El Año Jubilar nos llama a ser «Peregrinos de la Esperanza», un caminar con la certeza de que Dios nos acompaña. Su amor es real, su presencia es concreta, su bendición ilumina nuestra vida y fortalece nuestras relaciones. La misión parroquial es una oportunidad para dejar que esa esperanza toque nuestro hogar y para redescubrir la alegría de sentirnos parte de una comunidad de fe.
Un instante de oración, una palabra de consuelo, un gesto de fe compartido tienen el poder de encender una llama que ilumina a todos los demás. A veces, una simple visita recuerda que Dios sigue actuando, que su amor sigue vivo, que su gracia sigue obrando en nuestra historia.
Si sientes que este es tu momento, si deseas abrir tu casa a la visita del Señor, puedes apuntarte en la sacristía, en el despacho parroquial o al salir de misa. Nos pondremos en contacto contigo para agendar día y hora.
Que el Espíritu Santo nos impulse en esta misión, nos conceda corazones ardientes y generosos, y nos ayude a vivir con alegría este tiempo de gracia. Que la Virgen María, estrella de la evangelización, nos acompañe en cada encuentro, y que nuestra parroquia se llena de la luz de Cristo.
¿Nos atrevemos a abrirle la puerta?
P. Luis Murillo Madrigal
Leer Más »
La importancia de la misión: compartir nuestra fe
Caminando juntos… en la fe, con esperanza, desde el amor… como comunidad parroquial
Los martes del curso 2024-2025, publicaremos una entrada que podría fomentar la reflexión y el crecimiento de nuestra vida espiritual, ayudando a mantenerla viva en el día a día: (más…)
Leer Más »Orar con la Palabra – Lc 6, 27-38
Cena del hambre 2025 en nuestra parroquia
El pasado viernes vivimos en nuestra parroquia un momento de comunión y compromiso que dejó huella en nuestros corazones. Bajo el lema «Compartir es nuestra mayor riqueza», nos reunimos para celebrar la Cena del Hambre a favor del proyecto de Manos Unidas en Haití. Una velada sencilla, pero llena de sentido, en la que cada gesto, cada conversación y cada donativo se convirtió en un acto de amor concreto hacia nuestros hermanos más necesitados.
La noche comenzó con la proyección del vídeo de Manos Unidas, que nos ayudó a tomar conciencia de la realidad de tantas personas que sufren el hambre y la pobreza. Como nos recuerda el Papa Francisco, inspirándose en San Francisco de Asís, estamos llamados a construir una economía diferente, una economía que cuide la vida, que no descarte, que no mate.
Las Cenas del Hambre que se organiza por Manos Unidas en nuestra parroquia no es solo un evento solidario, sino una ocasión para abrir los ojos y el corazón a las heridas del mundo. A través de esta iniciativa, cada año se nos invita a reflexionar sobre las causas del hambre y la pobreza y a buscar caminos para responder con compromiso y generosidad. En esta cena, además de compartir el alimento de manera austera, descubrimos cómo nuestra ayuda transforma vidas.
Este año, el Papa nos ha recordado que es urgente cambiar nuestra manera de entender la economía, convirtiéndola en un instrumento de paz, dignidad y justicia. En pequeños grupos, reflexionamos sobre cinco claves esenciales para esta transformación:
- Una economía de paz y no de guerra
- Una economía que reconozca y garantice un trabajo digno y seguro para todos, especialmente para las mujeres
- Una economía guiada por la ética y abierta a la trascendencia
- Una economía donde el cuidado sustituya al descarte y la indiferencia
- Una economía donde las finanzas estén al servicio del bien común y no en su contra
Más que un debate, fue un espacio de encuentro, donde cada uno pudo expresar cómo llevar esta economía a la vida cotidiana, desde lo pequeño, desde lo concreto.
Después de este momento de reflexión y oración, escuchamos juntos la canción «Espíritu Santo» de Athenas, dejando que su mensaje resonara en nuestro interior, como una súplica y un envío.
Y finalmente, compartimos nuestra austera cena, sencilla en los alimentos, pero inmensamente rica en significado. Un gesto que nos recuerda que el hambre no es solo una carencia material, sino también una llamada a vivir con más sencillez y solidaridad.
Gracias al equipo de sensibilización, voluntarios, feligreses y sacerdotes que hicieron posible este encuentro. Gracias a cada persona que, con su donativo y su tiempo, ha puesto su granito de arena en el proyecto de Haití. Porque en cada gesto de generosidad, en cada plato compartido, en cada oración elevada, seguimos proclamando que compartir es nuestra mayor riqueza.
Si estuviste, seguro que te llevas algo profundo en el corazón. Si no pudiste venir, no dejes pasar la próxima oportunidad. Porque estos encuentros no solo ayudan a los demás… también nos transforman a nosotros.
Puedes ver algunas fotos del evento en Flickr
Leer Más »Cultivar la gratitud en nuestra vida diaria
Caminando juntos… en la fe, con esperanza, desde el amor… como comunidad parroquial
Los martes del curso 2024-2025, publicaremos una entrada que podría fomentar la reflexión y el crecimiento de nuestra vida espiritual, ayudando a mantenerla viva en el día a día: (más…)
Leer Más »
