Avisos Liturgia

Esta semana os recordamos…

  • Lunes 16 de diciembre: Taller para padres. A las 17:30h en los salones parroquiales.
  • Lunes 16 de diciembre: Grupo de fe ‘Cristo roto’. A las 19:45h en el oratorio.
  • Miércoles 18 de diciembre: Vida ascendente. A las 17:30h en los salones parroquiales.
  • Miércoles 18 de diciembre: Gr. Renovación Carismática. A las 19:45h en los salones parroquiales.
  • Jueves 19 de diciembre: Exposición del Santísimo. A las 19:30h en la capilla.
  • Viernes 20 de diciembre: Gr. Amigos en la fe. A las 19:45h en los salones parroquiales.
  • Domingo 22 de diciembre: Misa a las 10h, 11h, 12h, 13h y 19h. Se bendecirán los Niños Jesús de los Belenes en todas las misas.

Otras informaciones:

  • Con el fin de favorecer la unidad familiar y atender con todo cariño a los nuestros en casa, el día 24 de Diciembre día de Nochebuena, la misa de Gallo de las 12 de medianoche, se traslada a las 19.00 (en horario de misa de la tarde).
  • Aún tenemos algunos ejemplares del libro de los evangelios: en letra pequeña.
  • Las personas que han hecho algún donativo para la Dana de Valencia, y desean que se desgrave de hacienda, por favor comunicarlo a alguno de los sacerdotes. Antes del día 30 de Diciembre.

 

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Escuchar: el arte de acoger a Dios en el corazón

En esta segunda semana de Adviento, somos invitados a escuchar. Escuchar con el corazón, más allá de las palabras, con la disposición de quien desea acoger lo que viene de Dios. En un mundo saturado de ruido, esta invitación nos llama a hacer silencio, como María, y dejar que la voz de Dios resuene en nuestra vida.

Escuchar su Palabra es abrirnos a la promesa de Dios que se cumple en Jesús. Cada pasaje del Evangelio nos susurra el amor con el que el Señor nos busca y nos invita a preparar el corazón para recibirle. Es en la Palabra donde Dios revela su proyecto de salvación y donde orienta nuestros pasos hacia Él.

Escuchar nuestro propio corazón es detenernos para reconocer nuestras propias esperas, nuestros anhelos y también las heridas que necesitamos poner en sus manos. Es un acto de confianza, sabiendo que Él está con nosotros, incluso en lo más profundo de nuestras dudas o temores.

Escuchar la realidad que nos rodea nos abre al mundo que espera consuelo, justicia y amor. Dios nos habla también en los acontecimientos de cada día y, sobre todo, en el clamor de quienes sufren. Afinar nuestros oídos al hermano necesitado es escuchar al mismo Jesús que se presenta en los pequeños, en los olvidados.

Este Adviento, aprendamos a hacer silencio para reconocer la voz del Señor que nos llama a acoger su amor y su promesa. Que nuestros oídos y nuestro corazón estén siempre dispuestos a la escucha atenta y transformadora.

Invitación de nuestro párroco ESCUCHAR:

En esta segunda semana de adviento, toca estar a la escucha: Escuchar su Palabra, escuchar nuestro propio corazón, escuchar la realidad que nos rodea y, en especial, escuchar la solicitud de quien nos necesita. Que el oído de nuestro corazón esté siempre dispuesto.

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Fiesta de la Inmaculada Concepción: Una Gracia que nos invita a vivir en santidad

El 8 de diciembre celebramos con alegría la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, una fiesta que nos lleva a contemplar el amor infinito de Dios y su plan de salvación para toda la humanidad. Esta verdad, proclamada como dogma en 1854 por el Papa Pío IX, nos muestra que María fue preservada del pecado original desde el momento de su concepción, por los méritos de Cristo. Pero ¿qué significa esto para nuestra vida? Y, sobre todo, ¿cómo nos invita a vivir hoy esta celebración?

La gracia de Dios transforma y nos precede

En María vemos el ejemplo más puro de cómo la gracia de Dios puede transformar una vida. Desde el primer instante de su existencia, Dios la llenó de su amor y la preservó del pecado original en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano (algo así como una redención preventiva), preparándola para su misión única como Madre del Salvador.

Esto nos recuerda que la gracia de Dios también actúa en nuestras vidas, incluso antes de que seamos plenamente conscientes de ello. Todo don que recibimos procede de su amor incondicional. Nos invita a abrir el corazón, a no resistirnos a su acción transformadora, y a confiar en que su plan para nosotros siempre es bueno, incluso en los momentos de incertidumbre.

Tal vez podríamos preguntarnos ¿Somos capaces de reconocer los momentos en los que la gracia de Dios ha accionado en nuestra vida? ¿Cómo podemos dejarle espacio para que siga obrando en nuestro interior?

María, ejemplo de santidad para nuestra vida cotidiana

El título de Toda Santa’ (Panaghia), que damos a María, no se refiere sólo a un don excepcional, sino también a su respuesta fiel y generosa al amor de Dios. Ella nos enseña que la santidad no es algo lejano o imposible, sino una llamada concreta a vivir con amor, humildad y entrega en nuestra realidad diaria.

Imitar a María significa ser fieles en lo pequeño: en nuestra familia, en el trabajo, en nuestra comunidad, en el servicio a los demás. Es decir “sí” a Dios en cada decisión, sabiendo que todo acto de bondad, por pequeño que sea, refleja el amor de Cristo en el mundo.

Esta fiesta puede ser una oportunidad para examinar nuestra vida: ¿Dónde podemos decir un “sí” más decidido al Señor? Quizás en un gesto concreto de amor hacia quienes nos rodean.

Una invitación a la esperanza: el mal no tiene la última palabra

La Inmaculada Concepción nos muestra la victoria definitiva de Cristo sobre el pecado. En María vemos anticipada esa redención que Cristo nos ofrece a todos. Ella es signo de esperanza para nosotros: el mal, el pecado y la muerte no tienen la última palabra.

En nuestra sociedad, que muchas veces parece dominado por la desesperanza, esta fiesta nos invita a mirar a María como modelo de confianza en Dios y como guía hacia la plenitud de vida que Cristo nos promete.

¿Podemos ser testigos de esperanza en nuestra comunidad o en nuestro entorno? Una palabra de ánimo, un gesto de reconciliación o una oración confiada pueden ser el comienzo de algo nuevo.

Caminemos con María hacia Dios

Hoy, más que nunca, necesitamos mirar a María y aprender de su vida. La Inmaculada Concepción nos recuerda que somos creados para la santidad, y que, con la gracia de Dios, es posible vivir en plenitud. En este día, pidamos a nuestra Madre que nos enseñe a ser fieles discípulos de su Hijo, a vivir con alegría y esperanza, y a ser instrumentos de su amor en el mundo.

Que la Virgen Inmaculada interceda por todos nosotros y nos ayude a responder con generosidad a la llamada que Dios nos hace cada día.

¡Feliz fiesta de la Inmaculada!

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Orar: abrir el corazón en el inicio del adviento

Comenzamos el Adviento, ese tiempo especial en el que nos preparamos para la llegada de Jesús, y lo hacemos con la invitación a Orar. La oración nos ayuda a detenernos en medio del ruido y a abrir el corazón a Dios, quien viene a nuestro encuentro como luz en la oscuridad. Orar en Adviento es un acto de espera confiada, de quien sabe que Dios cumple sus promesas.

Orar nos abre a la esperanza. Cada palabra, cada silencio compartido con Dios, nos lleva a mirar hacia adelante, confiando en que este camino de Adviento nos acerca a la luz del pesebre. Jesús viene a nosotros como el Salvador, y en la oración encontramos fuerzas para seguir esperando con paciencia, incluso en los momentos difíciles.

Orar transforma nuestra mirada. En la oración, dejamos de centrarnos en nuestras limitaciones y comenzamos a ver el mundo con los ojos de Dios. Este tiempo nos invita a orar no solo por nosotros, sino también por un mundo más justo, por quienes sufren, por la paz que tanto anhelamos.

Orar nos hace caminar con María, quien esperó con fe y humildad el nacimiento de su Hijo. Con ella, aprendemos a confiar en que las promesas de Dios se cumplirán en nuestra vida.

En este Adviento, seamos conscientes de que la oración no es solo un acto de palabras, sino un espacio de encuentro que nos fortalece y transforma. Que nuestra oración nos ayude a caminar hacia la Navidad con esperanza, vigilantes y llenos de fe en la venida de nuestro Salvador.

Invitación de nuestro párroco ORAR:

Iniciamos el adviento, tiempo de Espera. Pongamos en manos de Dios todas nuestras esperas de la vida, esperas personales y familiares. Las esperas del mundo, esperamos la paz, la concordia, la unidad mundial. Con María, madre de la esperanza, confiamos en que el niño Jesús cumplirá en nosotros su promesa.

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Edades del Hombre. Cofradía de Santiago

Tras una oración dirigida por nuestro párroco para tener un buen viaje, el sábado 16 de noviembre, partía la Cofradía de Santiago hacia Villafranca del Bierzo, a visitar las Edades del Hombre, “Hospitalitas”.

Amanecía el día fresco y aunque durante la semana daban previsiones de lluvia, estamos seguros de que el Apóstol Santiago intercedió por nosotros y quiso el Señor, regalarnos un magnífico tiempo.

Por el camino, pudimos comprobar ese cambio de paisaje de las tierras castellanas a las leonesas, con el cambio de colores, las montañas al fondo, … ¡Qué maravillas creó el Señor!

Durante el viaje, nuestro consiliario, Apolinar, nos fue instruyendo sobre las ciudades por las que íbamos pasando, las distintas ediciones de las Edades del Hombre y los lugares y monumentos que íbamos a ver, tanto en Villafranca como en Ponferrada. Toda esta zona le traía muchos recuerdos de tiempos anteriores que vivió en estas tierras.

Ya en Villafranca pudimos ver con guía, la exposición en dos edificios, la Colegiata de Santa María y un visual en la Iglesia Santiago. Ésta es del S.XII, donde los peregrinos que no pueden completar la ruta por enfermedad o accidente pueden conseguir el jubileo (siempre habiendo recorrido 100 km). A continuación, partimos hacia Ponferrada.

Tras un rato libre, en el que algunos nos quedamos con las ganas de probar unas famosas patatas bravas … y eso ha dado mucho de qué hablar, jajaja…, (tendremos que volver), cenamos y paseamos a la luz de la luna por las calles ponferradinas.

A la mañana siguiente, nos adentramos en el Castillo de los Templarios y terminamos con una eucaristía en la Basílica de la Encina, donde ofició D. Apolinar y concelebró D. Antolín, amigo suyo y gran defensor del Camino de Santiago.

Ya de vuelta y tras la parada para comer, en el autocar, nuestra cofrade Almudena, hizo una oración a la Virgen de la Encina:

A ti, Virgen de la Encina
A ti, Madre de Dios
Venimos con alegría a ofrecerte el corazón.
Queremos, Madre amorosa, pedir tú bendición,
para todos los cofrades y amigos de corazón.
No te traemos Madre, ni oro, ni plata, ni joyas de valor;
simplemente unas flores que no tienen valor.
Con ellas Madre, queremos ofrecer,
la alegría Madre, al mirarte y decirte:
Viva la Madre de Dios.

Desde el autobús, disfrutamos de un espléndido atardecer, viendo los viñedos, los campos, …

Según parece, a todos nos gustó mucho y los no cofrades que vinieron, agradecieron la acogida recibida, la buena organización y terminaron con ganas de repetir; así que yo que tú … no me perdería nuestra próxima peregrinación.

Testimonio de una cofrade: ‘Me ha gustado mucho el viaje sobre las Edades del Hombre, como nos acogen distintas figuras de la iglesia, desde Jesús, María, los apóstoles, los santos, en una palabra, HOSPITALIDAD. En ella prima el amor al prójimo, como a uno mismo. Gracias por todo.’

Puedes ver algunas fotos haciendo clic en la siguiente imagen

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