El fin de semana 12 y 13 de diciembre hemos tenido la convivencia de juveniles con el grupo que se confirmará el próximo enero. Este año, y debido a la situación sanitaria actual, esta convivencia ha sido un tanto distinta, realizándose en el colegio de los Maristas de Villalba sin podernos quedar a dormir. Aun así, las ganas y el amor de todos no se han visto afectados, haciendo de esta una convivencia única y muy especial.

La mañana empezó con una oración, seguida de un fascinante y enriquecedor tiempo de desierto donde cada uno fue entrando en su interior para verse como un reflejo de Dios y un auténtico seguidor de sus pasos. Seguidamente tuvimos un tiempo para compartir aquello que más nos había llegado al corazón.

Comimos tranquilamente y compartimos un rato de diversión.

Seguimos avanzando en la convivencia y, juntos, realizamos el credo para manifestar nuestra Fe desde lo que vivimos cada día. Terminamos el día con la celebración de la eucaristía como una verdadera cena. Fue un momento importante para compartir y comprender el significado de lo que celebramos.

El domingo nos reunimos en la parroquia, desayunamos como familia y después buscamos un lema que nos identifique y nos haga ser testigos de todo lo vivido en catequesis a lo largo de estos tres años. Terminamos la convivencia compartiendo con toda la comunidad la Eucaristía sintiéndonos parte importante de ella.

Aunque haya sido un poco diferente, esta convivencia ha estado llena de la acción del Espíritu Santo, y ahora nos queda seguir caminando, con el corazón abierto, de la mano de nuestra Buena Madre.

Gracias Señor por los catequistas que acompañan a los chicos en su camino.

Gracias por los jóvenes que nos dan el ímpetu para seguir.

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