El pasado fin de semana, varias parejas participaron en el cursillo prematrimonial organizado por nuestra parroquia, que concluyó con una emotiva Eucaristía celebrada el domingo de Pentecostés. En ella, nuestro párroco impartió la bendición final a los novios y les hizo entrega de los diplomas, en un gesto lleno de esperanza y envío, confiando en que el Espíritu Sant, ese mismo que descendió sobre la Iglesia naciente, acompañará también el inicio de sus proyectos matrimoniales, fortaleciéndolos con sus dones y guiándolos en el amor.

Esa misma celebración fue aún más significativa porque coincidió con el 60 aniversario de matrimonio de una entrañable pareja de nuestra comunidad parroquial. Su testimonio de amor fiel, perseverante y vivido en Dios a lo largo de seis décadas conmovió a todos los presentes. El P. Luis, en su homilía, destacó la belleza de los años compartidos, los pasos dados juntos en la luz y en la sombra, y cómo ese amor cultivado en el tiempo ilumina también la belleza de los comienzos: los primeros pasos de quienes, con ilusión y fe, se preparan para decir «sí» al proyecto del matrimonio.

En ese clima de alegría, gratitud y comunión, compartimos a continuación algunos de los testimonios de las parejas que vivieron este cursillo. Son palabras que brotan del corazón, reflejo de lo que el Espíritu ha suscitado en cada uno durante estos días.

«Este fin de semana hemos participado en el cursillo prematrimonial de la parroquia.  Nos ha parecido una experiencia enriquecedora y positiva, el poder escuchar testimonios de otras personas de diferentes edades y situaciones personales, tanto de los catequistas como de las otras parejas que han compartido el curso, de una manera tan sencilla y humana, que te hace sentirte partícipe a la vez acogido. Nos ha ayudado a ver que siempre se puede aprender algo nuevo y que nuestra propia  experiencia también puede aportar y servir de ayuda a los demás. Verificando que sin Dios en tu vida nada es posible y que es muy importante vivir en comunidad y rodearte de personas con las mismas creencias religiosas para poder crecer en la fe y vivir según nos enseña el catolicismo.  Gracias por tanto.»

«Este curso prematrimonial ha sido una experiencia que guardaremos con mucho cariño. Nos hemos sentido acogidos desde el primer momento por un grupo de personas maravillosas, que no solo nos han guiado, sino que también nos han inspirado con su testimonio y cercanía. Ha sido un fin de semana lleno de aprendizajes que nos han hecho reflexionar, crecer como pareja y acercarnos más a la fe cristiana. Si tuviéramos que volver a elegir, no lo dudaríamos: volveríamos a hacerlo y, sobre todo, volveríamos a compartirlo con este mismo grupo. Nos sentimos profundamente agradecidos.»

«El curso prematrimonial al que hemos asistido este fin de semana ha sido algo totalmente  inesperado. Ambos pensábamos que sería, hablando pronto y mal, un poco «tostón». Todo lo contrario. Han sido unos momentos muy emotivos con una fuerza divina casi palpable mientras escuchábamos algunos de los testimonios que nos compartieron los tutores de cada tema a tratar. Hemos salido aún más convencidos de haber tomado la decisión correcta con la persona adecuada y con nuestras almas renovadas de Fe y fuerza para los desafíos que encontraremos, pero sabiendo que no caminamos solos por difícil que sea el sendero ante nosotros. No podemos más que expresar nuestra gratitud a todos los que participaron en hacer de esta una experiencia extraordinaria. Gloria a Dios!!.»

«Acabamos de finalizar el curso prematrimonial en la Parroquia de la Santísima Trinidad y ha sido una experiencia que nos ha sorprendido y enriquecido profundamente. Nos ha ayudado a descubrir el amor en pareja como camino hacia Dios, y a vivir nuestra fe de forma más consciente y compartida. A través de sus cuatro pilares —comunicación, oración, formación y comunidad— hemos fortalecido nuestro vínculo y preparado con alegría el paso al matrimonio. Los catequistas, testimonios y el ambiente con todas las parejas nos han inspirado mucho. Recomendamos este curso a todas las parejas: es una oportunidad única para crecer juntos y con Dios.»