El arzobispo invita a saciar «la sed de Dios» que hay en Madrid

La archidiócesis de Madrid comienza el nuevo curso siguiendo la senda marcada por la carta pastoral del arzobispo, cardenal Carlos Osoro, que este año lleva por título «Dame de beber» y parte del relato evangélico del encuentro de Jesús con la samaritana en el pozo de Jacob. El texto es una nueva llamada a la misión, que adquiere una dimensión más profunda con la invitación a «sentir las voces de tantas personas que pasan a nuestro lado y nos dicen: “Dame de beber”». Es decir, «regálame el Amor de Cristo», que se escucha con más fuerza en la pandemia, refiere el purpurado.

Quizá en ningún lugar como en otro, las grandes ciudades, y es nuestro caso, «necesitamos reconocer la ciudad desde una mirada contemplativa, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en las calles, en las plazas […]. La presencia de Dios en la ciudad no debe ser fabricada, sino descubierta, desvelada. Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa y difusa» (EG 71). Hemos de tener imaginación, la misma que tuvo el Señor para alcanzar el corazón de la samaritana. Nuestras ciudades son un lugar privilegiado de la nueva evangelización. Para ello urge que tengamos imaginación, generemos espacios de oración y de comunión que sean atractivos y significativos para quienes viven en ellas (cfr. EG 73 y 74), que nos ayuden a implicarnos más y llamar a otros al movimiento de Amor que se inició en la Encarnación y al que el Señor nos convoca desde nuestra pertenencia eclesial.

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