Desde la familia de Cáritas Diocesana de Madrid, preparamos con ilusión nuestro ‘día grande’, el Día de la Caridad, que no es otra cosa que celebrar la presencia de Cristo en nuestras vidas y hacerla presente en forma de Amor.

Ese día los cristianos rememoramos el amor infinito y apasionado de Dios por la humanidad y por cada hombre y cada mujer en concreto. Nuestra labor como obra social de la Iglesia es, como dice nuestro lema del Día de Caridad, estar «Cerca de las personas» para acompañarlas, para que sus vidas sean justas y dignas, para que se sientan queridas y valoradas.

La ‘cercanía’ es una de las notas más entrañables de nuestro Dios. Se aproximó tanto a nosotros que, en Jesús, se hizo literalmente prójimo. Era el mejor modo de revelarnos en plenitud el rostro del Padre. Con los discípulos de Emaús, sigue caminando a nuestro lado y compartiendo con nosotros presencia y cercanía reales en el banquete del Cuerpo entregado y la Sangre derramada.

Por eso el próximo 18 de junio, los voluntarios de Cáritas saldremos a las calles de Villalba para acercarnos a las personas que más nos necesitan, para que sepan que estamos aquí y en qué podemos ayudarles. Ahí les informaremos acerca de los recursos y servicios que ofrecemos a las familias, que van mucho más allá de la ayuda asistencial, pasan por el acompañamiento integral y el apoyo a la formación, la búsqueda de empleo o vivienda.

Queremos mostrar la cercanía de Dios y la de su Iglesia ante el dolor y la precariedad. Somos muchísimo más que una bolsa de comida o una cantidad de dinero. Nos preocupan las personas con sus necesidades: las más evidentes y las ocultas que solo descubrimos cuando nos acercamos a ellos de corazón a corazón.

La esencia de Cáritas no son las ‘cosas’ que damos, sino los encuentros preciosos que generamos, los valores que tratamos de inyectar a nuestra sociedad y, sobre todo, el Evangelio que queremos contagiar.

También estaremos presentes para mover la solidaridad, invitando a quienes lo deseen a solidarizarse y colaborar con Cáritas, ya sea en la cuestación con su aportación económica, o sumándose a la acción socio caritativa de la Iglesia.

Nuestras puertas están abiertas a la fraternidad y a la solidaridad. Tenemos la misión y la obligación de contagiar la alegría del Evangelio. Y tenemos la dicha, y también la responsabilidad, de compartir nuestra manera de Amar al otro.

 

«Seamos ejemplo de compasión y ternura practicando cada día con gestos concretos el amor, la justicia y la fraternidad que inauguró Jesús». Papa Francisco