Las fiestas navideñas parroquiales son como un cálido abrazo que nos envuelve en una atmósfera única de esperanza, solidaridad y fe. Cada año, el festival de Navidad marca el inicio de esta temporada especial, llenando el corazón de la comunidad con alegría y la magia contagiosa de la celebración. Es más que un simple evento; es una experiencia entrañable que nos conecta a nivel espiritual y humano.

El festival de Navidad en nuestra parroquia en la que participan casi todos los grupos parroquiales, es un crisol de emociones, donde las luces brillantes y los villancicos resonantes se mezclan con la risa de los niños y las buenas relaciones de los adultos. La representación del nacimiento de Jesús nos transporta a un momento atemporal, recordándonos la importancia de la humildad y el amor desinteresado, algo de esto nos hemos encontrados también en las oraciones que se nos han regalado en estas fechas.

A medida que avanzamos a través de las diferentes festividades en la parroquia durante la temporada navideña, como la propia Natividad del Señor o las solemnidades de Santa María Virgen y la Sagrada Familia,  la conexión entre los miembros de la comunidad se fortalece. Los momentos compartidos en cenas grupales, las misas especiales y las actividades solidarias nos recuerdan la esencia misma de la Navidad: el dar, el recibir y la unidad en la diversidad. La parroquia se convierte en un refugio donde las diferencias se desvanecen, y la familia se extiende más allá de los lazos de sangre.

En medio de cánticos, oraciones y regalos, nos acompañaron los Reyes Magos de Oriente dando paso a la culminación de estas festividades con el Bautismo del Señor, un acto sagrado que simboliza la renovación y la purificación.

Las fiestas navideñas parroquiales son, en definitiva, un recordatorio de la belleza de la tradición y la comunión. A través de la celebración del nacimiento de Jesús y la participación en diversas actividades, la parroquia se convierte en un “hogar espiritual” donde los corazones se abren, se atesoran recuerdos, se fortalece la comunidad y nos recuerda la importancia de la fe y la fraternidad en nuestras vidas. En estas fiestas navideñas, encontramos la oportunidad de reflexionar sobre el año que termina, renovar nuestros propósitos y abrazar la esperanza de un futuro lleno de amor y compasión, es lo que se sugería en las entradas en la que ofrecía el mensaje de navidad y del año nuevo 2024.

P. Luis Murillo

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