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Los profetas han anunciado la venida del Señor, en cambio, Juan Bautista afirma que el Mesías está en medio del pueblo. Declara que él no es el Mesías, sino la voz que grita e invita a preparar el camino al que es la Luz. Dice a sus oyentes: «En medio de vosotros hay uno al que no conocéis». Estas palabras del Bautista, ¿qué nos dicen hoy a nosotros? ¿Acaso el Señor es el gran desconocido de nuestra sociedad? Adviento, además de invitarnos a preparar los caminos al Señor, estimula a los católicos a darlo a conocer, hablar de él, comunicar su mensaje y dar testimonio. ¿Se oye hoy la voz de los católicos anunciando el Evangelio de Cristo? En tiempos del Bautista, muchos de sus oyentes se convirtieron y se sumergieron en las aguas purificadoras del Jordán. El Adviento nos invita a la conversión y a vivir las promesas bautismales. El presente domingo se caracteriza por la alegría de la salvación. Los católicos somos los testigos de la alegría. Nuestra sociedad busca con afán la felicidad. La alegría muchas veces es pasajera y deja el corazón reseco y lleno de tristeza. El gozo y el dolor entretejen la vida. Se busca la alegría y se rechaza el dolor. La alegría madura siempre en el sacrificio. La humanidad está triste y su sonrisa es falsa y superficial. Solo el Señor que viene es el verdadero portador de la auténtica alegría. Acerquémonos a él para vivir alegres y comunicar nuestro gozo a los que nos rodean.