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“Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, Dios hace salir el sol sobre malos y buenos porque es Padre” (Mateo 5,38-48)
Hoy se nos presenta el amor del Padre, y nos recuerda que somos hermanos. Todos tenemos en nuestro corazón personas que nos han hecho daño, personas que no nos caen bien, personas que se han convertido en nuestros enemigos o al menos así lo consideramos por sus actitudes. Pedir al Señor por ellos es misión de nosotros los cristianos. No es fácil hacerlo, solo puedo hacerlo con la ayuda del Espíritu. Cuando nuestro corazón está herido, se ciega, y con nuestra rumia interior vamos convirtiendo al enemigo en un monstruo cada vez peor. Lo primero es detener esa rumia en contra de quien me hizo daño Porque si bien ya me hicieron daño, con la rumia seré yo mismo quien me esté haciendo aún más daño. Es momento de detenerse y cambiar esa rumia interior por oración hacia quienes me hacen daño. Esto es más saludable y es lo que nos propone el Evangelio de hoy. A veces incluso nos molesta que Dios haga salir su sol sobre buenos y malos. Se nos olvida que es Padre, y como Padre ama a todos sus hijos.
👉Desde la Fe:
Pidamos al Señor que nos aumente la fe para empezar a hacer oración por nuestros enemigos. Quizás nos ayude aquella oración que hizo Jesús desde la Cruz, ¨Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.
👉Desde la esperanza:
Acudamos al Señor y cuando veamos el sol, seamos conscientes del Amor del Padre que me invita a alegrarme porque ese sol también calienta a los “malos”, que Dios los ama y por medio de su amor procura su conversión.
👉Desde la caridad:
Como propuesta concreta, haz una oración por aquellas personas que te han hecho daño, pidiendo al Señor lo mejor para esas personas, y que toque su corazón para su conversión por medio de su amor.
P. Luis Murillo