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Jesucristo nos ha librado del miedo. El miedo es una condición de nuestra existencia. Nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte. El niño tiene miedo, también el adolescente y el adulto. ¿Qué es el miedo?

Miedo es un sentimiento de angustia ante la proximidad de algún daño real o imaginario. Miedo es recelo, aprensión, inquietud, y temor ante un supuesto peligro; recelo de que suceda lo contrario de lo que uno desea. Nos pasamos la vida temiendo algo, adelantándonos a los acontecimientos. Lo que no tiene sentido es llenarse de miedos imaginarios por si acaso ocurren. De esta forma se sufre dos veces: al imaginarlo y al sufrirlo, si es que llega. En las carreteras hay una valla que llaman «quitamiedos»; es una forma de tapar el peligro. Jesús nos cambia el miedo en confianza. Él expone un ejemplo: miedo a que te maten el cuerpo, a perder la vida. Pero es que hay algo mucho más peligroso: que te maten el alma. Nos defendemos de peligros menores y no prestamos atención a los peligros mayores que matan el alma; eso sí que es malo. Jesús nos dice hoy: «No tengáis miedo en sufrir por dar testimonio de la Palabra de Dios».