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I Domingo de Cuaresma

Jesús tentado en el desierto: (Mateo 4, 1-11)

Hoy el evangelio nos presenta las tentaciones de Jesús. Él fue tentado en todo igual a nosotros menos en el pecado. Por eso Jesús nos entiende. Una cosa ha de quedarnos clara, que Dios no tienta a nadie. Las tentaciones son esas atracciones hacia las cosas que no son de Dios, se nos presentan como supuestas cosas buenas, nos atraen pero son un “bien aparente”. En sí mismas no son malas, como podemos ver en el evangelio de Dios. Convertir las piedras en pan, dejar que los ángeles le recojan al caer del pináculo del templo, o inclinarse y admirar los bienes de este mundo, no son cosas intrínsecamente malas.

El problema es que son “bienes aparentes”, dan la sensación de éxito, bienestar, que nos recluye en nuestra zona de confort espiritual. Si Jesús hubiera sucumbido a ellas, no lo hubiesen crucificado, sino que lo hubiesen nombrado rey de inmediato, porque daba pan a todo el mundo, porque deslumbraría con su poder y porque sería uno más de los que se meten en el trajín de este mundo con sus antivalores.
Nuestras tentaciones brotan de nuestro interior, generalmente de aquellas áreas no resueltas psicológicamente en nuestra vida. Quien se siente inferior, sentirá la tentación fuerte de buscar puestos de honor, o nombramientos deslumbrantes, quien padeció pobreza en su niñez es posible que sienta la tentación de compartir muy poco con los demás, quien fue herido en su estima quizás busque como sobresalir constantemente. Las tentaciones son muy cotidianas y como hemos visto, no son cosas malas en sí, pero no son buenas para mí y no combinan con el seguimiento de Jesús.

👉Desde la fe
Agradecer al Señor que aunque hayamos sucumbido a más de una tentación, Él siempre está ahí para levantarnos. Hagamos una oración de gratitud.

👉Desde la esperanza:
Darme cuenta cuales son mis mayores tentaciones en la vida: éxito, sexualidad, puestos, lujos, derroche, hacer sentir a otros de menos, la agresividad etc. Y pedir al Señor me revele de qué carencia personal me provienen dichas tentaciones. Repasar mi autobiografía.

👉Desde la caridad:
Pedir sanación interior para que de esta forma tenga más fuerza para no caer en esas tentaciones comunes y cotidianas.

P. Luis Murillo