Continuamos con la entrega nº 3: ‘Oración de petición’. En esta ocasión un miembro del grupo de comunicación nos contará qué es la oración de petición, y a continuación el grupo de liturgia compartirá su experiencia.

Entrega nº 3. ¿Qué es la oración de petición?

La oración de petición, es una expresión de nuestra confianza en la providencia amorosa de Dios. Al elevar nuestras peticiones al Señor, estamos reconociendo nuestra dependencia de Él y nuestra fe en su bondad y generosidad. En la oración de petición, no solo expresamos nuestras necesidades terrenales, sino también nuestras aspiraciones espirituales y nuestro deseo de crecer en amor y santidad.

La oración de petición ha de ir siempre por delante. ¿Quieres crecer en caridad fraterna, en facilidad para perdonar, en laboriosidad, en oración, en castidad, en paciencia y en tantas otras virtudes cristianas? Comienza por pedirlas al Señor humildemente, reconociendo tu debilidad y confesando que la fuerza para el bien ha de venirnos de Él –«Sin mí no podéis hacer NADA» (Jn 15, 5)– por gracia de su bondad gratuita y misericordiosa. Y que la oración de petición siga siempre el empeño voluntario por lograr lo que se pide.

Como todo judío, Jesús oraba a menudo en forma de petición. También nuestra oración suele adoptar generalmente la forma de la petición. Pero ¿necesita Dios que le pidamos para que nos dé algo?

«Al orar, no os perdáis en palabras como hacen los paganos, creyendo que Dios los va a escuchar por hablar mucho. Ya sabe vuestro Padre lo que necesitáis antes de que vosotros se lo pidáis» (Mt 6, 7-8).

Pidiendo a Dios, abrimos en la humildad nuestro corazón a los dones que Él quiere darnos. El soberbio se encierra en su precaria autosuficiencia; no pide, a no ser como último recurso, cuando todo intento ha fracasado y la necesidad apremia; y entonces pide mal, con exigencia, marcando plazos y modos. En cambio el humilde pide, pide siempre, pide todo, y la oración de petición es la proa de todos sus intentos. Como siempre está respirando, así su alma está siempre pidiendo a Dios. Y es que se hace como niño para entrar en el Reino, y los niños, cuando algo necesitan, lo primero que hacen es pedirlo. San Pablo nos da ejemplo: él pedía «sin cesar», «noche y día» (Col 1, 9; 1Tes 3, 10).

Desde el grupo Liturgia nos ofrecen una experiencia sobre la oración de petición:

Es difícil explicar cómo en mis oraciones de petición he sentido la mano de Dios nuestro Señor Jesucristo y cómo he podido ver todo lo que Dios ha hecho por mí, cuando le he pedido que me ayude.

A Dios le puedo contar mis preocupaciones y mis esperanzas. Por eso le presento mi vida y le pido que me guíe en mis más íntimas necesidades. Dios sabe lo que necesita mi corazón cansado y siento su amor y ternura.

Cuando le pido alguna cosa o por alguien que necesita de mi oración, sé que me escucha y que en su momento, Él actuará, como ha sucedido en muchas ocasiones de mi vida. Yo le pido, y Él, mi Señor actúa. Siento su abrazo de Padre misericordioso. Siento su presencia en mi vida y en las personas que pone en mi camino.

Cada noche le pido un día más para seguir “trabajando” en dar a conocer su Palabra y sus enseñanzas. La oración me da fuerza para realizar el ministerio que se me ha encomendado y siento su presencia maravillosa en cada pequeño acto. Le pido que bendiga a todas las personas que ha puesto en mi camino, la familia, los amigos, la comunidad parroquial, como Él me bendice a mi cada día. Y le pido diciéndole: ‘Señor, me pongo en tu presencia y te doy las gracias por estar en mi vida y acompañarme en todo momento, en los buenos y en los malos. Te pido que tu Amor me acompañe siempre. Amén’.

 

Nota: Todas las entregas las podrás ir encontrando en el siguiente enlace: Año de la oración