Ha pasado

Primeras comuniones

Nos sentimos en una etapa de alegría y reflexión tras haber culminado las cuatro celebraciones de Primera Comunión de nuestros pequeños. Las cinco catequistas que hemos tenido el privilegio de acompañar a estos 58 niños en su preparación, junto con el grupo de potscomunión, nos sentimos profundamente agradecidas y emocionadas. Cada sonrisa, cada gesto de felicidad que vimos en sus caritas durante las ceremonias nos recordó la pureza y la esperanza que ellos representan.

Estos niños han dado un paso muy importante en su camino espiritual al recibir a Cristo en la Eucaristía por primera vez. Para ellos, ha sido un momento de encuentro con el amor infinito de Jesús, un alimento para sus almas que los fortalecerá y guiará en su vida cristiana. Lo descrito por los niños al recibir a Jesús Eucaristía, nos emociona, nos expresan su felicidad, dicha, gozo al saber que fue su primer encuentro con su mejor amigo JESÚS y tener la oportunidad de recibirle, cada vez que asistan a la Santa Misa, y además cada vez que se encuentren alegres o tristes.

Es fundamental que, como comunidad, sigamos apoyándolos y acompañándolos en su crecimiento espiritual. Nuestro papel no termina aquí; al contrario, es ahora cuando más debemos estar presentes, ofreciendo nuestro cariño y guía para que continúen profundizando en su fe.

Este periodo de descanso que ahora tomamos es una oportunidad para recargar nuestras energías y reflexionar sobre la maravillosa misión que hemos realizado, y también sobre los retos que vendrán. Que nuestra fe se renueve y que el Espíritu Santo nos siga iluminando en nuestra misión de formar y acompañar a estos jóvenes corazones en su camino hacia Dios.

Confiamos en que la semilla de fe plantada en estos niños crezca y dé frutos abundantes. Que siempre sientan la presencia de Cristo en sus vidas y que sigan adelante con el mismo entusiasmo y alegría que mostraron en su Primera Comunión.

Damos gracias a Dios, a nuestro párroco, el P. Luis Murillo que nos ha acompañado a lo largo de estos dos años, y al P. Alejandro Carrara que ha acompañado a los niños que pasan a confirmación, a la comunidad parroquial y a las familias, cuya colaboración y apoyo han sido fundamentales en este proceso. Las familias, con su amor y dedicación, han sido pilares esenciales para que este momento sea posible.

Sigamos unidos en la oración y el cariño, apoyándonos mutuamente en esta hermosa tarea de evangelización.

Catequesis de comunión

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Pentecostés

Pentecostés, es un momento importante para recordar que somos continuadores de la misión de Jesús en el mundo, fortalecidos por la presencia viva del Espíritu en nuestras vidas.

En Pentecostés, el Espíritu descendió sobre los discípulos, otorgándoles valor y sabiduría para proclamar el Evangelio a todas las naciones. Este mismo Espíritu sigue presente hoy, capacitándonos para llevar el mensaje de amor y esperanza a nuestro entorno, en medio de las vicisitudes y los desafíos que nos encontramos a diario.

Como comunidad de creyentes, estamos llamados a vivir en comunión con el Espíritu Santo, permitiendo que Él guíe nuestras acciones y decisiones. En nuestra vida diaria, esto se traduce en cultivar la oración, la escucha atenta de la Palabra de Dios y la participación activa en los sacramentos de la Iglesia.

El Pentecostés nos invita a abrirnos a la acción transformadora del Espíritu en nuestras vidas, permitiendo que Él nos renueve interiormente y nos lleve a ser testigos vivos del amor de Dios en el mundo. Esto implica estar atentos a las necesidades de los demás, practicando la solidaridad, la compasión y el perdón en nuestras relaciones interpersonales.

Que en este tiempo de Pentecostés podamos renovar nuestro compromiso con el Evangelio, dejando que el Espíritu Santo nos llene de valor y esperanza para ser constructores de un mundo más justo y fraterno. Que cada día podamos ser portadores de la luz y el amor de Cristo en medio de las tinieblas, siendo instrumentos de paz y reconciliación en nuestro entorno.

En este tiempo de Pentecostés, recordamos que el Espíritu Santo nos ha sido dado para equiparnos con los dones necesarios para cumplir la misión que se nos ha confiado. Que podamos, con humildad y gratitud, cultivar y poner al servicio de los demás los dones del Espíritu Santo, como lo han hecho algunos de los feligreses que han compartido con nosotros sus testimonios:

¡Que el Espíritu de Pentecostés nos impulse a vivir con alegría y esperanza, siendo auténticos misioneros evangelizadores en el mundo de hoy!

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Dones del Espíritu Santo: Piedad

En este jueves de la séptima semana de Pascua, nos sumergimos en la gracia del don de piedad. Este don, regalo de Dios, nos permite sentir el amor filial hacia Dios y la comunión fraterna con nuestros hermanos en la fe. No es un sentimiento pasajero, sino una transformación interior que nos llena de reverencia y amor hacia Dios y hacia los demás.

Cuando abrazamos este don, nuestros corazones se colman de gratitud por el amor incondicional de nuestro Padre celestial. Nos invita a acercarnos a Él con humildad y confianza, reconociendo nuestra dependencia de su misericordia. Nos capacita para vivir en comunión con la familia de Dios, extendiendo nuestras manos en solidaridad hacia aquellos que sufren o necesitan apoyo.

Vivir el don de piedad implica cultivar una vida de oración profunda y una relación íntima con Dios, donde cada momento se convierte en una oportunidad para expresar nuestro amor y gratitud hacia Él. Nos ayuda a encontrar consuelo y fortaleza en su presencia en medio de las alegrías y desafíos de la vida, y nos inspira a compartir ese amor con los demás mediante nuestras acciones y palabras.

En medio de las distracciones y preocupaciones del mundo, este don nos ofrece un ancla firme en la fe, recordándonos constantemente nuestra identidad como hijos amados de Dios. Nos guía en el camino de la santidad, animándonos a vivir según los valores del Evangelio y a buscar la voluntad de Dios en todas las cosas.

Que en este día, y en cada día de nuestra vida, sepamos abrir nuestros corazones al don de piedad, permitiendo que transforme nuestras vidas y nos acerque más al corazón de Dios y de nuestros hermanos tal como lo observamos en el testimonio de Jesús:

Es un poco difícil dar mi testimonio sobre el don de piedad, no obstante, en mi vida espiritual, he aprendido que la verdadera piedad no reside en gestos ostentosos, sino en el amor sincero y humilde hacia Dios y hacia nuestros semejantes, o nuestros prójimos (próximos).

Recuerdo las veces que, en medio de la multitud, me retiraba a orar en soledad, buscando la comunión con mi Padre Dios. En esos momentos de intimidad, experimentaba una paz profunda y una comunión indescriptible con el amor divino. Cada palabra de mi oración parecía resonar en el cielo, encontrando eco en el corazón de Dios. En estos momentos de mi vida, me cuesta un poco esto de retirarme a orar en soledad, pero, cuando lo hago, mi vida se transforma, verdaderamente se renueva.

Este don también me ha guiado en mi relación con aquellos que me rodean. Procuro mostrar compasión y ternura, especialmente hacia los más vulnerables y necesitados. He descubierto que la verdadera piedad se manifiesta en el servicio desinteresado y en el amor compasivo hacia el prójimo.

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Oración de alabanza

Continuamos con la entrega nº 4: ‘Oración de alabanza’. En esta ocasión un miembro del grupo de renovación carismática nos contará qué es la oración de alabanza, y a continuación también desde el grupo renovación carismática compartirán su experiencia.

Entrega nº 4. ¿Qué es la oración de alabanza?

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Bula de convocación del jubileo 2025 ‘Spes non confundit’

¡El Papa nos invita a todos a participar en el próximo Jubileo, un momento especial de encuentro con la esperanza y el amor de Dios!

La bula de convocación del jubileo ordinario del 2025, titulada Spes non confundit; es decir, ‘la esperanza no defrauda’ (Rm 5,5) nos ofrece una profunda reflexión sobre la importancia espiritual del jubileo y la preparación necesaria para este tiempo de gracia. A lo largo de sus 25 números, el texto resalta la centralidad de la esperanza, la misericordia de Dios y la devoción mariana como pilares fundamentales para los creyentes durante el jubileo.

La Importancia de la Esperanza en el Jubileo: El documento resalta la relevancia del jubileo como un momento para renovar y fortalecer nuestra esperanza en la vida eterna. A través de este documento el Papa nos invita a los fieles a prepararnos espiritualmente para este período especial de gracia y perdón, recordándonos la importancia de mantener viva la esperanza en Dios incluso en tiempos difíciles.

La Misericordia como Tema Central: Se enfatiza la misericordia divina como el tema central del jubileo, destacando la necesidad de experimentar y compartir el perdón de Dios. El Papa nos recuerda que el jubileo nos ofrece una oportunidad para recibir la reconciliación y la indulgencia, así como para extender el perdón a los demás, lo que refleja la misericordia de Dios hacia todos.

El Rol de la Virgen María en el Jubileo: El documento subraya el papel de la Virgen María como modelo de esperanza y consuelo durante el jubileo. El Papa nos invita a los fieles a acudir a la intercesión de María en los santuarios marianos durante este período especial, confiando en su protección y consuelo. La devoción a María fortalece nuestra esperanza y nos ayuda a prepararnos espiritualmente para el jubileo.

Este Jubileo no es solo una celebración, sino también un momento de preparación para el futuro. Nos recuerda los eventos pasados de gracia y nos orienta hacia los próximos aniversarios fundamentales de la fe cristiana. La apertura de la Puerta Santa marca el inicio de este período especial de gracia, que culmina con la clausura en la Epifanía del Señor en el 2026.

Desde el equipo de comunicación de nuestra parroquia Santísima Trinidad, os ofrecemos 12 ideas extraídas de la bula que pueden ser iluminadoras en nuestra oración:

  1. Importancia de la esperanza: La esperanza, junto con la fe y la caridad, constituyen las virtudes teologales esenciales para la vida cristiana.
  2. Fundamento de la esperanza: La esperanza cristiana se basa en la creencia en la vida eterna, asegurada por la muerte y resurrección de Jesucristo.
  3. Dirección de la existencia cristiana: La esperanza orienta la vida cristiana hacia el encuentro con Dios y da sentido a la historia humana.
  4. El testimonio de los mártires: Los mártires son testimonios vivos de la esperanza cristiana, dispuestos a renunciar a la vida terrenal por su fe en Cristo resucitado.
  5. Juicio de Dios y misericordia: El juicio de Dios se entiende como un acto de amor y misericordia, llamando a vivir en la verdad y el perdón.
  6. La indulgencia como expresión de misericordia: La indulgencia revela la ilimitada misericordia de Dios y permite la purificación y reconciliación.
  7. Importancia del sacramento de la penitencia: La reconciliación sacramental es esencial para el camino de fe de cada individuo, permitiéndonos el perdón de los pecados.
  8. Consecuencias del pecado y la necesidad de la indulgencia: El pecado deja huellas que deben ser purificadas, y la indulgencia facilita este proceso por la gracia de Dios.
  9. El perdón y el futuro: El perdón no cambia el pasado, pero permite un futuro diferente, libre de resentimientos y lleno de esperanza.
  10. La esperanza encarnada en María: María, como madre de Jesús, personifica la esperanza cristiana, manteniendo la confianza en Dios incluso en momentos de sufrimiento.
  11. Los santuarios marianos como lugares de esperanza: Los santuarios marianos son espacios donde los fieles podemos encontrar esperanza y consuelo, confiando en la protección maternal de María.
  12. El jubileo como ‘Año de esperanza’: El próximo Jubileo será un año santo marcado por la esperanza en Dios, instándonos a los creyentes a ser instrumentos de esperanza en el mundo.

Accede al documento completo del Papa Francisco: Spes non confundit. Bula de convocación del jubileo ordinario del año 2025

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Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

La 58º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebra el próximo 12 de mayo, nos invita a reflexionar sobre un tema importante: «Inteligencia artificial y sabiduría del corazón: para una comunicación plenamente humana». Esta jornada, propuesta por el Santo Padre, nos lleva a considerar cómo la inteligencia artificial está transformando la información y la comunicación en nuestra sociedad.

La Iglesia, a través de los obispos y del mensaje del Papa Francisco, nos recuerda que la inteligencia artificial, si bien ofrece oportunidades valiosas, también plantea desafíos éticos y humanos importantes. En este sentido, es esencial poner a la persona humana en el centro de la comunicación y garantizar que la tecnología sirva a la dignidad y al bienestar de todos.

El mensaje de los obispos destaca la importancia de liberar la inteligencia artificial de sesgos ideológicos y económicos, para que esté verdaderamente al servicio de la humanidad. Se nos recuerda que toda comunicación es vital para la fortaleza de las democracias, y es necesario proteger el derecho a la información veraz y libre de manipulaciones.

El mensaje del Papa Francisco profundiza en este tema, invitándonos a abordarlo desde una perspectiva de sabiduría del corazón. Nos advierte sobre los peligros de la deshumanización y la pérdida de la singularidad de cada persona en un mundo dominado por la tecnología. Nos insta a promover una comunicación auténticamente humana, donde la inteligencia artificial sea un medio para el bien y no una amenaza para la libertad y la dignidad humanas.

Esta jornada nos llama a reflexionar sobre cómo podemos aprovechar los avances tecnológicos, como la inteligencia artificial, para promover una comunicación más humana, justa y libre. Es un recordatorio de que, en última instancia, somos nosotros quienes debemos dirigir el curso de la tecnología hacia un futuro que respete y valore la esencia misma de nuestra humanidad.

Puedes acceder a los siguientes documentos:

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Dones del Espíritu Santo: Ciencia

En este jueves de la sexta semana de Pascua, nos sumergimos en la esencia del don de Ciencia, una gracia de Dios que nos invita a comprender el mundo desde una perspectiva iluminada por la verdad revelada por el altísimo. La Ciencia no se limita al conocimiento empírico o a la exploración de las leyes naturales, sino que nos permite percibir la huella de la mano creadora de Dios en cada aspecto de la realidad.

Cuando abrazamos el don de Ciencia, nuestros corazones se abren a la maravilla de la creación y a la comprensión de la armonía que existe en el universo. Nos invita a contemplar la belleza y complejidad de la naturaleza como un reflejo del amor y la sabiduría divina. Es como descubrir un tesoro escondido en cada descubrimiento científico, donde cada hallazgo nos acerca más al misterio de la creación.

La Ciencia nos capacita para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre la luz y la oscuridad. Nos guía en la búsqueda de la verdad última que trasciende los límites de la razón humana, invitándonos a profundizar en el conocimiento de Dios y de su plan para la humanidad.

En nuestra exploración del don de Ciencia, es importante recordar que el conocimiento científico debe estar siempre al servicio del bien común y del respeto a la dignidad humana. Nos desafía a utilizar nuestros talentos y habilidades para promover la justicia, la paz y el cuidado de la creación, contribuyendo así al desarrollo integral de la sociedad y al bienestar de todas las personas.

Os compartimos la experiencia de José, con el deseo de que el don de Ciencia siga iluminando nuestros corazones y mentes, guiándonos hacia una comprensión más profunda de la creación y del amor infinito de Dios. Que nos inspire a buscar la verdad con humildad y a utilizar nuestros conocimientos para construir un mundo más justo y fraterno para todos:

Don de Ciencia

Permitidme compartir mi propia experiencia con el don de Ciencia. Como investigador en el campo de la biología molecular, he sido testigo del asombroso diseño y la complejidad de la vida en cada célula y organismo. Cada descubrimiento me lleva más cerca de la comprensión del plan de Dios para la creación, y me llena de gratitud por la oportunidad de contribuir al avance del conocimiento humano.

Sin embargo, también he aprendido que el verdadero valor de la Ciencia radica en su capacidad para inspirar asombro y humildad ante el misterio de la existencia. Cada experimento, cada resultado, me recuerda la grandeza de Dios y la responsabilidad que tengo como científico de utilizar mis habilidades para el bien de los demás.

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La Virgen María

En este mes de mayo, dedicado a nuestra Madre, la virgen María, es momento de detenernos y reflexionar sobre el profundo significado de la figura de la Virgen en nuestras vidas. María, la madre de Jesús, ocupa un lugar especial en nuestra fe, y es importante comprender por qué la veneramos de manera tan profunda y sincera.
En primer lugar, es fundamental entender que veneramos a María, pero no la adoramos. ¿Por qué? Porque nuestra adoración está reservada únicamente para Dios. María es una figura sagrada, sí, pero su papel es el de intercesora, la mediadora entre nosotros y su Hijo, Jesucristo. La veneramos por su papel único en la historia de la salvación, por su sí incondicional a la voluntad de Dios, y por su amor infinito hacia cada uno de nosotros, sus hijos.
Cuando reflexionamos sobre las características de la Virgen María, tres aspectos importantes emergen con claridad: su virginidad, su esponsalidad y su maternidad.
La virginidad de María es un aspecto fundamental de su persona, pero su significado trasciende lo meramente físico para adentrarse en lo espiritual. María, siendo virgen, nos muestra el valor de la pureza en todos los aspectos de nuestra vida. Su virginidad no solo se refiere a la integridad física, sino también a la pureza de corazón, mente y espíritu.
En un mundo marcado por la promoción de la gratificación instantánea y la búsqueda desenfrenada del placer, la virginidad de María nos recuerda la importancia de la castidad y la integridad en nuestras relaciones personales. Nos invita a contemplar la belleza de una vida guiada por principios morales y valores éticos, donde el amor se vive con respeto y responsabilidad.
La esponsalidad de María se manifiesta en su íntima unión con la voluntad de Dios. María no solo es la madre de Jesús, sino que también es la modelo perfecta de la iglesia como esposa de Cristo. En su sí incondicional a la voluntad de Dios, María muestra una entrega total y una confianza absoluta en el plan salvífico de Dios para la humanidad. Su corazón está totalmente unido al corazón de Dios, en una comunión de amor y fidelidad que trasciende cualquier relación terrenal.
La maternidad de María, su papel como madre de Jesús y madre espiritual de toda la humanidad, es quizás la característica más conmovedora de todas. María nos muestra el verdadero significado del amor maternal: un amor que acoge, protege, y acompaña en todo momento. Como madre, María intercede por nosotros ante su Hijo, y nos enseña a confiar en su amor misericordioso.
En este mes de mayo, que es el mes de María, renovemos nuestra devoción a ella. Que nuestra relación con la Virgen María nos ayude a crecer en amor y en fidelidad a su Hijo Jesucristo. Que su ejemplo de pureza, entrega y amor maternal nos inspire a vivir nuestras vidas de manera más santa y más cercana a Dios. Y que, siguiendo su ejemplo, podamos decir con todo nuestro corazón: «Hágase en mí según tu palabra”.

 

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Unción de los enfermos

La Unción de Enfermos es un sacramento profundamente significativo dentro de la tradición católica, ofreciendo consuelo y fortaleza a aquellos que enfrentan la fragilidad de la enfermedad y el paso del tiempo. Es un Don de Dios que derrama bendiciones sobre los enfermos y los mayores de 65 años, proporcionando no solo alivio espiritual, sino también una renovación interior que trasciende lo físico.

En el momento en que la santa unción se administra, se abre un puente entre lo terrenal y lo celestial, permitiendo que la gracia de Dios fluya hacia aquellos que la reciben con humildad y fe. Es un momento de comunión profunda con la presencia amorosa de Dios, que sostiene nuestras fragilidades y nos eleva con su infinita misericordia.

Los efectos de este sacramento son verdaderamente poderosos. No solo alivia el sufrimiento físico, sino que también fortalece el alma, infundiendo esperanza y paz en medio de la prueba. Es como un bálsamo celestial que calma nuestras heridas internas y nos da fuerzas para enfrentar los desafíos con valentía y confianza en la providencia de Dios.

En el momento de recibir la Unción de Enfermos, se experimenta una profunda cercanía con Dios, quien nos envuelve con su amor sanador y nos sostiene en su gracia. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más difíciles de la vida, nunca estamos solos, sino que el Señor está siempre a nuestro lado, acompañándonos en nuestro camino de dolor y redención.

Para aquellos que atraviesan la vejez, la Unción de Enfermos ofrece un consuelo especial, recordándoles que su valiosa contribución a la comunidad no pasa desapercibida ante los ojos amorosos del Creador. Es un reconocimiento de la dignidad inherente a cada etapa de la vida, y una invitación a abrazar la sabiduría y la serenidad que vienen con la edad.

La gracia de la Unción de Enfermos nos inspira a enfrentar nuestras propias pruebas con coraje y esperanza. Nos recuerda que, aunque los desafíos puedan ser grandes, el amor de Dios es aún mayor, y su poder sanador puede transformar incluso las situaciones más difíciles en oportunidades de crecimiento espiritual y renovación interior.

Este 5 de mayo, pascua del enfermo, celebraremos de forma comunitaria el sacramento de la Unción de enfermos, os invitamos a participar, y que en la enfermedad o debilidad, encontramos en Dios el consuelo y la fortaleza que necesitamos para seguir adelante con fe y determinación. Que su gracia nos sostenga en los momentos de prueba, y que su amor nos guíe siempre por el camino de la paz y la esperanza.

Equipo de Pastoral de la Salud

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Dones del Espíritu Santo: Consejo

En este jueves de la quinta semana de Pascua, reflexionamos sobre el don de consejo, un don de Dios que nos brinda orientación específica en las decisiones prácticas de nuestra vida. A diferencia de otros dones, el consejo nos capacita para discernir entre diferentes opciones y elegir la más adecuada según la voluntad de Dios en situaciones concretas.

Vivir el don de consejo implica abrir nuestros corazones a la voz suave y amorosa de Dios, que nos guía en el camino hacia la verdad y el bien en cada decisión que enfrentamos. Nos invita a cultivar una actitud de escucha interior, para discernir entre las opciones que se nos presentan y elegir aquella que refleje mejor los designios de Dios para nuestra vida cotidiana.

En medio de las decisiones y desafíos de la vida diaria, el don del consejo nos ofrece claridad y dirección. Nos capacita para tomar decisiones alineadas con la voluntad de Dios, evitando las trampas del egoísmo y la vanidad, y siguiendo el camino del amor y el servicio desinteresado.

Que, en este día, y en cada día de nuestra vida, sepamos abrir nuestros corazones al don de consejo, permitiendo que nos guíe en el camino hacia una vida plena y en armonía con la voluntad de Dios en cada situación que enfrentamos.

Os compartimos el testimonio de María sobre el consejo, ojalá sirva como inspiración para quienes buscáis la guía del Espíritu Santo en vuestras vidas. Que sepáis que el don del consejo está siempre disponible para quienes nos abrimos a la sabiduría de Dios, guiándonos hacia una vida en armonía con la voluntad de Dios en cada situación que nos toca enfrentar:

Don de Consejo

‘Mi vida ha sido transformada por el don de consejo, este regalo del Espíritu Santo me ha acompañado en cada decisión y situación concreta de mi camino. A través de la escucha interior y el discernimiento, he aprendido a confiar en la voz suave del Espíritu Santo, que me orienta hacia la verdad y el bien en cada encrucijada de la vida.

Recuerdo un momento particularmente difícil en el que me encontraba frente a una decisión importante. Sentía confusión y ansiedad, pero recurriendo a la oración y al don del consejo, pude discernir con claridad cuál era el camino que Dios quería para mí. Con esa certeza interior, pude avanzar con confianza, sabiendo que estaba siguiendo la voluntad de Dios en esa situación concreta.

Desde entonces, he aprendido a confiar en el don del consejo en cada aspecto de mi vida. Me ha guiado en la toma de decisiones prácticas y concretas, y me ha capacitado para ofrecer orientación y apoyo a otros en sus propias decisiones’.

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