El fin de semana del 13 al 14 de abril, los chicos de postcomunión acompañados por el Padre Alejandro y los catequistas, hemos tenido la suerte de tener una convivencia sobre los Dones del Espíritu Santo, en la que hemos podido compartir fe y vida en la casa de espiritualidad de los Claretianos en los Molinos.

Aunque tuvimos que madrugar un poco para coger el autobús, estábamos impacientes por llegar a nuestro destino y ver qué sorpresas nos deparaba el encuentro. El tiempo a compartir fue breve, pero pudimos aprovecharlo al máximo aprendiendo sobre los siete Dones del Espíritu Santo.

Comenzamos como siempre recordando las normas básicas, seguidas de pequeño teatrillo para tratar de comprender mejor cuáles son esos dones que Dios nos regala y cómo poder trabajar en ellos tratando así de encaminarnos hacia la vocación de una vida santa. Nos resultó un poco costoso, sobre todo diferenciar el denominado “Temor de Dios” del “Temor a Dios”. ¡Lo que cambia una sola preposición el sentido de las frases y por ende de nuestras vidas!

Realizamos una gymkana en busca de estos dones y una vez encontrados, tuvimos la suerte de poder celebrar la Eucaristía dando gracias por cada uno de estos regalos que el Espíritu nos otorga.

Tras muchos juegos y risas, una vez habíamos cogido fuerzas gracias a la gran comida preparada con amor por parte de nuestros excelentes cocineros, dimos paso a un momento de reflexión y recogimiento. Realizamos un desierto, donde tuvimos un buen examen de conciencia repasando además los diez mandamientos acompañados de canciones interpretadas por nuestros catequistas Lucía, María y David. Un momento muy emotivo tras el cual tuvimos el gran privilegio de poder celebrar el sacramento de la Reconciliación.

Y de Don en Don y volvimos a tirar porque Dios mola un montón, pasamos el resto de tarde en un divertido juego donde pudimos aprender muchos textos de la biblia pasando por diferentes pruebas.

Acabamos el día dando rienda suelta a la creatividad escenificando nuestros dones en plastilina, los cuales ofrecimos en una bonita oración a la luz de las velas en la capilla.

Tras, como pueden comprobar, un sábado tan ajetreado, el domingo volvimos felices y cantando a pleno pulmón en el autobús, derechos a compartir en la Eucaristía nuestra experiencia junto con la comunidad.

Queremos agradecer una vez más la confianza depositada por parte de los padres en los catequistas, y esperemos que este fin de semana tan inolvidable haya servido a nuestros chicos para un encuentro más cercano con Dios a través de los dones regalados.

El equipo de Postcomunión

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