Nos adentramos en una semana de profunda devoción y significado, donde cada día nos sumerge más en la esencia misma de nuestra fe: la Semana Santa. Este año, nos acompaña el lema «Hacia la vida», una guía para reflexionar sobre el camino que nos conduce hacia la plenitud y la esperanza que emana de estos días santos.

Comenzamos con el Domingo de Ramos, reviviendo con fervor la entrada triunfal de nuestro Salvador en Jerusalén, aclamado con hosannas y palmas. Es un llamado a mantener la humildad y la fe, incluso en medio de los momentos más gloriosos de nuestra vida espiritual.

El Lunes Santo nos invita a contemplar el amor desbordante de María al ungir los pies de Jesús con perfume costoso, recordándonos el valor de expresar nuestro amor y gratitud a Dios con acciones concretas en nuestro día a día.

El Martes Santo nos lleva a reflexionar sobre la confesión y negación de Pedro, recordándonos la importancia de fortalecer nuestra fe y fidelidad a través de la oración y la entrega sincera a Dios.

El Miércoles Santo nos sumerge en la reflexión sobre la traición de Judas, una oportunidad para examinar nuestras propias lealtades y compromisos con Dios, renovando nuestro compromiso con los valores del Evangelio y el amor fraterno.

El Jueves Santo conmemoramos la Última Cena, donde Jesús instituyó la Eucaristía y el sacerdocio, y nos dio el ejemplo del lavatorio de los pies como acto de humildad y servicio. Es un recordatorio conmovedor de la importancia del servicio desinteresado y la comunión fraterna en nuestra vida cristiana.

Llegamos al Viernes Santo, día de profunda reflexión y recogimiento, en el que contemplamos el sacrificio supremo de Jesús en la cruz por nuestra salvación. Es un momento para sumergirnos en la gracia del perdón y renovar nuestra esperanza en la vida eterna que nos promete la Resurrección.

Finalmente, el Sábado Santo, de la mano de María, nos sumerge en la espera expectante de la Vigilia Pascual, donde aguardamos con anhelo la luz de Cristo que rompe las tinieblas de la muerte y nos ofrece la promesa de vida nueva.

En cada uno de estos días, nos encontramos con la oportunidad de renovar nuestra fe, fortalecer nuestra relación con Dios y vivir con pasión el misterio pascual de nuestra salvación. Que esta Semana Santa nos llene de fervor y devoción, renovando nuestro compromiso con el amor redentor de Cristo y la esperanza de su gloriosa Resurrección.

¡Que cada momento nos acerque más a la luz eterna que nos aguarda! ¡Buena Semana Santa!