Jesús, estar aquí, ante ti, y ya está todo;
cerrar los ojos de mi cuerpo,
cerrar los ojos de mi alma
y quedarme así, inmóvil y silencioso;
abrirme ante ti, que estás abierto a mí;
estar presente ante ti, el infinito presente.
Yo acepto Señor
este no sentir nada,
no ver nada,
no oír nada,
vacío de toda idea,
de toda imagen, en la noche.
Heme aquí simplemente,
para encontrarme sin obstáculo,
en el silencio de la Fe,
ante ti, Señor.
AMÉN