Cuaresma

5ª Semana de Cuaresma: Ser sembradores de esperanza

En la Quinta Semana de Cuaresma, nos sumergimos en la hermosa práctica de ser sembradores de esperanza. Inspirados por la idea de plantar semillas de esperanza, dirigimos nuestra atención hacia acciones y palabras que nutran la esperanza en nuestro interior y en el corazón de aquellos que nos rodean.

Llegamos a la última semana de cuaresma y las tres ideas que nos gustaría desarrollar son:

  • Ser sembradores de esperanza como práctica trasformadora
  • Cultivar la esperanza mediante acciones y relaciones positivas
  • Reflexionar sobre las semillas plantadas en nosotros mismos y en el mundo

Ser sembradores de esperanza implica cultivar la tierra fértil de nuestros corazones, preparados para recibir y compartir las semillas de la esperanza. En un mundo que a menudo se enfrenta a desafíos y adversidades, cada gesto de esperanza se convierte en un faro luminoso que ilumina el camino hacia un futuro más positivo, hacia Dios.

Vivir esta semana como sembradores de esperanza puede significar regar las semillas con actos de aliento, compasión y optimismo. Al nutrir las relaciones con sinceridad y empatía, contribuimos al crecimiento de una comunidad basada en la unidad y el amor. Cada pequeño gesto de esperanza es una semilla que puede florecer en la comunión más profunda con los demás.

En este tiempo especial, también reflexionamos sobre las semillas que plantamos en nosotros mismos. ¿Estamos cultivando la esperanza en nuestros propios corazones? Al mantener una perspectiva positiva y cultivar la confianza en el potencial de cada día, fortalecemos nuestra capacidad para ser sembradores de esperanza en el mundo que nos rodea.

Que esta semana sea un recordatorio constante de que nuestras acciones y palabras tienen el poder de sembrar un cambio positivo. Al ser sembradores de esperanza, contribuimos a la creación de un entorno donde la unidad y el amor florecen. Cada pequeño gesto de esperanza es una semilla que contribuye a la construcción de un mundo más esperanzador y lleno de amor.

En la quinta semana de Cuaresma, nos convertimos en jardineros de la esperanza, plantando semillas que reverberan en cada rincón de nuestra vida y en la vida de aquellos a quienes tocamos con nuestra esperanza y optimismo.

 

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Ser buscadores de luz. Cuaresma

4ª Semana de Cuaresma: Ser buscadores de luz

En la Cuarta Semana de Cuaresma, nos sumergimos en la hermosa práctica de ser buscadores de luz. Enfocamos nuestra búsqueda en la luz de Cristo, permitiendo que ilumine nuestros caminos y nos guíe en tiempos de oscuridad. Esta semana nos recuerda que la luz de Dios es un faro de esperanza que brilla incluso en los momentos más oscuros.

En esta reflexión vamos a intentar desarrollar las siguientes tres ideas que pueden ser iluminadoras para esta semana:

  • Búsqueda de la luz de Cristo como fuente de esperanza
  • La presencia de Dios en cada aspecto de nuestra existencia
  • Vivir como buscadores de luz implica apertura, receptividad y acción

Ser buscadores de luz implica dirigir nuestra mirada a Cristo, para encontrar inspiración y orientación en la esencia misma de la vida. La luz de Dios no solo disipa las sombras, sino que también revela verdades profundas sobre nosotros mismos y el sentido de nuestra existencia.

En estos días, os invitamos a explorar la presencia de Dios en cada rincón de nuestra existencia. La luz de Dios se manifiesta en las pequeñas alegrías, en las relaciones significativas y en la capacidad de superar los desafíos con esperanza y fe. Al reconocer y celebrar estos destellos divinos, fortalecemos nuestra comunión con Él

Vivir esta semana como buscadores de luz implica cultivar una actitud de apertura y receptividad. Nos sumergimos en la oración, permitiendo que su Luz penetre en las áreas más oscuras de nuestro ser. También nos convertimos en portadores de luz al compartir amor, comprensión y esperanza con quienes nos rodean.

Que esta semana sea un recordatorio constante de que, incluso en medio de las dificultades, podemos encontrar la luz de Dios que nos guía y nos sostiene. Al ser buscadores de luz, nutrimos la llama de la fe y abrimos nuestro corazón a la belleza espiritual que se revela en cada instante de la vida.

Que la luz de Cristo ilumine nuestro camino, guiándonos con esperanza y amor en cada paso de nuestra jornada. Así, en la Cuarta Semana de Cuaresma, nos convertimos en testigos de la resplandeciente presencia de Dios que transforma y guía nuestra existencia.

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Via Crucis

VIA CRUCIS
👉Estamos todos invitamos al Via Crucis que tendrá lugar hoy a las 18:15h en el templo parroquial durante la Cuaresma. Esta actividad ha sido preparada por los grupos: Caritas Acogida, COF y Grupo de Fe.
En cada estación, nos sumergiremos en una profunda reflexión, recordando el sacrificio y el amor infinito que nos fue regalado. Será un momento para unirnos en comunidad, fortalecer la fe y renovar nuestros corazones, dispuestos a recibir con gratitud la luz que nos trae la Pascua.
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Charla Cuaresmal

El martes 12 de marzo, a las 19:45h, nos complace anunciar una charla cuaresmal única que será guiada por el P. Luis Murillo. Bajo el sugerente título ‘Aporofobia. Fobia a los pobres y el camino del buen samaritano’, nos reuniremos en los salones parroquiales para explorar juntos el significado profundo de esta realidad.

Esperamos con ilusión contar con vuestra presencia en esta hermosa ocasión de crecimiento y reflexión. ¡No faltéis a esta oportunidad de formación!

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Retiro Parroquial de Cuaresma

El pasado dos de marzo, nos sumergimos juntos en una experiencia espiritual única durante nuestro retiro parroquial de Cuaresma, dirigido con sabiduría y espiritualidad por nuestro párroco, el Padre Luis Murillo. Bajo el inspirador título «Dar desde nuestra pobreza», exploramos tres encuentros que iluminaron nuestras almas, siempre guiados por el relato bíblico de la multiplicación de los panes y los peces.

Nos gustaría compartir con todos vosotros la conmovedora vivencia de dos de los participantes, quienes, al igual que el resto de participantes, se vieron profundamente impactados por este encuentro parroquial. Fue un tiempo de oración, reflexión, comunión y crecimiento espiritual que fortaleció nuestros lazos como comunidad parroquial.

Hoy quiero dar gracias y bendiciones al Padre Luis, nuestro párroco, por este retiro cuaresmal, una bendición.

Para mí ha sido impactante, me ha removido. Me ha hecho cuestionarme como actuó en mi vida de fe y en mi vida de a pie.

De este retiro me llevo unas palabras claves. Encuentro. Desembarcar, Mirada, Compasión.

He caído en la cuenta que Jesús nos dice una y otra vez, nos enseña a poner todo en manos del Padre, aprender a retirarme y a ENCONTRARME con el Padre, conmigo misma, y luego actuar, a afrontar los imprevistos, a dar y compartir vida, dando gracias y bendiciendo siempre. Él está en mí, en todos. Saber retirarme, no aferrarme…, importantísimo, el dejar espacio al otro.

El DESEMBARCAR, bajar, darse sin más, tocar tierra, no juzgar no creerme más.

MIRAR y ver con ojos de compasión de misericordia de frente sin juicio, de igual a igual, persona a persona. Cómo lo hace Jesús, su mirada sana.

La MIRADA… que importante. Sentir la Presencia, el respeto. Me impactó también como Jesús se COMPADECE y resuelve al compartir el pan y los peces…., los sació, comieron todos y sobró… Y Él se retira sin aplausos… Sin nada y con todo.

Y yo complicándome la vida para hacer méritos y realmente es… uuuff… tan fácil…

Pero, la vida, el mundo, los prejuicios, los hábitos, los imprevistos, las dificultades, el ego…me invaden. Señor ayúdame…. en tus manos pongo mi vida.

Como veis, tras leer la primera experiencia, el Padre Luis nos ha guiado con cariño, recordándonos la importancia de compartir lo que tenemos, incluso cuando creemos que es insuficiente. Continuamos con la segunda vivencia:

Desembarcar…Silencio en la espera. Silencio expectante ante el camino que lleva a la Pascua.

Aprender a desembarcar, tocar con los pies la tierra de ese camino, sentir que siempre hay un imprevisto, para aprender que la misericordia, no se programa.

Cansancio, pobreza, deseos de soledad, preocupaciones, son el reflejo, a veces, del Yo interior. Cabe preguntarse ¿no se podría traer corazón y mente al cuerpo?

Desembarcar en la compasión es dejar de lado el miedo, la huida, la inmovilidad, dejar la zona de confort, es discernir entre lo que se dice y lo que se hace.

Descubrir la Misericordia de Dios, es descubrir y aceptar que más allá de toda lucha, está la mirada compasiva de Jesús; ser acogido, ser elegido, compartir, es ofrecer al otro el don que a cada uno de nosotros el Padre nos ha dado y que, desde nuestra pobreza y debilidad, es nuestro Señor quien, en la vida diaria, nos ofrece su grandeza y su bondad. Se ofrece sin condiciones. Nos enseña a pasar a la otra orilla.

Ponerse en manos del Padre y descubrir que somos bendecidos es sentir que, a pesar de las roturas del corazón, se puede ser generoso, que es necesario descubrir la mirada de principiante para sentir su aliento y su alimento.

Ser portador de acogida y sentimiento, de respeto ante el dolor, sentir que detrás de todos hay una historia y que, siendo realistas, podemos mirar sanamente con los ojos que Jesús me mira, nos mira.

Descubrir en la Eucaristía que es la mano de Dios quien es compasivo y misericordioso, que en la que cada uno de nosotros confía plenamente porque el alma no se desalienta, no abandona, porque se encamina hacia lo grandioso. Descubrimos que con fe se puede tener esperanza y amor y confiar en su hijo amado y enviado por Dios. Es pedir… Señor ten piedad y misericordia de mí.

Agradecemos al Padre Luis por este retiro con su profundo conocimiento y apasionado compromiso con la fe. Que este tiempo de Cuaresma continúe inspirándonos a dar desde lo más profundo de nuestro ser, recordándonos que, en la sencillez de nuestros actos, podemos multiplicar la esperanza y la alegría en el mundo que nos rodea.

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3ª Semana de Cuaresma: Compartir fraternidad

En la Tercera Semana de Cuaresma, nos adentramos en la hermosa práctica de compartir fraternidad. Este tiempo nos invita a purificar nuestros propios templos internos, inspirados por el ejemplo de Jesús, quien con amor y determinación purificó el templo en el Evangelio de Juan.

Estos son los tres puntos que podemos considerar significativos, para reflexionar en esta tercera semana de cuaresma:

  • Transformación profunda a través de la fraternidad
  • Solidaridad activa y enriquecimiento mutuo
  • Desafío y bendición en la construcción del “templo de la fraternidad”

Compartir fraternidad va más allá de simples gestos; es una transformación profunda que nos llama a abrir nuestros corazones y acoger a todos con amor. Es construir puentes en lugar de muros, tejiendo una red de relaciones donde la amistad y la solidaridad florezcan.

En esta semana, somos llamados a estar atentos a las necesidades de los demás, a ofrecer palabras de aliento y manos amigas. Compartir fraternidad no solo alivia las cargas ajenas, sino que también enriquece nuestra propia existencia a través de relaciones genuinas y significativas.

Vivir esta semana implica ser conscientes de las oportunidades para ser instrumentos de unidad y de paz. Cada acto de solidaridad y cada momento de amistad contribuyen a la construcción de un templo de fraternidad. Es un desafío personal y, al mismo tiempo, una bendición que nos llena de gratitud.

Que esta semana nos inspire a ser auténticos hermanos y hermanas, construyendo juntos un “templo de la fraternidad” donde cada piedra sea colocada con el cemento del amor y la solidaridad. Al hacerlo, nos estaríamos encaminando hacia el significado de la Cuaresma: un tiempo de reflexión y acción que nos acerca a la esencia del mensaje de amor de Jesús.

 

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2ª Semana de Cuaresma: Ser testigos de la bondad de Dios

En la Segunda Semana de Cuaresma, nos sumergimos en la experiencia de ser testigos de la bondad de Dios que nos rodea. Este periodo especial nos invita a pararnos y contemplar cómo Dios se manifiesta en los detalles de la vida diaria.

Vamos a centrarnos en tres puntos que intentaremos desarrollar a lo largo de esta reflexión:

  • Contemplar la bondad de Dios en la cotidianidad
  • Celebrar nuestra capacidad para ser transmisores de bondad
  • Cultivar el reconocimiento y la gratitud en nuestra vivencia diaria

En nuestra travesía espiritual, encontramos inspiración en la idea de ascender al monte de la transfiguración, donde la luz resplandece y la presencia divina se revela. Esta semana nos impulsa a reconocer la bondad de Dios en cada rincón de nuestro existir, en los pequeños gestos de amor y en los momentos de compasión.

Ser testigos de la bondad divina es abrir los ojos a la maravilla que nos rodea. En la sonrisa de un amigo, en la calidez de un abrazo, y en los actos de generosidad, encontramos destellos de la gracia que nos envuelve. Incluso en los desafíos cotidianos, la bondad de Dios se manifiesta a través del amor que persiste y de la esperanza que nos impulsa hacia adelante.

Esta semana nos invita a celebrar nuestra capacidad para ser portadores de la bondad de Dios. A través de pequeños gestos de amabilidad y comprensión, nos convertimos en transmisores de esa luz que puede transformar vidas. Cada acto de generosidad es una manifestación de la bondad de Dios que emana a través de nosotros.

Vivir esta semana implica cultivar una actitud de reconocimiento y gratitud. Cada encuentro, cada experiencia, se convierte en una oportunidad para celebrar y compartir la bondad que enriquece nuestra existencia. Que esta semana nos inspire a ser conscientes de la presencia de Dios en lo cotidiano y a ser testigos radiantes de la bondad que nos envuelve.

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1ª Semana de Cuaresma: Cultivar la interioridad

Cultivar la interioridad

En esta Primera Semana de Cuaresma, nos adentramos en el silencioso reino de nuestra interioridad. Es un tiempo de introspección, una llamada a explorar las profundidades de nuestro ser y fortalecer nuestra comunión con Dios.

Destacamos tres puntos que vamos desarrollar a lo largo de esta reflexión:

  • Importancia de la introspección durante la cuaresma
  • Cultivo de la interioridad como un acto de Valentía y honestidad
  • Retiro del ruido del mundo para escuchar el eco del alma

Siguiendo el ejemplo de Jesús en el desierto, nos sumergimos en el misterio de nuestra propia soledad, enfrentándonos a nuestras propias tentaciones y hallando la verdadera esencia de nuestra existencia. La riqueza de nuestro mundo interior espera ser descubierta, con sus luces que iluminan nuestras virtudes y sus sombras que revelan nuestras imperfecciones.

Cultivar la interioridad es un acto de valentía y honestidad. Implica mirar hacia adentro con humildad, reconociendo nuestras limitaciones y permitiendo que la gracia divina transforme nuestro ser más íntimo. Durante esta primera semana de cuaresma, descubrimos que la verdadera fortaleza reside en la autenticidad de nuestro ser.

La Cuaresma nos invita a retirarnos por un momento del ruido del mundo, a sumergirnos en el silencio para escuchar el eco de nuestra alma. Al encontrar este espacio interior, nos permitimos recibir la gracia de Dios, dejando que la luz del Espíritu ilumine nuestro camino.

Este período de reflexión no es un escape de la realidad, sino un retorno a nosotros mismos, un redescubrimiento de nuestra comunión con lo trascendental. En la quietud de nuestra interioridad, encontramos la esperanza de la conversión y la posibilidad de emerger con un corazón purificado y una fe renovada.

Que esta Primera Semana de Cuaresma sea un tiempo para explorar las profundidades de nuestro ser, para cultivar la paz interior y fortalecer nuestro vínculo con Dios.

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Via Crucis. Seguir los pasos de Cristo.

En el Via Crucis, nos sumergimos en la profunda experiencia del camino que Jesús recorrió hacia la salvación. Cada estación nos invita a reflexionar sobre la entrega total de Jesús por amor a cada uno de nosotros. En esos momentos de dolor, encontramos una lección de fortaleza, humildad y confianza en Dios. En cada estación, Jesús carga con el peso de nuestros sufrimientos, despierta en nosotros una reflexión que va más allá de la historia antigua y se entrelaza con nuestras vidas cotidianas.

Al seguir los pasos de Cristo, descubrimos la autenticidad de su humanidad y la inquebrantable fuerza de su amor. En sus caídas, vemos nuestras propias fragilidades y debilidades, pero también experimentamos la grandeza que proviene de levantarnos una y otra vez, guiados por la esperanza que emana de la fe en Dios.

Cada estación nos invita a contemplar la salvación que se despliega en nuestras vidas diarias. La salvación no es solo un evento distante, sino un proceso continuo que se manifiesta en cada elección que tomamos para vivir de acuerdo con los valores del Evangelio. Dios, en su amor incondicional, nos brinda la fuerza necesaria para superar nuestras pruebas y seguir adelante con coraje y gracia.

Que los Via Crucis que, cada viernes de cuaresma, vamos a orar en nuestra parroquia, sean para nosotros no solo un recuerdo de la pasión de Cristo, sino también una inspiración para vivir con un deseo más profundo de esperanza y gratitud. Que cada estación sea un recordatorio de que, en medio de nuestras propias dificultades, podemos encontrar fuerza en Dios, experimentar la salvación en nuestras elecciones diarias y vivir en constante comunión con Dios, amor misericordioso, que nunca nos abandona.

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Miércoles de ceniza: Vivir en sencillez

Con esperanza, damos inicio a nuestro itinerario cuaresmal con las inspiradoras palabras de nuestro párroco. En este tiempo litúrgico, nos embarcamos juntos en una travesía de reflexión, renovación y crecimiento espiritual en nuestra parroquia. Conscientes de la importancia de este período, trazaremos un lienzo de experiencias compartidas, nos sumergiremos en la profundidad de nuestro ser, cultivando la paz interior y fortaleciendo nuestro vínculo con Dios y con nuestros hermanos.

Miércoles de Ceniza

Iniciamos la cuaresma con un signo, la ceniza, que nos recuerda nuestra caducidad y la importancia de centrar nuestras fuerzas y nuestra mirada en lo importante: En el amor.

Un amor traducido en compasión, en caridad fraterna, en oración. Iniciamos con una lectura del Evangelio que nos recuerda hacer todo con la discreción del espíritu, sin bombos ni platillos. ¡Cuánto nos cuesta reconocer que solo basta con entrar en nuestro corazón y nuestro Padre que está en lo secreto nos recompensará!

En esta cuaresma, invitados a centrarnos no tanto en nuestro pecado cuanto en su Amor Gratuito. Si nos centramos en nuestros fallos vendrá la tristeza a anidar en nuestros corazones. Si apuntamos a su Amor Gratuito la alegría será grande y la contagiaremos a los demás.

Que esta cuaresma la vivamos no como una más, sino como oportunidad del alma, de encuentro con Cristo, con nuestros hermanos y con nosotros mismos.

  • Abramos el corazón a la limosna que no es otra cosa que compartir lo que tenemos con nuestros hermanos y con la comunidad.
  • Abramos nuestro cuerpo al ayuno y la abstinencia, que nos hará trascender lo material y darnos cuenta que no solo de pan vive el hombre
  • Abramos nuestra mente a una oración desde la confianza en el Padre Bueno que nos acoge a todos.

Iniciamos con ceniza, terminaremos con fuego de resurrección. Juntos esperemos que ese fuego arda en nuestros corazones y nos lleve a transformar nuestras vidas y la de nuestros hogares.

Un abrazo fraterno.

P. Luis Murillo Madrigal

Itinerario Cuaresmal

Con la intención de que este tiempo de Cuaresma sea un tiempo vivido en sencillez, que nos conduzca hacia una transformación interior, donde florezcan la compasión, la generosidad y la fraternidad. Juntos, como comunidad parroquial, abrazaremos la oportunidad de crecer espiritualmente y acercarnos más a la luz del resucitado que guía nuestro caminar.

Bajo la guía de nuestro párroco, a lo largo de la Cuaresma, iremos explorando, cada semana, algunos valores del Evangelio:

  • Primera Semana de Cuaresma: Cultivar la Interioridad

Descubriremos la riqueza de nuestro mundo interior y fortaleceremos nuestra comunión con Dios.

  • Segunda Semana de Cuaresma: Ser Testigos de la Bondad de Dios

Nos inspiraremos para reconocer y celebrar la bondad que nos rodea, recordando siempre el amor infinito de Dios.

  • Tercera Semana de Cuaresma: Compartir Fraternidad

Nos uniremos en comunidad, extendiendo la mano de la amistad y la solidaridad a todos los que nos rodean.

  • Cuarta Semana de Cuaresma: Ser Buscadores de Luz

Enfocaremos nuestra búsqueda en la luz de Dios, encontrando esperanza y orientación en tiempos de oscuridad.

  • Quinta Semana de Cuaresma: Ser Sembradores de Esperanza

Plantaremos las semillas de la esperanza cultivando la unidad y el amor en cada paso de nuestro camino.

¡Que este viaje nos llene de renovación espiritual y nos guíe hacia una vida más plena y significativa en el encuentro con Cristo Resucitado, para que podamos compartir su luz y amor con el mundo que nos rodea!

 

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