Adviento

Discernir: buscar la voluntad de Dios en el adviento

En esta tercera semana de Adviento, la invitación es a discernir. Discernir es mucho más que tomar decisiones; es un proceso profundo de búsqueda en el que dejamos que la luz de Dios ilumine cada paso que damos. En un mundo lleno de opciones y ruidos internos, discernir es aprender a escuchar y a elegir lo que realmente nos acerca a Él.

Discernir es buscar la voluntad de Dios en cada situación. No se trata solo de tomar decisiones prácticas, sino de permitir que su luz guíe nuestras acciones, pensamientos y sentimientos. En este tiempo de espera, discernimos cómo vivir el Evangelio de forma auténtica, cómo prepararnos para recibir a Jesús de una manera que transforme nuestro interior y nuestras relaciones.

Discernir requiere de silencio interior. Es fácil dejarnos llevar por nuestras propias opiniones y deseos, pero el discernimiento verdadero nos invita a escuchar la voz de Dios que susurra en lo profundo de nuestro corazón. Como las multitudes en el Evangelio, debemos preguntarnos: “¿Qué debemos hacer?”. Y la respuesta que buscamos no está en nuestras propias fuerzas, sino en la capacidad de estar atentos a la llamada de Dios, que siempre nos ofrece el camino de la paz y la plenitud.

Discernir también es estar dispuestos al cambio. A veces, los planes que tenemos no son los que Dios nos invita a seguir. Este Adviento es una oportunidad para estar disponibles a la transformación que Dios quiere hacer en nosotros, para seguir su llamada, aunque nos pida cambiar nuestra ruta.

Invitación de nuestro párroco Discernir:

Todo lo que pongamos en oración, lo que atendamos en la escucha, hay que discernirlo. Discernir es elegir de lo bueno lo mejor. No todo lo que se nos ocurre viene de Dios. Discernir requiere atender a la voz del Espíritu, disponibilidad para cambio de planes, y en especial distinguir la Voz de Dios de mis propias voces interiores.

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Escuchar: el arte de acoger a Dios en el corazón

En esta segunda semana de Adviento, somos invitados a escuchar. Escuchar con el corazón, más allá de las palabras, con la disposición de quien desea acoger lo que viene de Dios. En un mundo saturado de ruido, esta invitación nos llama a hacer silencio, como María, y dejar que la voz de Dios resuene en nuestra vida.

Escuchar su Palabra es abrirnos a la promesa de Dios que se cumple en Jesús. Cada pasaje del Evangelio nos susurra el amor con el que el Señor nos busca y nos invita a preparar el corazón para recibirle. Es en la Palabra donde Dios revela su proyecto de salvación y donde orienta nuestros pasos hacia Él.

Escuchar nuestro propio corazón es detenernos para reconocer nuestras propias esperas, nuestros anhelos y también las heridas que necesitamos poner en sus manos. Es un acto de confianza, sabiendo que Él está con nosotros, incluso en lo más profundo de nuestras dudas o temores.

Escuchar la realidad que nos rodea nos abre al mundo que espera consuelo, justicia y amor. Dios nos habla también en los acontecimientos de cada día y, sobre todo, en el clamor de quienes sufren. Afinar nuestros oídos al hermano necesitado es escuchar al mismo Jesús que se presenta en los pequeños, en los olvidados.

Este Adviento, aprendamos a hacer silencio para reconocer la voz del Señor que nos llama a acoger su amor y su promesa. Que nuestros oídos y nuestro corazón estén siempre dispuestos a la escucha atenta y transformadora.

Invitación de nuestro párroco ESCUCHAR:

En esta segunda semana de adviento, toca estar a la escucha: Escuchar su Palabra, escuchar nuestro propio corazón, escuchar la realidad que nos rodea y, en especial, escuchar la solicitud de quien nos necesita. Que el oído de nuestro corazón esté siempre dispuesto.

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Acto penitencial de Adviento

Viernes 13: Acto penitencial de Adviento (19:30h, después de misa)

Prepara tu corazón para la Navidad. El Señor nos espera con su perdón y misericordia. Este Adviento, reconcíliate con Él y experimenta la alegría de su abrazo.

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Orar: abrir el corazón en el inicio del adviento

Comenzamos el Adviento, ese tiempo especial en el que nos preparamos para la llegada de Jesús, y lo hacemos con la invitación a Orar. La oración nos ayuda a detenernos en medio del ruido y a abrir el corazón a Dios, quien viene a nuestro encuentro como luz en la oscuridad. Orar en Adviento es un acto de espera confiada, de quien sabe que Dios cumple sus promesas.

Orar nos abre a la esperanza. Cada palabra, cada silencio compartido con Dios, nos lleva a mirar hacia adelante, confiando en que este camino de Adviento nos acerca a la luz del pesebre. Jesús viene a nosotros como el Salvador, y en la oración encontramos fuerzas para seguir esperando con paciencia, incluso en los momentos difíciles.

Orar transforma nuestra mirada. En la oración, dejamos de centrarnos en nuestras limitaciones y comenzamos a ver el mundo con los ojos de Dios. Este tiempo nos invita a orar no solo por nosotros, sino también por un mundo más justo, por quienes sufren, por la paz que tanto anhelamos.

Orar nos hace caminar con María, quien esperó con fe y humildad el nacimiento de su Hijo. Con ella, aprendemos a confiar en que las promesas de Dios se cumplirán en nuestra vida.

En este Adviento, seamos conscientes de que la oración no es solo un acto de palabras, sino un espacio de encuentro que nos fortalece y transforma. Que nuestra oración nos ayude a caminar hacia la Navidad con esperanza, vigilantes y llenos de fe en la venida de nuestro Salvador.

Invitación de nuestro párroco ORAR:

Iniciamos el adviento, tiempo de Espera. Pongamos en manos de Dios todas nuestras esperas de la vida, esperas personales y familiares. Las esperas del mundo, esperamos la paz, la concordia, la unidad mundial. Con María, madre de la esperanza, confiamos en que el niño Jesús cumplirá en nosotros su promesa.

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Inicio Adviento

Iniciamos el tiempo de Adviento, tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo.

Las misas de hoy son a las 10h, 11h, 12h, 13h y 19h

 

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Personajes del Adviento: San Juan Bautista

Si la semana pasada os hablábamos sobre el profeta Isaías, en esta entrada nos toca compartir sobre San Juan Bautista; él es una figura importante en Adviento porque es quien prepara el camino del Señor, y su historia puede resonar de manera significativa en este tiempo de anticipación.

Os compartimos una breve explicación que está adaptada para que la leáis con los más pequeños de la casa:

¿Quién es Juan el Bautista?

Juan el Bautista fue un hombre especial que vivió hace mucho tiempo, antes de que Jesús naciera. Dios tenía un trabajo muy importante para él: preparar a la gente para la llegada de Jesús, el Salvador.

¿Por qué es importante en Adviento?

Durante el Adviento, nos preparamos para celebrar el nacimiento de Jesús. Juan el Bautista es como un amigo emocionado que nos ayuda a prepararnos para recibir a Jesús en nuestros corazones.

Lo que hizo Juan:

  1. Anunció la venida de Jesús: Juan decía a la gente que alguien muy especial iba a venir. Les decían que se prepararan, que enderezaran sus caminos y que abrieran sus corazones porque algo increíble estaba a punto de suceder.
  2. Bautizó a la gente: Juan no solo hablaba, también bautizaba a la gente en el agua. Este bautismo simbolizaba limpiar el corazón y estar listos para recibir a Jesús.
  3. Habló de arrepentimiento: Juan les decía a las personas que cambiaran sus maneras si estaban haciendo cosas incorrectas. Los animaba a ser mejores personas ya amar a los demás.

 ¿Cómo podemos ser como Juan el Bautista en Adviento?

Al igual que Juan nos preparó para Jesús, nosotros también podemos preparar nuestros corazones para celebrar el nacimiento de Jesús. Podemos hacerlo siendo amables, ayudando a otros y recordando que Jesús viene a traernos amor y esperanza.

Conclusión: Juan el Bautista es como el embajador de Jesús, anunciando su llegada y preparando nuestros corazones para recibirlo. En Adviento, seguimos el ejemplo de Juan al prepararnos con alegría y anticipación para dar la bienvenida a Jesús en nuestras vidas.

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