Adviento

Actuar: llevar el amor de Cristo en este adviento

En esta cuarta semana de Adviento, la palabra que nos invita a reflexionar es actuar. Se trata de dar un paso concreto hacia los demás, llevando el amor de Cristo a todo lo que hacemos. Este tiempo nos llama a ser más que espectadores de la venida de Jesús; nos invita a ser portadores de su luz y su amor en el mundo.

Actuar en el Adviento es ir más allá de la espera pasiva. Sabemos que Jesús viene, pero su venida no es solo un evento a celebrar, es una llamada a transformar nuestras vidas. Es un tiempo para poner en práctica lo que hemos orado y escuchado, para que la Navidad no sea solo una festividad, sino un acontecimiento que transforme nuestras acciones diarias. No basta con pedir, debemos responder con hechos concretos, con caridad y generosidad, especialmente hacia aquellos que más nos necesitan.

El amor requiere acciones de amor. Si de verdad estamos preparados para recibir a Jesús en nuestro corazón, nuestra vida debe reflejar su amor. Es en la misericordia y en los pequeños gestos de bondad donde podemos hacer presente su Reino. Este Adviento es una oportunidad para llenar nuestro pesebre interior con esos actos de amor que glorifican a Dios, para que, al final, podamos decir que nuestra espera ha sido vivida en amor y servicio.

Actuar es ser portadores de la esperanza viva. Como María, que llevó a Jesús en su seno y lo dio al mundo, nosotros también debemos llevar a Cristo en nuestras vidas y ser testigos de su esperanza. Este Adviento nos llama a ser, a cada momento, una Buena Noticia para los demás, un reflejo del amor de Dios hecho carne en nosotros.

Invitación de nuestro párroco Actuar:

Toda oración, toda escucha, todo discernimiento será infecundo si no culmina en un actuar según Dios. Se acerca la Navidad, Jesús nos visita, se encarna y trae buenas noticias para nosotros. ¿Cómo puedo ser Buena Noticia para mi familia, para la parroquia, para el mundo? El amor requiere acciones de amor. Preparemos nuestro pesebre interior con esos actos de amor para su Gloria.

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Discernir: buscar la voluntad de Dios en el adviento

En esta tercera semana de Adviento, la invitación es a discernir. Discernir es mucho más que tomar decisiones; es un proceso profundo de búsqueda en el que dejamos que la luz de Dios ilumine cada paso que damos. En un mundo lleno de opciones y ruidos internos, discernir es aprender a escuchar y a elegir lo que realmente nos acerca a Él.

Discernir es buscar la voluntad de Dios en cada situación. No se trata solo de tomar decisiones prácticas, sino de permitir que su luz guíe nuestras acciones, pensamientos y sentimientos. En este tiempo de espera, discernimos cómo vivir el Evangelio de forma auténtica, cómo prepararnos para recibir a Jesús de una manera que transforme nuestro interior y nuestras relaciones.

Discernir requiere de silencio interior. Es fácil dejarnos llevar por nuestras propias opiniones y deseos, pero el discernimiento verdadero nos invita a escuchar la voz de Dios que susurra en lo profundo de nuestro corazón. Como las multitudes en el Evangelio, debemos preguntarnos: “¿Qué debemos hacer?”. Y la respuesta que buscamos no está en nuestras propias fuerzas, sino en la capacidad de estar atentos a la llamada de Dios, que siempre nos ofrece el camino de la paz y la plenitud.

Discernir también es estar dispuestos al cambio. A veces, los planes que tenemos no son los que Dios nos invita a seguir. Este Adviento es una oportunidad para estar disponibles a la transformación que Dios quiere hacer en nosotros, para seguir su llamada, aunque nos pida cambiar nuestra ruta.

Invitación de nuestro párroco Discernir:

Todo lo que pongamos en oración, lo que atendamos en la escucha, hay que discernirlo. Discernir es elegir de lo bueno lo mejor. No todo lo que se nos ocurre viene de Dios. Discernir requiere atender a la voz del Espíritu, disponibilidad para cambio de planes, y en especial distinguir la Voz de Dios de mis propias voces interiores.

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Escuchar: el arte de acoger a Dios en el corazón

En esta segunda semana de Adviento, somos invitados a escuchar. Escuchar con el corazón, más allá de las palabras, con la disposición de quien desea acoger lo que viene de Dios. En un mundo saturado de ruido, esta invitación nos llama a hacer silencio, como María, y dejar que la voz de Dios resuene en nuestra vida.

Escuchar su Palabra es abrirnos a la promesa de Dios que se cumple en Jesús. Cada pasaje del Evangelio nos susurra el amor con el que el Señor nos busca y nos invita a preparar el corazón para recibirle. Es en la Palabra donde Dios revela su proyecto de salvación y donde orienta nuestros pasos hacia Él.

Escuchar nuestro propio corazón es detenernos para reconocer nuestras propias esperas, nuestros anhelos y también las heridas que necesitamos poner en sus manos. Es un acto de confianza, sabiendo que Él está con nosotros, incluso en lo más profundo de nuestras dudas o temores.

Escuchar la realidad que nos rodea nos abre al mundo que espera consuelo, justicia y amor. Dios nos habla también en los acontecimientos de cada día y, sobre todo, en el clamor de quienes sufren. Afinar nuestros oídos al hermano necesitado es escuchar al mismo Jesús que se presenta en los pequeños, en los olvidados.

Este Adviento, aprendamos a hacer silencio para reconocer la voz del Señor que nos llama a acoger su amor y su promesa. Que nuestros oídos y nuestro corazón estén siempre dispuestos a la escucha atenta y transformadora.

Invitación de nuestro párroco ESCUCHAR:

En esta segunda semana de adviento, toca estar a la escucha: Escuchar su Palabra, escuchar nuestro propio corazón, escuchar la realidad que nos rodea y, en especial, escuchar la solicitud de quien nos necesita. Que el oído de nuestro corazón esté siempre dispuesto.

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Acto penitencial de Adviento

Viernes 13: Acto penitencial de Adviento (19:30h, después de misa)

Prepara tu corazón para la Navidad. El Señor nos espera con su perdón y misericordia. Este Adviento, reconcíliate con Él y experimenta la alegría de su abrazo.

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Orar: abrir el corazón en el inicio del adviento

Comenzamos el Adviento, ese tiempo especial en el que nos preparamos para la llegada de Jesús, y lo hacemos con la invitación a Orar. La oración nos ayuda a detenernos en medio del ruido y a abrir el corazón a Dios, quien viene a nuestro encuentro como luz en la oscuridad. Orar en Adviento es un acto de espera confiada, de quien sabe que Dios cumple sus promesas.

Orar nos abre a la esperanza. Cada palabra, cada silencio compartido con Dios, nos lleva a mirar hacia adelante, confiando en que este camino de Adviento nos acerca a la luz del pesebre. Jesús viene a nosotros como el Salvador, y en la oración encontramos fuerzas para seguir esperando con paciencia, incluso en los momentos difíciles.

Orar transforma nuestra mirada. En la oración, dejamos de centrarnos en nuestras limitaciones y comenzamos a ver el mundo con los ojos de Dios. Este tiempo nos invita a orar no solo por nosotros, sino también por un mundo más justo, por quienes sufren, por la paz que tanto anhelamos.

Orar nos hace caminar con María, quien esperó con fe y humildad el nacimiento de su Hijo. Con ella, aprendemos a confiar en que las promesas de Dios se cumplirán en nuestra vida.

En este Adviento, seamos conscientes de que la oración no es solo un acto de palabras, sino un espacio de encuentro que nos fortalece y transforma. Que nuestra oración nos ayude a caminar hacia la Navidad con esperanza, vigilantes y llenos de fe en la venida de nuestro Salvador.

Invitación de nuestro párroco ORAR:

Iniciamos el adviento, tiempo de Espera. Pongamos en manos de Dios todas nuestras esperas de la vida, esperas personales y familiares. Las esperas del mundo, esperamos la paz, la concordia, la unidad mundial. Con María, madre de la esperanza, confiamos en que el niño Jesús cumplirá en nosotros su promesa.

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Inicio Adviento

Iniciamos el tiempo de Adviento, tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo.

Las misas de hoy son a las 10h, 11h, 12h, 13h y 19h

 

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