Al encender hoy la cuarta vela, miramos a María, la Madre.
Nadie esperó con más ansia y amor. La cuna nos lo recuerda.
Nosotros queremos prepararnos así: en una esperanza que engendra vida.
El “esperante” es el obrero de lo que espera.
Caminamos con María que canta al Señor por lo que ha hecho en ella, y por lo que hace en nuestra sociedad derribando a poderosos, acogiendo a los hambrientos.
¿Qué quieres que haga? Podemos hacer una sociedad más humana y más humanizadora entre todos.
Escuchemos al Dios de la Vida y alimentémonos del pan que nos hace hermanos entre nosotros y con Jesucristo.