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Miércoles de ceniza: Vivir en sencillez

Con esperanza, damos inicio a nuestro itinerario cuaresmal con las inspiradoras palabras de nuestro párroco. En este tiempo litúrgico, nos embarcamos juntos en una travesía de reflexión, renovación y crecimiento espiritual en nuestra parroquia. Conscientes de la importancia de este período, trazaremos un lienzo de experiencias compartidas, nos sumergiremos en la profundidad de nuestro ser, cultivando la paz interior y fortaleciendo nuestro vínculo con Dios y con nuestros hermanos.

Miércoles de Ceniza

Iniciamos la cuaresma con un signo, la ceniza, que nos recuerda nuestra caducidad y la importancia de centrar nuestras fuerzas y nuestra mirada en lo importante: En el amor.

Un amor traducido en compasión, en caridad fraterna, en oración. Iniciamos con una lectura del Evangelio que nos recuerda hacer todo con la discreción del espíritu, sin bombos ni platillos. ¡Cuánto nos cuesta reconocer que solo basta con entrar en nuestro corazón y nuestro Padre que está en lo secreto nos recompensará!

En esta cuaresma, invitados a centrarnos no tanto en nuestro pecado cuanto en su Amor Gratuito. Si nos centramos en nuestros fallos vendrá la tristeza a anidar en nuestros corazones. Si apuntamos a su Amor Gratuito la alegría será grande y la contagiaremos a los demás.

Que esta cuaresma la vivamos no como una más, sino como oportunidad del alma, de encuentro con Cristo, con nuestros hermanos y con nosotros mismos.

  • Abramos el corazón a la limosna que no es otra cosa que compartir lo que tenemos con nuestros hermanos y con la comunidad.
  • Abramos nuestro cuerpo al ayuno y la abstinencia, que nos hará trascender lo material y darnos cuenta que no solo de pan vive el hombre
  • Abramos nuestra mente a una oración desde la confianza en el Padre Bueno que nos acoge a todos.

Iniciamos con ceniza, terminaremos con fuego de resurrección. Juntos esperemos que ese fuego arda en nuestros corazones y nos lleve a transformar nuestras vidas y la de nuestros hogares.

Un abrazo fraterno.

P. Luis Murillo Madrigal

Itinerario Cuaresmal

Con la intención de que este tiempo de Cuaresma sea un tiempo vivido en sencillez, que nos conduzca hacia una transformación interior, donde florezcan la compasión, la generosidad y la fraternidad. Juntos, como comunidad parroquial, abrazaremos la oportunidad de crecer espiritualmente y acercarnos más a la luz del resucitado que guía nuestro caminar.

Bajo la guía de nuestro párroco, a lo largo de la Cuaresma, iremos explorando, cada semana, algunos valores del Evangelio:

  • Primera Semana de Cuaresma: Cultivar la Interioridad

Descubriremos la riqueza de nuestro mundo interior y fortaleceremos nuestra comunión con Dios.

  • Segunda Semana de Cuaresma: Ser Testigos de la Bondad de Dios

Nos inspiraremos para reconocer y celebrar la bondad que nos rodea, recordando siempre el amor infinito de Dios.

  • Tercera Semana de Cuaresma: Compartir Fraternidad

Nos uniremos en comunidad, extendiendo la mano de la amistad y la solidaridad a todos los que nos rodean.

  • Cuarta Semana de Cuaresma: Ser Buscadores de Luz

Enfocaremos nuestra búsqueda en la luz de Dios, encontrando esperanza y orientación en tiempos de oscuridad.

  • Quinta Semana de Cuaresma: Ser Sembradores de Esperanza

Plantaremos las semillas de la esperanza cultivando la unidad y el amor en cada paso de nuestro camino.

¡Que este viaje nos llene de renovación espiritual y nos guíe hacia una vida más plena y significativa en el encuentro con Cristo Resucitado, para que podamos compartir su luz y amor con el mundo que nos rodea!

 

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Gracias Sacerdotes por vuestra fidelidad a Cristo

Con gratitud y respeto, la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) desea expresar un sincero «Gracias, sacerdotes». En medio de un panorama desafiante, quieren destacar la labor diaria de los más de 15.600 sacerdotes que, con compromiso y fidelidad, sirven a sus comunidades.

En este momento, donde la opinión pública tiende a centrarse en los escándalos de unos pocos, quieren desviar la atención hacia la entrega cotidiana y silenciosa de la mayoría. En la penumbra de la desconfianza, iluminan con su fe y dedicación, construyendo puentes de esperanza en un mundo que a menudo parece caótico.

Desde nuestra Parroquia Santísima Trinidad, nos unimos con entusiasmo a esta iniciativa de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) . Juntos, celebramos la nobleza de vuestro servicio y renovamos nuestro compromiso de apoyaros en esta misión que enriquece nuestras vidas y comunidades.

Entendemos que la labor de muchos se ve opacada por la sombra de unos pocos, pero creemos firmemente que el árbol que cae no debe eclipsar el bosque que crece. Cada día, nuestros sacerdotes cultivan el amor, la compasión y la comprensión en las vidas que tocan. Su silenciosa devoción es un recordatorio valioso de que la mayoría de los sacerdotes sigue comprometida con el servicio desinteresado.

En este momento desfavorable, queremos que sepáis que apreciamos profundamente vuestra labor y estamos agradecidos por vuestra dedicación. Vuestra luz brilla incluso en las circunstancias más difíciles, y con esta entrada, queremos hacer eco de nuestro aprecio y reconocimiento. Gracias, sacerdotes, por ser faros de esperanza en un mundo que a veces olvida la importancia de la entrega silenciosa y constante.

¡Gracias, sacerdotes, por vuestra fidelidad a Cristo y por ser guías en nuestra comunidad!

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Jornada Mundial del Enfermo 2024

El 11 de febrero, Día de la Jornada Mundial del Enfermo, nos unimos a la Campaña del Enfermo 2024 con el lema inspirador: «Dar esperanza en la tristeza». En este día especial, recordamos el llamado del papa Francisco a cuidar a los enfermos, siguiendo la mirada compasiva de Jesús.

Bajo el título «No conviene que el hombre esté solo. Cuidar al enfermo cuidando las relaciones», el Santo Padre nos exhorta a tejer lazos de amor recíproco, sanando las heridas de la soledad y del aislamiento. En este momento, reflexionamos sobre el aumento del sufrimiento psicológico y emocional, buscando maneras de acompañar a quienes padecen tristeza, desánimo o ansiedad.

En este viaje, recordamos las palabras del profeta Jeremías: «Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas». España, líder en consumo de ansiolíticos, nos desafía a contrarrestar la cultura del individualismo e indiferencia, cultivando una cultura de ternura y compasión.

La Campaña del Enfermo 2024 nos invita a reflexionar sobre la integralidad de la salud, reconociendo que va más allá del cuerpo, abarcando lo psicológico, social, cultural, ético y espiritual. Recordemos las palabras del papa Francisco: «Comprendo a las personas que tienden a la tristeza, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, aun en medio de las peores angustias».

En este día, comprometámonos a ser agentes de esperanza, extendiendo nuestras manos para cuidar y acompañar a quienes más lo necesitan. Que el amor recíproco que encontramos en la oración y la Eucaristía nos inspire a ser instrumentos de sanación, contrarrestando la cultura del descarte con gestos de ternura y compasión.

¡Demos esperanza en la tristeza y construyamos juntos un mundo más solidario y comprensivo!

 

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Campaña Manos Unidas 2024

Campaña Manos Unidas 2024: El Efecto Ser Humano «La única especie capaz de cambiar el planeta»

En Manos Unidas, se empeñan en transmitir cómo la crisis medioambiental resuena en millones de corazones, especialmente en el Sur global, afectando sus derechos fundamentales: a la alimentación, al agua potable, a la salud, a una vida digna y a un entorno saludable. Esta realidad engendra una gran injusticia climática.

Con su nueva campaña, elevan su voz en defensa del planeta, porque creen que cuidarlo es el sendero hacia la dignidad humana. Bajo el inspirador lema «El Efecto Ser Humano», buscan concienciar sobre cómo el maltrato al planeta reverbera al otro lado del mundo, resaltando el doble poder del ser humano para transformar: para bien y para mal. Son «la única especie capaz de cambiar el planeta».

Este año, no simplemente hablan del cambio climático en general; destacan una injusticia: cómo la desigualdad medioambiental afecta a millones, principalmente en el Sur global, privándolos de sus derechos más básicos. Hablan de una injusticia climática que engendra hambre y pobreza. Las personas más vulnerables carecen de recursos para enfrentar estas situaciones y son las más afectadas por las formas de consumo y producción de los países desarrollados.

Las variaciones climáticas no impactan por igual. Mientras algunos pueden hacer frente a las adversidades climáticas, millones son vulnerables a los impactos negativos del clima cambiante. La alta vulnerabilidad se refleja en la hambruna en el Corredor Seco Centroamericano, la contaminación de las aguas, la subida del nivel del mar y los desplazamientos forzosos, afectando ya a más de 800 millones de personas.

Por todas estas razones, en Manos Unidas creen que la verdadera lucha contra la injusticia climática debe partir de la convicción de la «deuda ecológica» entre los países del Norte y del Sur, como lo ha señalado el papa Francisco.

Desde su fe en la Creación, urgen al compromiso personal con los «descartados climáticos» y solicitan una acción global justa contra el cambio climático, centrada en los más vulnerables. Como dice el papa Francisco, «se necesita una acción urgente, valiente y responsable».

Somos la única especie con el poder de frenar la desigualdad ante la injusticia climática que, en gran medida, hemos causado por nuestra forma de consumir y producir. Así, podemos forjar un planeta sostenible, sin pobreza, sin hambre ni desigualdad, convirtiéndolo en una casa común para una vida digna y sin exclusión.

El compromiso de la sociedad y la comunidad internacional es esencial. Las experiencias y testimonios de las comunidades locales respaldadas por sus proyectos les muestran la relación entre la pobreza, el hambre y la inequidad climática a nivel global. Trabajando en redes como CIDSE y Enlázate por la Justicia, abordan el impacto de la injusticia climática sobre los más pobres.

¡Juntos, podemos construir un futuro donde el respeto por nuestro planeta sea el cimiento de la justicia y la equidad!

Más información: Campaña Manos Unidas 2024

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Luces en la Ciudad

¡El sábado 3 de febrero fue un día verdaderamente especial para nuestro grupo de confirmación y jóvenes de la parroquia! Nos sumergimos en una experiencia única al visitar algunas casas de Vida Consagrada, donde tuvimos el privilegio de conocer de cerca los distintos Carismas que son una preciosa riqueza para nuestra Iglesia.

Fue más que una simple visita; fue un viaje hacia la belleza de la Vida Consagrada, explorando testimonios auténticos y presenciando la entrega apasionada de las vocaciones en su entorno natural. Este encuentro, aunque sencillo, estuvo lleno de vida e ilusión, diseñado con la intención de despertar en nosotros la apreciación por la maravillosa diversidad de la Vida Consagrada.

La aventura comenzó a las 10:30h, rumbo a Los Molinos para visitar dos casas de vida consagrada y posteriormente en Los Negrales para visitar otra casa.

Comenzamos visitando a las Misioneras de Jesús, María y José. El carisma y espiritualidad de las Misioneras se centra en la contemplación de la Sagrada Familia como el modelo a imitar. En Jesús, María y José encontramos la pobreza evangélica de los sencillos y humildes, escogidos por Dios. La labor que realizan en Los Molinos es la dirección de una escuela infantil, y el trato y acogida que dispensan a las familias. En la Escuela Infantil transmiten a los niños, las palabras y los gestos de Jesús, procurando que germinen en ellos los valores humanos y evangélicos. Cumplen así su lema: Pasar por el mundo haciendo el bien.

Nos han dado su testimonio, ha sido un momento muy bonito de compartir con las Hermanas su vocación, su labor, su dedicación a los más necesitados, su entrega y su encuentro con Dios.

Caminando hemos llegado a la residencia para mayores de las Hermanitas de los pobres, donde nos han recibido algunas de las Hermanas, que, por cierto, es una comunidad muy internacional. Nos han dado testimonio, de su vocación, nos han contado como se fundó su congregación, su trabajo y dedicación a los ancianos más necesitados.

Las Hermanitas de los Pobres actualizan el gesto de su fundadora: acoger, confortar y cuidar hasta su muerte natural a los ancianos, generando en sus casas el espíritu de familia tan querido por la fundadora. Su espiritualidad se fundamenta en la vivencia del espíritu evangélico de la humildad, en la hospitalidad y en una inquebrantable confianza en la Providencia de Dios.

Después de compartir con ellas hemos comido en el jardín de la residencia, para después despedirnos de las Hermanas con una pequeña oración compartida, ya que hemos descubierto la importancia de la oración para todas las comunidades, como el sustento de su labor.

Y caminando hemos llegado al tren para llegar a Los Negrales y compartir con Las Teresianas, que son una asociación privada de fieles, que pertenecen al dicasterio de laicos y familia, no son vida consagrada, son mujeres comprometidas con el evangelio. Nos han contado su historia, su vida de compromiso, y su participación en la misión evangelizadora de la Iglesia. Además, nos han invitado a merendar.

Desde ahí nos hemos ido a Madrid, a la Catedral de la Almudena, para compartir la vigilia con más jóvenes de nuestra diócesis y junto con muchas personas de vida consagrada. Donde hemos rezado en un encuentro con el obispo auxiliar D. Jesús Vidal.

Con el lema «Aquí estoy, Señor, hágase tu voluntad» se celebraba la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Esta Jornada nos recuerda el don para la Iglesia y para el mundo de las personas consagradas en su riqueza de modos y carismas, inspirados por el Espíritu Santo a través de la escucha y el discernimiento comunitario.

Hemos rezado por la luz que son para el mundo todas las congregaciones, por cómo nos iluminan, como llevan el mensaje del Amor de Dios a todos. Hemos rezado también por quienes han sido luces para cada uno de nosotros y por aquellos para los que nosotros hemos sido luz. Hemos tenido un encuentro personal, delante del Santísimo, para dialogar con Dios, en un momento íntimo de oración. Para terminar, dando gracias a Dios por toda la vida consagrada, que cada día le dice a Dios “Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad”.

Puedes ver algunas fotos haciendo clic en la siguiente imagen:

 

 

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Jornada de la Vida Consagrada

Con el lema «Aquí estoy, Señor, hágase tu voluntad» se celebra la XXVIII Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que coincide cada año con la fiesta de la Presentación del Señor, el 2 de febrero.

Esta Jornada recuerda el don para la Iglesia y para el mundo de las personas consagradas «en su riqueza de modos y carismas, inspirados por el Espíritu Santo a través de la escucha y el discernimiento comunitario», como señalan los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada en su mensaje para este día. Esta jornada es un momento especial en el que la Iglesia católica reflexiona y celebra la vida consagrada, reconociendo la dedicación de aquellos que han consagrado sus vidas a Dios.

Tres ideas importantes que se pueden llevar a la vida diaria a partir de la celebración de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada incluyen:

Dedicación a un Propósito Más Elevado: La vida consagrada implica la dedicación total a Dios y a los demás. En la vida diaria, esta idea puede inspirarnos  a encontrar un propósito más elevado en nuestras acciones cotidianas, buscando contribuir al bien común y servir a los demás con un corazón generoso.

Vocación y Discernimiento: La Jornada de la Vida Consagrada destaca la importancia del discernimiento vocacional y la respuesta a la llamada de Dios. En la vida diaria, este principio es una invitación a la reflexión personal sobre la vocación y nuestro propósito de vida, alentándonos a buscar un sentido más profundo en nuestras elecciones y decisiones.

Comunidad y Solidaridad: La vida consagrada a menudo se vive en comunidad. En la vida diaria, la idea de vivir en comunidad puede inspirarnos a cultivar relaciones significativas, a apoyarnos mutuamente y a trabajar juntos hacia objetivos compartidos. La solidaridad y el apoyo mutuo son valores fundamentales que pueden ser aplicados en diversas circunstancias de nuestra vida.

Estas pinceladas nos pueden ayudar a integrar los valores de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada en nuestro día a día, promoviendo una mayor dedicación a afirmar la primacía de Dios, una reflexión continua sobre la vocación y la importancia de la comunidad y la solidaridad en nuestras relaciones diarias.

La Comisión Episcopal para la Vida Consagrada ha editado diversos materiales para facilitar la reflexión en torno a esta Jornada, la compartimos:

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2024, Año de la Oración

El domingo 21 de enero, con ocasión del V Domingo de la Palabra de Dios, el Santo Padre Francisco ha inaugurado oficialmente el ‘Año de la Oración’ durante el Ángelus. (más…)

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La conversión de San Pablo

La conversión de San Pablo, que como todos sabemos se produjo en el camino a Damasco, es un relato que trasciende el tiempo y nos ofrece valiosas lecciones para nuestra vida diaria. La palabra «conversión» va más allá de un simple cambio de acciones; se trata de una profunda transformación de la mente y el corazón. Así como San Pablo experimentó un cambio radical al abandonar su antigua mentalidad de persecución para abrazar la fe en Jesús, nosotros también estamos llamados a una conversión constante en nuestra vida.

En este contexto, os invitamos a explorar tres aspectos, que nos parece pueden ser clave en la conversión de San Pablo y cómo pueden ser aplicadas en nuestra vida cotidiana. Desde la transformación de mentalidades limitantes hasta el cultivo de la empatía y la apertura a un cambio positivo, cada uno de estos puntos nos desafía a seguir el ejemplo de San Pablo y a vivir de acuerdo con los principios del Evangelio. Al hacerlo, descubrimos que la verdadera conversión comienza en la mente, y al cambiar nuestra forma de pensar, podemos influir positivamente en nuestras acciones diarias y en las vidas de quienes nos rodean.

  • Liberarnos de aquello que nos limita

Bien sabemos que San Pablo experimentó una transformación radical en su camino a Damasco, nosotros también estamos llamados a dejar atrás nuestras limitaciones y miedos. La conversión de San Pablo implicó un cambio desde la persecución hacia el abrazar la fe en Jesús. Del mismo modo, en nuestra vida diaria, debemos liberarnos de las mentalidades que nos limitan y nos impiden seguir el camino del amor y la misericordia; como por ejemplo el juzgar constantemente al otro, o una percepción personal de baja autoestima.

  • Abrazar la compasión

Después de su conversión, San Pablo pasó de ser un perseguidor a ser un apóstol que se sentía amado por Dios. Cultivar la empatía y/o la comprensión en nuestra vida diaria reflejaría la transformación de San Pablo. Al abandonar una posible mentalidad crítica y abrazar la compasión, podemos construir puentes en lugar de barreras, compartiendo el amor de Cristo con aquellos que nos rodean.

  • Abrirnos a la voluntad de Dios

La conversión de San Pablo también implicó una apertura radical a la voluntad de Dios, incluso cuando esto significó cambiar su forma de vida. De manera similar, en nuestra jornada diaria, debemos estar abiertos a la voluntad de Dios y estar dispuestos a cambiar nuestras actitudes rígidas. Aceptar nuevas perspectivas y abrazar el cambio motivador nos acerca más a vivir según los principios del Evangelio.

La conversión de San Pablo no solo fue un cambio de acciones, sino principalmente un cambio en su mentalidad y en su corazón. Siguiendo su ejemplo, podemos encontrar inspiración para transformar nuestras propias mentalidades, cultivar la empatía y la comprensión, y estar abiertos a la voluntad de Dios en nuestras vidas a través de la oración, sabiéndonos misericordiosamente amados. Recordemos que la conversión es un proceso continuo y cada día es una oportunidad para crecer espiritualmente.

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Domingo de la Palabra de Dios

Para la próxima edición del Domingo de la Palabra de Dios, que se celebrará en la Basílica de San Pedro con la presencia del Papa Francisco el domingo 21 de enero de 2024, el lema escogido está tomado del Evangelio según san Juan: «Permaneced en mi Palabra» (cf. Jn 8, 31)

Reflexión

Las primeras sociedades se transmitían sus conocimientos contándose historias unos a otros. Esas historias eran el equivalente a los medios de comunicación y las escuelas de hoy en día. Puede parecer tarea sencilla, pero exigía una gran responsabilidad por ambas partes: por un lado, la responsabilidad de contar las historias de forma veraz y honesta, siendo fieles al relato original, sin dejarse vencer por la tentación de adaptarlo a nuestros intereses ni caer en la pereza de comunicarse con los demás. Por otra parte, estaba la responsabilidad de escuchar activamente las historias que otros nos cuentan; de querer oírlas y asimilar las implicaciones que puedan tener para con nuestra vida.

En ese contexto, la palabra entre los hombres era algo valioso. Mentir no entraba en la mente de las personas de bien. Dar testimonio de algo se avalaba con la honestidad y rectitud del narrador. Tal era así hasta el punto de que decir “te doy mi palabra” fue una de las formas más primitivas de contrato entre personas.

Sin embargo, la realidad que vivimos actualmente es bien distinta. Recibimos a cada minuto “demasiadas palabras”. Vivimos en un mundo con exceso de información; demasiados mensajes, llegando simultáneamente a todas horas desde infinidad de canales. Los medios de comunicación hablan a todas horas, tanto y tantos que ya no sabemos ni diferenciar un discurso de otro. Los políticos y gobernantes hablan continuamente y, conforme hablan, olvidan sus palabras. Entre tantas palabras, se hace difícil saber dónde está la verdad y dónde no. Todo parece importante, urgente, inmediato. Tanto es así que es difícil saber dónde escuchar y, más aún, qué no oír para no confundirnos.

Nosotros no nos quedamos atrás; se nos ha contagiado la necesidad de decir muchas más cosas de las que pensamos. A veces, somos pocos reflexivos y demasiado impulsivos en un mundo que ofrece tantos altavoces para expresarnos que la tentación de hacernos oír supera a la de saber qué decir. Un grupo musical español, El Último de la Fila, dijo una vez: “si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir”. No sería mal consejo hoy en día.

Y así, vivimos en un maremágnum en el que no sabemos (qué) escuchar ni pensamos dos veces qué decir. De este modo, la palabra cada vez vale menos. Se ha vuelto más vacua, efímera, barata y prescindible de lo que nunca fue. Parafraseando al filósofo checo Milan Kundera, cabría pensar que la mayoría de las palabras que nos rodean son insoportablemente leves. En este caos, en el que cuesta tanto encontrar un punto de apoyo desde el que articular nuestra realidad, tiene valor que nunca el reconfortante peso de “la Palabra que nunca caduca”: la Palabra de Dios.

Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan 1, 14)

En 2019, durante el 16º aniversario de la muerte de San Jerónimo, fiel amante de la Palabra de Dios y autor de la célebre traducción Vulgata de la Biblia, el Papa Francisco instituyó en la Carta apostólica Aperuit illis, el tercer domingo del tiempo ordinario a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios.

El Verbum (o Logos o Palabra) se suele traducir en tratados teológicos como «Verbo«. Como dice el evangelista, el Verbo Divino «se hizo carne y habitó entre nosotros» (Juan 1:14). Es decir, el Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad, es el Verbo, la Palabra Eterna de Dios entre nosotros. No puede haber, entonces, tiempos más adecuados para celebrar la Palabra de Dios con nosotros que estos que ha escogido el Santo Padre. Ante los interrogantes que nos plantea cada día nuestra vida personal y eclesial, estamos invitados a buscar la respuesta en la Palabra de Dios, que es «la luz que resuelve sus dudas, que afianza sus convicciones, que responde a sus preguntas y que refuerza sus inquietudes».

Cuando rezamos la oración que Cristo nos enseñó, pedimos a Dios Padre que nunca nos falte el pan nuestro de cada día. Al hacerlo, debemos ser conscientes que pedimos tanto por el alimento material, necesario para nutrir nuestro cuerpo, como por el otro pan, el Pan de Vida, que alimenta nuestro alma y nos da fuerzas para seguir avanzando cada día en el camino de Santidad. Ese Pan de Vida es la Palabra de Dios.

La palabra de Dios es el alimento de vida necesario para el caminar juntos como pueblo de Dios. Es fuente de ilusión, esperanza y guía para seguir por el sendero de Dios y hacer presente su reino. Por ello, este Domingo de la Palabra nos invita redescubrir la Sagrada Escritura y a dejarla crecer en nuestro corazón junto a Aquel que no cesa de darnos su Palabra y compartir su pan en la comunidad de los creyentes. Es una ocasión para afianzar en la vida personal, comunitaria y pastoral el valor de la Palabra de Dios.

La inquietud por leerla, meditarla y convertirla en comunidad os recuerda que La Palabra es un diálogo constante de Dios con su pueblo, que nos enriquece y nos enseña a dar testimonio de su tesoro. No en vano, un lugar privilegiado del encuentro entre la comunidad cristiana y la Palabra de Dios es la celebración eucarística.

Cuando Jesús abandona su vida privada, lo impulsa el anuncio de la Palabra de Dios, que debe ser llevada a todos. El Señor invita a la conversión y llama a los primeros discípulos para que transmitan también a los demás la luz de la Palabra. Este dinamismo nos ayuda a vivir el Domingo de la Palabra de Dios: la Palabra es para todos, la Palabra llama a la conversión, la Palabra hace anunciadores.

La Palabra de Dios es para todos. El Evangelio nos presenta a Jesús siempre en camino a los demás. Lo vemos como peregrino mensajero que anuncia la buena nueva del amor de Dios y ayuda a que otros también puedan ver la luz. La Palabra de Dios está destinada a todos. Y si la salvación está destinada a todos, el anuncio de la Palabra también es para toda la comunidad. Debemos predicar la salvación para todos y allanar el camino para recibirla. Somos llamados a llevar el anuncio del Reino y cuidar la Palabra. Aprendamos de Jesús a poner la Palabra en el centro, a ensanchar nuestras fronteras, a abrirnos a las personas, a generar experiencias de encuentro con el Señor.

La Palabra de Dios nos llama a la conversión. Jesús nos dice: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 4,17). La Palabra de Dios nos sacude, nos inquieta, nos apremia a la conversión. Cuando entra en nosotros, transforma nuestro corazón y nuestra mente; nos lleva a orientar nuestra vida hacia el Señor. Dios se ha hecho cercano a ti, así que toma conciencia de su presencia, hazle lugar a su Palabra y cambiarás la perspectiva de tu vida: pon tu vida bajo la Palabra de Dios. Este es el camino que nos muestra la Iglesia; todos estamos bajo la autoridad de la Palabra de Dios, y no bajo los gustos, tendencias y preferencias del mundo terrenal.

La Palabra de Dios nos convierte en anunciadores. Jesús nos invita con su Palabra a ser «pescadores de hombres» (Mt 4,19), a salir al encuentro de nuestros hermanos y proclamar la alegría del Evangelio. Este es el dinamismo de la Palabra: nos convierte en apóstoles que sienten el deseo irreprimible de proclamar la Palabra de Dios. Sintámonos llamados por Jesús a anunciar su Palabra, a testimoniarla en las situaciones de cada día, a vivirla en justicia y caridad, a llevar el consuelo que nos transmite a quienes se sienten oprimidos y desanimados, con el anuncio impetuoso de Dios que transforma la vida con la alegría de saber que Él es Padre y se dirige a cada uno de nosotros a través del don magnífico que es su Palabra.

La Conferencia Episcopal Española se une cada año a la celebración de este Día y anima a su celebración con la publicación de los materiales que elabora el área de Pastoral bíblica de la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado. Os lo compartimos:

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Octavario Unidad de los Cristianos

El Octavario por la Unidad de los Cristianos es un tiempo de oración y reflexión que se celebra anualmente del 18 al 25 de enero, este año 2024 con el lema «Amarás al Señor, tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo» (cf. Lc 10,27).

Durante este periodo, cristianos de diferentes denominaciones se unen en oración por la unidad de la Iglesia. Esta iniciativa tiene sus raíces en el movimiento ecuménico, que busca promover la colaboración y la comprensión entre las diversas tradiciones cristianas.

La elección de las fechas del 18 al 25 de enero está simbólicamente vinculada a la fiesta de la Conversión de San Pablo el 25 de enero. San Pablo es reconocido por su papel en la expansión del cristianismo y su contribución a la teología cristiana. Este periodo también incluye la Fiesta de la Cátedra de San Pedro el 22 de enero, que destaca la autoridad apostólica de Pedro.

Tres ideas importantes que se pueden llevar a la vida diaria a partir de la celebración del Octavario por la Unidad de los Cristianos incluyen:

  • Respeto y Tolerancia: La celebración del Octavario destaca la importancia de respetar y tolerar las diferencias entre las diversas tradiciones cristianas. Este principio puede aplicarse en la vida diaria al fomentar el respeto y la tolerancia hacia aquellos que tienen creencias, opiniones o prácticas diferentes.
  • Colaboración y Unidad: La oración por la unidad de la Iglesia impulsa la idea de trabajar juntos para objetivos comunes. En la vida diaria, esto se traduce en buscar la colaboración y la unidad en diversas áreas, ya sea en el trabajo, la comunidad o las relaciones interpersonales.
  • Diálogo y Comprensión Mutua: El Octavario destaca la importancia del diálogo entre las diferentes denominaciones cristianas para promover una mayor comprensión mutua. En la vida diaria, el fomento del diálogo y la búsqueda de comprensión pueden contribuir a relaciones más armoniosas y a la construcción de puentes entre personas con perspectivas diversas.

Estas ideas pueden ayudar a cultivar un espíritu de respeto, colaboración y comprensión en la vida cotidiana, contribuyendo así al ideal de unidad que se busca durante el Octavario por la Unidad de los Cristianos.

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso piden para esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que «oremos con intensidad, para que nuestra Iglesia sea de verdad casa de acogida».

El tema de reflexión para la esta Semana de Oración, propuesto este año por los cristianos de Burkina Faso, es la parábola del buen samaritano, en la que Jesús explica en qué consiste amar al prójimo.

Os compartimos un video elaborado por la CEE

Reflexiones bíblicas y oraciones para el octavario (haz clic en la imagen de cada día podrás acceder a la reflexión y oración del día, también puedes escucharlo en Podcast)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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