Señor: Será en tu presencia
cuando rinda mis cuentas
de las horas vividas,
horas desiertas.
Tú, Creador de los mundos,
de la luz, de los días,
yo sin nada en las manos,
con las manos vacías.
Hay Señor, que vergüenza
cuando llegue a tu vista,
cuando estando en el mundo,
ya en el mundo no exista,
pedirás que te diga
lo que tú ya sabías,
que te explique la causa
de mis manos vacías.
No valdrán las excusas
que mi mente alimenta,
porque todas del tiempo
no completan la cuenta,
te diré que en mi tiempo
fabriqué fantasías
y me dirás que a ti llego
con las manos vacías.
Trataré con mis manos,
de abarcarme a mí mismo
y decirte que llevo
en mis manos mi abismo,
que no llevo las obras
que de mi esperarías,
pero llego a tu vista
con las manos vacías.
Sonriendo del intento
de abarcarme a mí mismo
y tratar con mis manos
de abarcar el abismo,
mostrarás tú tus manos,
cuando extienda las mías
y veré que he llegado
con las manos vacías.
Que dolor cuando mire
cómo sangran tus llagas,
la maldad de los hombres,
que en amor tú les pagas,
te diré Jesucristo,
por tus crueles sangrías,
da tu perdón al que viene
con las manos vacías.
Amén