En las tinieblas se encendió una luz,
en el desierto clamó una voz.
Se anuncia la buena noticia:
¡El Señor va a llegar!
Preparad sus caminos, porque ya se acerca.
Adornad vuestra alma como una novia se engalana el día de su boda.
Ya llega el mensajero.
Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.
Cuando encendemos estas tres velas,
cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya,
para que brilles, llama, para que calientes.
¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz,
caliéntanos en tu amor!