Avisos Cáritas

Campaña por el empleo 2024

Con el lema PONTE EN MODO: “EMPLEO DIGNO” la Iglesia de Madrid, a través de su Cáritas Diocesana, celebrará el próximo 14 abril de la Campaña de Empleo 2024. Con ella se quiere hacer hincapié en la necesidad de actuar, de ponerse en marcha, para garantizar que todas las personas puedan acceder a un empleo digno, principio de vida y fuente de derechos y prolongación de la obra creadora de Dios.

La realidad es que cada vez más personas y familias, teniendo o no trabajo, no llegan a final de mes y tienen serias dificultades para afrontar todos los gastos fijos, como el pago de la vivienda; esta situación afecta de manera especial a la población más vulnerable.

Por eso no olvidemos las palabras del papa Francisco, quien señala que un empleo hace que la persona recupere la esperanza, la confianza y la dignidad. También nuestro arzobispo de Madrid, don José Cobo, nos invita a “desmontar los factores que generan el desempleo”.

Ante esta realidad social, laboral y económica, pongámonos en marcha.

Desde el Servicio Diocesano de Empleo se ofrece orientación, asesoramiento, formación o mediación con empresas para abrir la puerta a la inserción laboral.

En el último año hemos atendido a 6304 personas.

En la Campaña hablamos de:  FORMACIÓN que ayude a las personas a trabajar por potenciar sus habilidades y talentos; CONEXIÓN entre todos los agentes (empresas, Administración y sociedad civil) para compartir responsabilidad y favorecer entornos de igualdad; e INSERCIÓN laboral que conlleve a una inserción en la sociedad. Pedimos que, al estilo de Jesús de Nazaret seamos Buena Noticia, esperanza y mano tendida para tantas personas y familias que desean ponerse en marcha.

Interconectados todos los actores sociales, digamos: ¡ponte en modo empleo digno!

Materiales:

👉Guía campaña empleo (Con Dinámicas)

👉Flyer campaña por el empleo

👉Así actúa el servicio diocesano de empleo

👉Presentación Campaña por el empleo 2024

 

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Jornada Por la Vida

Jornada por la vida

Hoy, 8 de abril,  celebramos la Jornada por la vida 2024 bajo el lema «La vida, buena noticia». Esta Jornada la Iglesia la celebra el 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor, pero este año, al coincidir con el lunes Santo, se ha trasladado al 8 de abril.

Del Mensaje de los Obispos:

La vida, ¡qué maravillosa noticia! Así nos lo recuerdan los obispos en esta  Jornada por la Vida 2024. Es un don divino, desde su inicio hasta su término natural, que merece ser recibido con alegría y cuidado, no como un simple derecho humano, sino como una gracia que nos compromete.

Al comienzo de este viaje, la maternidad es celebrada y apoyada con amor y solidaridad. Es un llamado a brindar ayuda a las madres, mostrándoles que la vida que llevan en su seno es una bendición, no importando las circunstancias. Y aunque valoramos los avances médicos, rechazamos cualquier forma de manipulación artificial que viole la integridad del don de la vida.

A lo largo del camino, en medio de la fragilidad humana, estamos llamados a cuidar y proteger cada vida. Debemos combatir la trata de personas y la esclavitud moderna, así como aliviar la pobreza extrema y mostrar compasión hacia los migrantes y trabajadores vulnerables.

Incluso en la ancianidad y en los momentos de enfermedad terminal, la vida sigue siendo una bendición. Es un tiempo para el cuidado amoroso, especialmente en el seno de la familia. Y más allá de este mundo, tenemos la esperanza de la vida eterna, gracias al amor redentor de Jesucristo. Con María, Madre de la Vida, como intercesora, podemos construir una cultura que celebre y proteja cada don de la vida. ¡Que así sea!

Os compartimos el material preparado por la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida:

👉 Mensaje de los obispos

👉 Estampa

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Marca la ‘X’ de la Iglesia en tu declaración de la renta

Un viaje Por Tantos

Manuel, Almudena, Isco, Jade y muchos más como ellos solían pasar por alto la casilla de la Iglesia al hacer su declaración de la renta. Sin embargo, todo cambió cuando presenciaron de primera mano el impacto social y espiritual que la Iglesia tiene en la sociedad. La experiencia de «Un viaje Por Tantos», en la que 15 personas participaron, confirmó que muchos contribuyentes que antes no marcaban la casilla de la Iglesia cambiaron de opinión al descubrir todo lo que se realiza gracias a ella. Fue un viaje que no solo abarcó 1.200 kilómetros en el mapa, sino también un viaje interior, donde se encontraron con realidades diversas que conmovieron profundamente.

Presenciar cómo un sacerdote entrega su vida en regiones olvidadas de España llevando esperanza a hogares desatendidos, conocer de cerca los esfuerzos de la Iglesia para apoyar a mujeres víctimas de violencia, el compromiso en el ámbito familiar y de la salud mental, el trabajo con personas sin hogar y aquellos privados de libertad… todo esto deja una huella imborrable.

De más de 200 solicitudes, se seleccionaron ocho mujeres y siete hombres, de edades comprendidas entre los 19 y 61 años. Aunque no tenían conexión previa, compartían algo en común: ninguno marcaba la casilla a favor de la Iglesia en su declaración de la renta. Entre ellos se encontraban una comercial, una médico, un transportista, una profesora de inglés, tres estudiantes, una persona desempleada, una psicóloga, un ilustrador, una camarera y una animadora infantil.

Durante los cinco días del viaje, del 19 al 23 de febrero de 2024, compartieron sus inquietudes, preguntas y opiniones en un ambiente de respeto y diálogo, algo que no siempre es fácil en una sociedad tan polarizada como la nuestra. El resultado de esta experiencia, de este viaje a las «periferias físicas y existenciales», como lo expresaría el papa Francisco, ha sido documentado en la campaña Xtantos.

En la página web ‘www.unviajeportantos.es‘ podrás encontrar spots y un minidocumental que reflejan el cambio que experimentaron estos viajeros, quienes ahora son portavoces —con su testimonio sincero y libre— de lo que significa marcar esa pequeña «X» para millones de personas. Te invitamos a explorar y descubrir por ti mismo el poder de una simple acción.

10 razones para marcar la ‘X’ de la Iglesia

  1. Es una forma sencilla de colaborar con la Iglesia, ya que no supone trámites engorrosos, basta con marcar una ‘X’ en la casilla de la Iglesia. Si hemos recibido el borrador en casa, se debe comprobar que la casilla aparece marcada; de lo contrario, modificarlo es muy sencillo.
  2. No te costará nada, porque no te van a cobrar más por la declaración al marcarla ni te van a devolver menos.
  3. Demuestra el compromiso a la Iglesia y a la actividad que realiza.
  4. Es de las pocas cosas que podemos decidir sobre nuestros impuestos. Es decir, si la dejamos en blanco, es el Estado el que decide por nosotros sobre esa pequeña cantidad de dinero.
  5. Demostramos a la sociedad que son muchos los que valoran la labor que realiza la Iglesia. El perfil de las personas que marcan la ‘X’ de la Iglesia es muy diverso. Todos forman parte de la comunidad Xtantos.
  6. Marcando la ‘X’ se ayuda a sostener a la Iglesia en el desarrollo de sus actividades: mantenimiento del clero, anuncio del Evangelio, vivencia de la fe y una inmensa labor asistencial que desarrolla en España y en todo el mundo.
  7. Supone decir “sí” a la libertad religiosa, consagrada en la Constitución española y a su ejercicio pleno y efectivo en una sociedad plural y democrática.
  8. Es una decisión libre y democrática que no perjudica a nadie. Se pueden marcar simultáneamente las casillas de la Iglesia católica y la de fines sociales.
  9. Es el dinero mejor invertido. En la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia, cada año se puede conocer en qué emplea ésta sus recursos.
  10. Para los no católicos o no practicantes, marcar la casilla supone también reconocer el papel que la Iglesia tiene en la sociedad española, especialmente con los más necesitados en este tiempo de dificultad.
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Dones del Espíritu Santo: Temor de Dios

En estos días tan especiales de Pascua, cuando la luz de la vida triunfa sobre las sombras de la muerte, es fundamental recordar la presencia y el poder de los dones del Espíritu Santo en nuestras vidas. Son como llamas que encienden nuestro corazón, guiándonos y fortaleciéndonos en nuestro camino de fe.

En la Pascua, recordamos cómo el Espíritu Santo descendió sobre los corazones de los discípulos, infundiéndoles valor, sabiduría y amor para llevar el mensaje de esperanza al mundo. Por ello, cada jueves de Pascua, queremos reflexionar sobre la importancia de estos dones, porque son ellos los que nos capacitan para vivir como verdaderos discípulos de Cristo.

Desde el corazón de nuestra comunidad parroquial, hemos invitado a diversos miembros a compartir sus perspectivas sobre esta temática. En este primer jueves de Pascua, nos complace presentar la inspiradora reflexión de Ana, confiando en que sus palabras iluminen nuestros corazones y nos guíen hacia una comprensión más profunda de la gracia divina que nos rodea.

Temor de Dios:

‘Cuando se trata de hablar o vivir uno de los siete dones del Espíritu Santo, creo que lo primero es postrarme ante su Majestad, su inefabilidad, su Amor incondicional, para que Él me dé la luz y pueda expresar con palabras algo muchas veces inexpresable.

El Temor De Dios, eso que se podría interpretar como miedo humano, pero que se expresa de otra forma en el alma. Mirando en ésta, nos puede inundar la esperanza de sabernos hijos de Dios, y por tanto dignos de su Amor.

Pero su Amor es gratuito, como todo lo que me da, solo puedo agradecer, confiar y sentir mi pequeñez, que Él quiere llenar de luz. Humildad frente a su grandeza, sabiéndome indigna de tanta gracia.

Pero, mi seguridad al saberme perdonada puede llevarme a crecerme en mi misma, y por tanto a cerrar mi corazón y dejar de seguirle en su camino de entrega y servicio, a no cargar con la cruz. He aquí mi temor.

Ante tan gran misericordia, me siento pequeña, débil, indigna, sabiendo que, a pesar de tan gran regalo, una y otra vez vuelvo a ofenderle. Cómo explicar la grandiosidad que se siente al entrar en un lugar sagrado, en un templo, en lo más profundo del alma, donde los místicos se unen a Él.

Por ello, recuerdo cuando el Señor, con su santa humanidad viene a redimir a las almas hechas a su imagen, a hacernos sentir su amor y entrega en la Cruz, mostrándonos el camino de su seguimiento.  Es la confianza como dirá el Papa Francisco en su exhortación sobe Teresita de Lisieux “C’est la confiançe”, la que nos guía en esta senda.

El saber que, en nuestra debilidad, en nuestra entrega en sus brazos, el Señor crece en nuestro interior y nos llena de su Paz.

Este temor de Dios puede ser principio y guía de nuestro peregrinar en la tierra por caminos que el Señor conoce, sabiendo bien lo que nos conviene. Para ir descubriendo su designio, me pongo a sus pies para mostrarle mi “nonada”, mi pequeñez y asombro ante su Santidad.

Ante el misterio de su grandeza solo puedo guardar silencio, sobrecogida y de rodillas, sabiendo que Él siempre me mira.’

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Vivir la Pascua

La Pascua, un tiempo sagrado de 50 días, en el que celebramos que Cristo ha resucitado, nos invita a sumergirnos en la celebración de la VIDA en toda su plenitud. Es una temporada de reflexión sobre el significado íntimo de nuestra existencia y nuestra fe. En nuestro devenir diario, la Pascua nos recuerda que la esperanza siempre prevalece y nos anima a renovar nuestras fuerzas, sin importar las sombras que puedan cruzar nuestros caminos.

Cada alba es una nueva oportunidad para dejar atrás nuestras faltas y comenzar de nuevo, para ofrecer y recibir perdón. Nos llama a apartar la mirada de nuestras propias preocupaciones y a estar atentos a las necesidades de los demás. La Pascua nos desafía a ser compasivos, a amar sin reservas y a irradiar luz en un mundo que a menudo se sumerge en la oscuridad.

En medio de este mundo frenético y en ocasiones caótico, la Pascua nos exhorta a encontrar momentos de paz y serenidad. Nos recuerda que la verdadera fortaleza no yace en la ausencia de problemas, sino en la capacidad de enfrentarlos con fe y valentía. En esos momentos de lucha descubrimos nuestra propia resistencia y la presencia constante de la gracia de Dios que nos sostiene.

La Pascua no solo tiene un impacto en nuestras interacciones exteriores y relaciones con los demás, sino que también influye profundamente en nuestro mundo interior y en la relación con nuestro propio yo. Interiormente, la Pascua nos desafía a dejar de lado nuestro egoísmo y orgullo, invitándonos a cultivar la humildad y la autenticidad. Nos llama a examinar nuestras acciones, motivaciones y actitudes, fomentando la reflexión sobre cómo podemos mejorar como individuos.

La temporada de Pascua nos impulsa a confrontar nuestros propios errores y debilidades, a reconocer la necesidad de perdón y reconciliación dentro de nosotros mismos. Nos insta a ser más compasivos y comprensivos con nuestras propias luchas internas, así como con las de los demás. Además, nos recuerda que la verdadera transformación comienza desde adentro hacia afuera, desafiándonos a crecer espiritualmente y a encontrar la paz interior a través de la fe y la comunión con Jesús.

Cristo Resucitado está presente en cada amanecer que nos regala una nueva oportunidad para recomenzar. Se manifiesta en los actos de perdón y reconciliación, donde experimentamos su amor incondicional y su misericordia. Su luz brilla en medio de la oscuridad, recordándonos que Él es la fuente de nuestra esperanza y fortaleza. Cristo Resucitado habita en cada gesto de amor y servicio desinteresado, en cada muestra de compasión y solidaridad hacia nuestros semejantes. Es decir, Cristo Resucitado vive en el corazón de cada uno de nosotros y en cada faceta de nuestra existencia, inspirándonos a vivir con fe, esperanza y amor.

Vivir la Pascua en nuestra vida diaria implica irradiar la luz y la alegría que emana de esta temporada en cada relación y situación que enfrentamos. Es cultivar la gratitud por las pequeñas bendiciones que nos rodean y compartir esa gratitud con los demás. Es abrazar la vida con pasión y sentido, sabiendo que cada experiencia, ya sea adversa o favorable, nos moldea y nos acerca a nuestra verdadera esencia.

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Gratitud por la Semana Santa vivida

Querida comunidad parroquial,

Nos dirigimos a vosotros llenos de gratitud tras haber vivido una Semana Santa verdaderamente especial en nuestra parroquia. En primer lugar, deseamos expresar nuestro más sincero agradecimiento a cada uno de vosotros, quienes con vuestro compromiso y entrega habéis hecho posible que esta semana fuera tan hermosa y significativa espiritualmente para todos nosotros.

Queremos extender nuestro agradecimiento a nuestros sacerdotes, quienes nos han acompañado con su sabiduría y guía durante estos días tan importantes. Agradecemos especialmente a D. Jesús quien nos acompañó el jueves santo, y también a D. Luis, D. Apolinar y D. Alejandro, cuya presencia constante en todas las celebraciones ha sido un verdadero regalo para nuestra comunidad. También queremos reconocer la dedicación de los seminaristas Jaime y Guillermo, así como la labor incansable de nuestra querida sacristana Carmen.

No podemos olvidar a todos aquellos que han contribuido en la preparación del Monumento, en el embellecimiento de nuestra Iglesia, en la organización de las liturgias y en la participación activa en las diferentes ceremonias. Agradecemos a los fotógrafos, al coro, a los lectores, a los monaguillos y a cada uno de vosotros que, con vuestra presencia y vuestras oraciones, nos habéis acompañado en este camino espiritual.

Durante estos días tan especiales, hemos recibido palabras de nuestro párroco, D. Luis, así como la oportunidad de orar juntos con la oración ‘Orar con la Palabra’ en los domingos:

  • El Jueves Santo: no tenemos nada escrito (con la emoción del inicio del riduo pascual, se nos pasó recoger sus palabras); no obstante, el día del amor fraterno, de la institución de la Eucaristía y del sacerdocio, son palabras que aún resuenan en nuestros corazones con profundo significado.
  • El Viernes Santo: Hoy viernes Santo los brazos de Jesús se abren en la cruz para abrazar a la humanidad entera. Abraza tu dolor, tu esperanza de que todo saldrá bien, si confiamos en el Padre. Como Jesús, en ese árbol bendito de la Cruz, pronunciemos sus palabras, “todo está cumplido” muchas cosas en nuestra vida finalizan y empiezan a la vez. Jesús lo aprendió de su Madre en aquel «hágase». También pronunciemos “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”. Oración confiada en que el Padre no nos dejará solos, que Él nos levantará de donde estemos.
  • El Sábado Santo: ¡En soledad con María mujer de la esperanza! Mujer Empoderada en el Amor De Dios. Mujer cuna de la Palabra. Mujer fiel en la cruz. Contigo Madre esta Noche Santa esperamos ver a tu Hijo levantado por la diestra del Padre. ¡Promesa cumplida, con Él, seremos levantados todos! Y como San Pablo podamos decir: «¡Quiero conocerle!, quiero experimentar el poder de su Resurrección!» (Filipenses 3,10) ¡Cristo Vive!

Y finalmente, en el Domingo de Resurrección, celebramos con alegría y renovada esperanza la victoria de la vida sobre la muerte. Y nos ofrece las siguientes palabras: ¡Feliz Pascua de Resurrección a todos!

Os invitamos a revivir estos momentos a través de las fotos que hemos compartido (hacer click en la siguiente imagen), y esperamos que os traigan de vuelta los recuerdos de esta semana llena de significado y amor. Que estas imágenes sean un recordatorio de la presencia viva de Cristo en nuestras vidas y en nuestra comunidad parroquial.

En nombre de toda la comunidad de la Santísima Trinidad de Villalba, queremos agradecer una vez más a cada uno de vosotros por vuestra colaboración, vuestra dedicación y vuestro amor. Que la alegría y la esperanza de la Resurrección permanezcan siempre en nuestros corazones, guiándonos en nuestro camino de fe.

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Feliz Pascua de Resurrección

¡Cristo vive! ¡Ha resucitado! ¡Aleluya!

Os compartimos la felicitación de Pascua de nuestro párroco, el P. Luis Murillo:

Hoy es una ocasión de alegría para todos los seguidores de Jesús, alegría y júbilo se agolpan en nuestro corazón, sabiendo que la victoria de Cristo sobre la muerte es nuestra victoria.

Celebrar la resurrección es celebrar la vida en todas sus facetas. Es sabernos acompañados en cada momento de nuestras vidas, sabiendo que igualmente puede mover las piedras que nos atan en nuestros sepulcros, para renovar y dignificar nuestra existencia.

Celebrar la resurrección es apostar por dar vida por donde pasemos.

Procuremos en esta Pascua, exclamar como San Pablo: “Quiero conocerlo a Él; y quiero probar el poder de su resurrección” (Filp. 3, 10). Acércate a conocer a Jesús que Vive, y a probar ese poder la resurrección que todo lo transforma.

Es el Amor quien vuelve a la vida, llamados a amarle más y servirle. Escucha en tu corazón aquello que dijera Jesús a Teresa de Ávila: “Solo con oírte decirme una vez que Me Quieres, crearía de nuevo el universo”

¡Un abrazo en Cristo que Vive! ¡Feliz Pascua de Resurrección!

 

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Merienda de Manos Unidas

El efecto ser humano
El viernes 16 de febrero, por la tarde, nos hemos reunido en los salones parroquiales para presentar la campaña de este año de Manos Unidas.
Nuestro planeta sufre el maltrato al que le sometemos los seres humanos y las consecuencias de ese maltrato las sufren los países más pobres, las personas más vulnerables. La campaña de Manos Unidas de este año está enfocada en conseguir un planeta sostenible, sin pobreza, ni desigualdad ni injusticia. Como nos recuerdan, el ser humano es la única especie capaz de cambiar el planeta.
Después de ver el video de la campaña, dejamos que haga eco en nosotros lo que esté video nos ha transmitido y en silencio nos hacemos esta pregunta: Dios nuestro, ¿qué quieres que haga yo?
A la luz de la Palabra de Dios que nuestro párroco nos ha compartido nos interpela Dios y nos habla al corazón, nos preguntamos ¿qué nos pides a cada uno de nosotros?
Por grupos pequeños ponemos en común estas preguntas y luego lo exponemos a todo el grupo.
Para terminar esta primera parte con una oración, escuchando la canción ‘Dime como ser pan’ y ver como queremos ser pan para los demás, como ser pan de justicia.
Terminamos poniéndonos en las manos de Dios rezando un Padre Nuestro.
Para pasar a la cena del hambre y compartir juntos.

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Fiestas Navideñas

Las fiestas navideñas parroquiales son como un cálido abrazo que nos envuelve en una atmósfera única de esperanza, solidaridad y fe. Cada año, el festival de Navidad marca el inicio de esta temporada especial, llenando el corazón de la comunidad con alegría y la magia contagiosa de la celebración. Es más que un simple evento; es una experiencia entrañable que nos conecta a nivel espiritual y humano.

El festival de Navidad en nuestra parroquia en la que participan casi todos los grupos parroquiales, es un crisol de emociones, donde las luces brillantes y los villancicos resonantes se mezclan con la risa de los niños y las buenas relaciones de los adultos. La representación del nacimiento de Jesús nos transporta a un momento atemporal, recordándonos la importancia de la humildad y el amor desinteresado, algo de esto nos hemos encontrados también en las oraciones que se nos han regalado en estas fechas.

A medida que avanzamos a través de las diferentes festividades en la parroquia durante la temporada navideña, como la propia Natividad del Señor o las solemnidades de Santa María Virgen y la Sagrada Familia,  la conexión entre los miembros de la comunidad se fortalece. Los momentos compartidos en cenas grupales, las misas especiales y las actividades solidarias nos recuerdan la esencia misma de la Navidad: el dar, el recibir y la unidad en la diversidad. La parroquia se convierte en un refugio donde las diferencias se desvanecen, y la familia se extiende más allá de los lazos de sangre.

En medio de cánticos, oraciones y regalos, nos acompañaron los Reyes Magos de Oriente dando paso a la culminación de estas festividades con el Bautismo del Señor, un acto sagrado que simboliza la renovación y la purificación.

Las fiestas navideñas parroquiales son, en definitiva, un recordatorio de la belleza de la tradición y la comunión. A través de la celebración del nacimiento de Jesús y la participación en diversas actividades, la parroquia se convierte en un “hogar espiritual” donde los corazones se abren, se atesoran recuerdos, se fortalece la comunidad y nos recuerda la importancia de la fe y la fraternidad en nuestras vidas. En estas fiestas navideñas, encontramos la oportunidad de reflexionar sobre el año que termina, renovar nuestros propósitos y abrazar la esperanza de un futuro lleno de amor y compasión, es lo que se sugería en las entradas en la que ofrecía el mensaje de navidad y del año nuevo 2024.

P. Luis Murillo

Si deseas ver fotos de alguno de los momentos vividos, haz clic en la siguiente imagen:

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Mensaje Año Nuevo y Oración Nochevieja

En este inicio de un nuevo año, quiero extenderos mi más sincera felicitación y mis mejores deseos para cada uno de vosotros y vuestros seres queridos. Que el año que comienza nos brinde la oportunidad de crecer en nuestra fe, fortalecer nuestros lazos comunitarios y vivir en armonía con los demás.

En este tiempo de reflexión y renovación, recordemos que la esperanza y la fe son nuestros pilares. Que podamos enfrentar los desafíos con valentía, confiando en la gracia de Dios que nos guía y nos sostiene en todo momento.

Que el amor y la paz de Cristo llenen nuestros corazones y hogares, y que podamos ser instrumentos de su amor en la comunidad. Que nuestros esfuerzos colectivos contribuyan a hacer de este mundo un lugar más justo, compasivo y lleno de comprensión.

Que la luz de la verdad ilumine nuestro camino y nos guíe hacia la prosperidad espiritual. En este nuevo año, renovemos nuestro compromiso con la caridad, la compasión y la solidaridad, buscando siempre servir a los demás con humildad y amor.

Que la bendición del Señor esté con cada uno de vosotros y vuestras familias en el año que comienza. Que encontremos alegría en las pequeñas cosas, fortaleza en los momentos difíciles y gratitud en cada día que se nos regala y juntos podamos “Crear comunidad al estilo de Jesús”.

Os deseo un año nuevo 2024 lleno de bendiciones, amor y paz. Que Dios os guíe y os proteja en todo momento.

Con aprecio y oraciones,

P. Luis Murillo

También os compartimos la oración de fin de año:

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